David Castellanos 'Escenario preelectoral y empleo marcarán el 2020'

Entrevista a David Castellanos, intendente nacional de riesgos de la SB. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Entrevista a David Castellanos, intendente nacional de riesgos de la SB. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Entrevista a David Castellanos, intendente nacional de riesgos de la SB. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

¿Cómo se visualiza el 2020, considerando que algunos multilaterales proyectan un estancamiento en la economía?
La economía viene atravesando más de dos años de bajo o modesto crecimiento. Organismos internacionales y el propio Banco Central destacan que posiblemente hubo decrecimiento en el 2019. Para el 2020, la condición preelectoral y los desequilibrios macroeconómicos que aún afectan a la economía propiciarán un crecimiento nulo o, posiblemente, una nueva recesión.

¿Qué temas económicos marcarán este año?
Será un año bastante par­ticular. Es preelectoral y eso va a condicionar mucho las decisiones del sector privado, el cual necesita conocer la tendencia del nuevo Gobierno antes de tomar decisiones de negocios. Es una posición de cautela y es poco probable que el país recupere en el 2020 inversión extranjera. Por otro lado, el tema del empleo va a ser trascendental, y preocupa a empresarios y al Gobierno. Si no hay una recuperación del indicador o no se evita que se siga deteriorando, no solo el 2020 va a ser un mal año sino el 2021. Y eso va a tener un impacto en la recaudación tributaria. Hay que recordar que las ventas en el 2019 ya tuvieron un retroceso frente al 2018.

¿Cuánto ayuda la nueva Ley tributaria?
Va a generar más recaudación, pero hay un escenario poco amigable para que las empresas puedan expandir sus ventas, porque tenemos un problema de demanda. La gente, al no tener un empleo fijo, reduce la compra y eso termina retardando la reactivación del aparato productivo.

¿Qué tanto se avanzó en la estabilidad fiscal el 2019?

Los problemas fiscales son los mayores desequilibrios que mantiene la economía. El país tuvo que reajustar sus metas con el FMI, tomando en cuenta las condiciones sociopolíticas y socioeconómicas. El déficit del 2019 fue de USD 4 043 millones, una cifra más alta de la esperada. El país debió gastar más de lo planificado y tuvo que seguir buscando endeudamiento. Para el 2020 aún se necesitan otros 10 000 millones en financiamiento. En dolarización no se pueden imprimir billetes para tapar la deuda y toca patear la deuda. Eso se puede ir convirtiendo en una bola de nieve y, por eso, hay que lograr que el sector privado se recupere.

¿En qué sectores ve oportunidades en este año?
Algunos sectores comerciales que se benefician del acuerdo con la Unión Europea, el cual permitió que varios aranceles bajen y que llegue mercadería para el consumidor e insumos para la industria con mejores precios. Los proyectos atados al metro de Quito o al tranvía en Guayaquil van a demandar mano de obra, servicios, etc. También veo oportunidades en áreas tecnológicas y de emprendimiento donde no se necesitan instalaciones tan grandes sino de conocimiento y desarrollo de soluciones rápidas. Hay casos de éxito en el país en estos temas. La Superintendencia de Bancos también impulsa un proyecto para generar capacidades en pequeños emprendimientos que no tienen acceso a crédito. Incluye capacitación, con un fondo específico.

¿Qué sectores tendrán un escenario más adverso?
El país es exportador de materias primas y ahí hay varios desafíos. Aún existen problemas con el camarón. China demanda más controles a los países por la aparente llegada de la mancha blanca. Ese es un tema donde el Gobierno está trabajando, pero mientras más se demoren las acciones puede impactar en mantener esos más de USD 3 000 millones de ingresos que genera el sector, porque China es el principal mercado del crustáceo. Otro sector es el banano, luego de que el mercado ruso advirtiera de la detección de la mosca jorobada en un envío. Es un problema fitosanitario que puede castigar al país. El sector palmicultor lleva más de un año en emergencia y no se recupera por la pudrición del cogollo. Y hay problemas en el sector cacaotero. Otra actividad sensible es la inmobiliaria. La falta de empleo y la incertidumbre afectan. El índice de confianza del consumidor oscila entre 33 y 35 puntos, cuando hace dos años estaba entre 40 y 45. Es decir, si uno hace una consulta en la calle, la gente va a decir que vive el día a día.

¿Cómo amortiguar el deterioro en el empleo?
La reforma laboral debería modernizar el mercado laboral. Un tema importante es impulsar el teletrabajo. Otro tema es adaptar los contratos a las actividades. Por ejemplo, poder tener contratos de siembra y cosecha, que no son permanentes. Eso permitirá aliviar la carga a las empresas.

¿Qué se puede recomendar a las empresas para su toma decisiones este año?

Es momento de vigilar la liquidez. Eso les va a permitir a las empresas tener un capital de maniobra o de trabajo para seguir moviéndose en el tiempo, tendrán que tratar de ver y focalizar las necesidades de la demanda. Es decir, no pueden salir con productos que quizás sean caros, sino buscar productos más baratos. La innovación también es importante, apostar hacia economías colaborativas.

¿Y para el consumidor?
Siempre hay oportunidades en una crisis. Cuando hay una reducción en la demanda, hay afectación en la oferta a nivel de precios. Entonces, puede ser una oportunidad para acumular patrimonio o ahorrar en activos que no se devalúan, como bienes raíces. Para quienes no tienen capital, deben buscar cómo satisfacer sus necesidades más próximas. Hay que evitar sobreendeudarse y abusar de la tarjeta de crédito.

Formación.
Ingeniero en Economía. Máster en Dirección Financiera de la Universidad San Pablo CEU.
Experiencia. 
Ha sido analista de Asobanca, Director de Análisis Económico en Multienlace, entre otros cargos. Y, es Intendente Nacional de Riesgos de la Superintendencia de Bancos.

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