Las historias de los emprendedores tienen diversas motivaciones y objetivos. Pero lo que las une es el deseo de salir adelante y aportar a la familia y a una mejor sociedad.
Hoy en día existen numerosas ideas de negocios, muchas surgen por la afinidad que tienen las personas con alguna actividad, pero se combinan con el potencial del producto o del servicio.
Algunos emprendedores encontraron en la elaboración de comida una alternativa para generar ingresos. Lo que antes hacían por pasatiempo o simple diversión para las reuniones con familiares y amigos, de repente se convirtió en una oportunidad de negocios. Ahora han alcanzado una gran acogida, gracias a la difusión por redes sociales y por el boca a boca.
En cambio, otros emprendedores decidieron juntar su pasión y conocimientos con las aspiraciones de otras personas, para formar iniciativas colectivas.
Este trabajo en conjunto ayudó a muchos emprendimientos a sostenerse durante la pandemia. También ha servido como impulso para quienes empezaron sus negocios y no querían arriesgarse sin algún tipo de apoyo.
La colaboración entre emprendedores amplifica los beneficios porque reduce costos en los espacios de exhibición. Además, ayuda a conjugar ideas para crear nuevos productos o servicios.
Mientras tengan su motivación y encuentren oportunidades para seguir trabajando, estos negocios tienen el potencial para crecer y ser referentes de ideas atractivas y rentables en el país.
‘Flor de fuego’, salsa de ají que prospera con el boca a boca
Cuando comenzó la pandemia y el planeta entero tuvo que encerrarse, María José García y su esposo, Omar Jurado, se quedaron sin trabajo.
Ella se dedica a las asesorías de tesis y proyectos y tiene un negocio de catering, pero todos los eventos y reuniones se suspendieron. Él es bajista de la banda guayaquileña Red Case, pero de un momento a otro todos los conciertos quedaron suspendidos.
Frente a estas circunstancias adversas, surgió una idea, la cual se materializó en un emprendimiento que viene creciendo con el esfuerzo diario. Se trata de Flor de fuego, una marca que surgió con el objetivo de ofrecer a los comensales salsas de ají y aderezos.
Son cinco sabores para deleitar el paladar: salsa de ají clásica, salsa de ají de tomate de árbol salsa extrapicante, chimichurri y salsa de queso. Todo nació en el seno del hogar de la pareja, ubicado en la ciudadela Guayacanes, en el norte de Guayaquil, donde viven con su perrita Bimba.
“Durante la pandemia nos tocó pasar bastante tiempo en la cocina. Omar quiso empezar a hacer ají. Él armó la primera opción, que es ahora la salsa clásica”, recuerda María José, quien es ingeniera comercial y estudió Gastronomía y Panadería en La Escuela de los Chefs. Con sus conocimientos en culinaria, ella perfeccionó las recetas y así fueron surgiendo los distintos sabores.
Inicialmente no lo veían como un negocio. “Una vez llevamos las salsas a una reunión de amigos y a todos les encantó. Entonces nos sugirieron que las vendamos”.
Todo el proceso comenzó a mediados de 2020 y su primera venta fue el 1 de enero de 2021, a un amigo quien les hizo un pedido grande, por litros. Desde ahí, gracias al boca a boca y a las redes sociales, su emprendimiento fue ganando clientes y mercado.
La línea gráfica del producto fue creada por Arlette Triviño, una amiga de la pareja que es diseñadora. Y el nombre fue elegido entre Omar y María José.
Las redes sociales las crearon desde 2021. Son @FlordeFuegoEc (Facebook), con 253 seguidores; y flordefuegoec (Instagram), con 854 seguidores. Además, un amigo los contactó con varios ‘influencers’. “A uno le enviamos una muestra del producto y le encantó. Entonces aceptó hacernos la publicidad sin cobrar”, comentó la emprendedora.
Lo mismo ocurrió con otros ‘influencers’. Y también están las recomendaciones de sus clientes. Todo esto les ha ayudado a expandir su negocio.
