El presidente Daniel Noboa presentó este martes 17 de diciembre de 2024 la primera conversión de deuda destinada a la conservación terrestre y de agua dulce en la Amazonía ecuatoriana. Esta medida generará beneficios financieros y ambientales para el país, al destinar recursos a la implementación del Programa Biocorredor Amazónico (BCA) y sus iniciativas de conservación.
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La operación refinanció aproximadamente 1 530 millones de dólares en bonos globales mediante un crédito de 1 000 millones de dólares con mejores condiciones. Esto reducirá el servicio de la deuda (pago de capital más interés) en 816 millones de dólares hasta 2035.
Así, la transacción permitió extender los plazos de vencimiento de los bonos hasta 11 años y desconcentrar pagos entre 2025 y 2040.
El Programa Biocorredor Amazónico
Los recursos liberados financiarán el Programa Biocorredor Amazónico (BCA). La iniciativa busca proteger 4,6 millones de hectáreas de áreas protegidas y sumar 1,8 millones de nuevas hectáreas de bosques y humedales.
Además, busca conservar 18 000 kilómetros de ríos, promoviendo la biodiversidad y la conectividad ecológica. El programa también impulsa la bioeconomía, fortaleciendo los medios de vida de las comunidades amazónicas.
“Esto es lo justo con el ambiente, con el planeta y con las futuras generaciones”, señaló Noboa. Además, destacó el esfuerzo del equipo ministerial para concretar esta operación que sitúa a Ecuador como pionero en conservación y desarrollo sostenible.
Por su parte, el ministro de Economía, Juan Carlos Vega, explicó que la transacción mejorará la estabilidad fiscal y permitirá asegurar 460 millones de dólares para proyectos sostenibles en la Amazonía, convirtiéndose en la mayor cifra recaudada en este tipo de transacciones financieras. “Transformamos la deuda en esperanza y la biodiversidad en un legado para la humanidad”, dijo.
Así fue el canje por conservación
La conversión fue posible gracias al apoyo de organismos como The Nature Conservancy (TNC), Corporación Financiera Internacional para el Desarrollo (DFC) del Gobierno de los Estados Unidos, que proporcionó un seguro de riesgo político por 1 000 millones de dólares. Además, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) otorgó una garantía parcial de liquidez por 155 millones de dólares, y el Bank of América actuó como agente estructurador de la nueva operación.
Además, Ecuador se benefició del asesoramiento técnico y legal de Hogan Lovells, Enosis Capital, Centerview Partners, y Global Green Growth Institute.
Galo Medina, de The Nature Conservancy (TNC), señaló que el Biocorredor Amazónico es un ejemplo de conservación y desarrollo económico, pues combina la conversión de deuda con herramientas técnicas, políticas públicas y planificación estratégica. “Este será el primer programa centrado en ecosistemas terrestres y de agua dulce. Es un modelo de gestión que se convierte en una solución integral diseñada junto a pueblos y comunidades indígenas”.
Por su parte, Diego Inclán, representante del Instituto Nacional de Biodiversidad (Inabio), señaló que esta entidad respaldó el proceso del BCA mediante asistencia técnica y más de 40 años de estudio científico de la zona amazónica. Según los estudios ejecutados, la Amazonía alberga a más del 10% especies de flora y fauna conocidas hasta el momento. “La biodiversidad debe ser la base del desarrollo, más aún cuando se trata de un país megadiverso como el nuestro”, dijo.
Los recursos generados por esta conversión de deuda serán gestionados a través del Fondo Biocorredor Amazónico. El programa recibirá un promedio de 19 millones de dólares anuales durante los próximos 17 años.