General Motors cerrará su planta OBB, ubicada en Quito, hasta finales de agosto de 2024. Luego empezará con un modelo de compañías nacionales de comercialización de vehículos y servicio postventa.
Hasta entonces, su personal completará la producción de la camioneta Chevrolet D-Max, programada para este 2024, que será similar a la del 2023.
De acuerdo con el anuario estadístico de la Asociación de Empresas Automotrices del Ecuador (Aeade), en 2023 se vendieron 8 524 unidades de la D-Max, que es la camioneta más demandada en el mercado nacional.
No solo el personal que labora en la planta es afectado, las empresas ecuatorianas que fabrican partes y piezas están en grave riesgo, dice el director Ejecutivo de la Cámara de la Industria Automotriz Ecuatoriana (Cinae), David Molina.
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La caída de la producción nacional
La industria automotriz, que funciona en Ecuador, fabricaba 40 000 automotores hasta el 2018. Desde entonces empezó una reducción constante hasta llegar a las 20 000 unidades. Molina dice que las causas principales fueron la apertura comercial con la Unión Europea, llegada de marcas chinas, la pandemia del Covid y la crisis económica.
De esta última cantidad, el 50% corresponde a la planta de OBB de General Motors y la diferencia se reparten entre Aymesa y Ciauto.
Con la salida de General Motors, la producción nacional bordeará los 10 000 vehículos al año, estima Molina.
Según él, los fabricantes nacionales de partes y piezas ya se ajustaron a ese tamaño de mercado y ahora perderán el 50% con la salida de General Motors. “La pregunta es cómo se ajusta otra vez y podremos sostener las actuales fuentes de trabajo. En los últimos cinco años la industria perdió 3 000 empleos”.
Fabricantes de las partes y piezas
En Ecuador funcionan cerca de 30 empresas que se decidan a fabricar autopartes para estas ensambladoras. De ese grupo, hay unos que laboran casi de forma exclusiva para General Motors, cuenta Molina.
El resto se diversificó con las otras ensambladoras o atienden a otros giros de negocios como línea blanca.
Molina calcula que entre seis y ocho son muy dependientes de las compras de General Motors. Se dedican a elaborar chasis y balde la camioneta, tubos de escape, asientos, cardanes, ejes, entre otros.
“La empresa que menos depende de General Motors le vende el 30% de su producción”, dice Molina.
La afectación a los fabricantes
El sector de autopartes genera más de 5 000 fuentes de trabajo directas. De ese número, 1 500 corresponden a neumáticos y baterias que tienen un mercado más amplio que el ensamblaje, señala Molina.
Él considera que hay 2 500 empleos que están en riesgo sino se toman acciones por parte del Gobierno de Ecuador y la industria nacional. Molina anticipa que hay empresas que difícilmente resistirán.
Las alternativas de reactivación
El sector industrial trabaja en dos aspectos principales. El primero es impulsar proyectos de inversión para que las plantas que seguirán funcionando aumenten su producción.
La intención es que incrementen sus compras a los fabricantes de partes y piezas para minimizar la afectación y evitar el cierre de las firmas autopartistas.
Serían proyectos enfocados en la exportación a Colombia, dice Molina.
Aymesa y Ciauto analizan estas posibilidades. Pero, hay que considerar que si concretan la implementación lleva tiempo y podrían arrancar en el 2025, destaca Molina.
“En ese caso se requiere un trabajo conjunto con los proveedores de autopartes para conocer qué podrían producir en nuevos proyectos”.
El segundo aspecto es el apoyo del Gobierno ecuatoriano. Esta industria solicitó una reunión con los ministros de Economía y de Producción y Comercio Exterior. La idea es establecer una política de incentivos tributarios para las empresas que incorporen más autopartes fabricadas en Ecuador e impulsen la compra de repuestos repuestos nacionales.
Otra opción son líneas de crédito. Molina señala que es importante no perder la base industrial ecuatoriana de un sector que demanda de mano de obra muy calificada o tecnificada.