Los esposos trabajan duro para consolidar el emprendimiento. Según María José, “hay que ser persistente para quedarse en el mercado. Mucha gente desiste rápido y por eso los negocios no progresan. Pero con base en mi experiencia previa en el catering, sé la importancia de persistir”.
Los piqueos de ‘Tasty Dips’ llegan a toda la ciudad
Katia Gálvez de Arroba es periodista, trabajó un tiempo en medios de comunicación y en bienes raíces. Pero ante todo, siempre ha sido una emprendedora. Por eso, tras mucho planificar, en 2019 le apostó todo al negocio de alquiler de ropa.
Junto con un sobrino que vive en Estados Unidos compraron vestidos, carteras, accesorios, zapatos, trajes para matrimonio, graduaciones y diferentes ocasiones.
Sin embargo, cuando todo estaba preparado, llegó la pandemia. Los eventos a escala mundial se cancelaron y el negocio de alquiler de ropa no llegó a inaugurarse.
Katia se quedó con las prendas ya compradas. “Hasta hoy tengo vestidos totalmente nuevos, con etiquetas, que no he podido vender porque los modelos ya pasaron de moda”.
Pero no se dejó vencer y en medio de esta adversidad se abrió una puerta que no había contemplado: la venta de comida, específicamente de ‘dips’ y piqueos.
Katia siempre los hacía para las reuniones con su familia y amigos. Pero decidió empezar a venderlos. Así nació ‘Tasty Dips’.
“Cuando vino la pandemia nos encerraron. En mi urbanización hicimos un chat de todos los residentes”, recuerda Katia, quien vive en Bosques de la Costa, en la vía a la Costa.
“Un día, cuando todavía estábamos en un encierro total, una vecina escribió que le daba mucha pena no celebrarle el cumpleaños al hijito. Preguntó quién podía hacerle una copa mexicana y unos piqueos”.
Katia le comentó eso a su esposo y a sus hijos, quienes le dijeron que ella podía ofrecer varias opciones de productos a la vecina. “Así empecé. Mis primeros clientes fueron mis vecinos”.
En mayo de 2020, por el Día de la Madre, su emprendimiento comenzó a tomar forma. “Comencé ofreciendo morocho con empanadas. Después hice higos, las copas mexicanas… Hacía unas empanadas de creación mía, las empanaditas mexicanas. También un ‘dip’ de cebollitas caramelizadas que fue un ‘boom’, todos me lo pedían”.
Casi a finales del primer año de pandemia creó su página de Instagram por sugerencia de su familia, que le insistía que se dedicara de lleno al negocio. “Me daba miedo, pues todavía no había fiestas ni nada de eso, pero finalmente me decidí”, recuerda la mujer.
Las redes sociales del emprendimiento son tasty_dipsec (Facebook) y @tasty_dipsec (Instagram).
El nombre salió por votación de toda la familia. Y el logo se lo elaboró un sobrino que vive en Estados Unidos. Katia recuerda que al principio le salía un pedido cada fin de semana. Pero con el tiempo se está dando a conocer. “Ahora tengo pedidos todos los días”.
Esta emprendedora considera que la adversidad en pandemia le ayudó a descubrir talentos. “Uno debe seguir su instinto para poder alcanzar sus sueños”.
Trabajo artesanal y diseño confluyen en esta iniciativa
El emprendimiento de Carolina Tobar nació en plena pandemia, en junio de 2020. Cuando el panorama parecía empeorar, esta emprendedora tuvo la idea de impulsar el trabajo de los artesanos ecuatorianos.
Bajo su marca Unique Ecuador, Tobar reúne la propuesta artesanal de pequeños emprendedores de Pichincha, Santa Elena, Esmeraldas y Morona Santiago.
Este proyecto nació con el objetivo de dar mayor visibilidad al trabajo de estos productores que, por largo tiempo, no pudieron comercializar sus artesanías en lugares físicos, como tiendas o ferias.
Así lograron tener espacio en Internet, a través de redes sociales, y en la galería que tiene Tobar en la ciudad de Quito.
Este emprendimiento colaborativo impulsó la idea de comercio justo. De esta forma, los artesanos definen un precio real de venta, el cual cubre sus costos de insumos y mano de obra y les genera utilidad, sin restar valor a su trabajo.
Tobar es diseñadora. Con sus conocimientos y el trabajo de los artesanos, también ha podido crear objetos únicos. Esto le da un valor agregado a la producción.
“Es importante innovar las artesanías ecuatorianas. Los emprendedores tienen todo el conocimiento y la técnica para trabajar los materiales. Nosotros les guiamos para que se conviertan en productos más funcionales y atractivos”, asegura Tobar.
Ella se encarga de seleccionar los productos, sacarles fotografías, armar los catálogos y de la distribución a los clientes.
Los productos que ofrece Unique están elaborados con madera como chonta, bambú, laurel, ciprés. También hay artesanía en coco, tagua, calabaza, entre otros.
Lo interesante del trabajo en conjunto es que se ha podido combinar diversas técnicas y materiales de los emprendedores, para crear diferentes productos.
Antes de iniciar con este emprendimiento, Tobar se dedicaba únicamente al hogar y tuvo un primer negocio, que no tuvo los resultados esperados.
Aprovechó esa experiencia y el tiempo para capacitarse, estudiar y volcar todo el conocimiento en esta nueva idea de negocio.
“Ver que mi propuesta genera un aporte beneficioso e impacto a un grupo de personas me da mucha satisfacción personal. Estoy convencida de que las mujeres podemos lograr lo que nos propongamos”, asegura.
La iniciativa de esta emprendedora alcanzó el primer lugar del programa de financiamiento Mujeres impulsando mujeres, con lo cual puede fortalecer sus estrategias y proyectos.
Entre ellos está ampliar la red de artesanos con nuevas propuestas. Actualmente, Unique reúne a diez emprendedores de la artesanía.
Además, desea poder exportar las creaciones, para internacionalizar el trabajo artesanal.
La colaboración potenció a este emprendimiento
El desafío de reinventarse en la época de pandemia estuvo presente en Galería Limón, un emprendimiento ubicado en Conocoto, en la capital.
Este negocio nació en 2018 como una tienda de ropa, que era el sueño de Gissela Paucarima Alcívar. “Siempre quise tener un negocio enfocado en el estilo, con una atención personalizada”, afirma.
El emprendimiento fue consolidándose a lo largo de los años y fortaleciendo su cartera de clientes. Con el inicio de la pandemia aparecieron los problemas y su propietaria tuvo que pensar en estrategias para seguir a flote.
Primero empezó con la promoción y venta por redes sociales. Luego surgió la idea de invitar a más marcas de emprendedores a formar parte de la tienda.
El propósito fue brindarles un espacio de venta físico y la oportunidad de promocionarse en Internet. Con ello, también aprovechan la sinergia para alcanzar objetivos comunes.
Paucarima es madre de una niña de 8 años y es abogada de profesión. Con estos cambios, tuvo que poner pausa a su carrera y dedicar todo su tiempo y esfuerzo a su negocio propio, que tiene su toque personal y calidez.
En este espacio, las personas podrán encontrar la propuesta de 15 emprendedores de alimentos, moda, cosmética, joyería, etc.
“Todos los productos que están en la galería pasan por un proceso de control de calidad y seguimiento. Así brindamos confianza y seguridad a nuestros clientes”, asegura Paucarima.
Para ella es importante este espacio, porque brinda la oportunidad de que los emprendedores puedan expandir sus iniciativas.
Galería Limón facilita los procesos de comercialización. Los emprendedores no tienen que estar dedicados 100% a las ventas ni a los envíos, ya que la tienda les ayuda con estas acciones.
Además, la propietaria afirma que existe un crecimiento constante del emprendimiento, ya que frecuentemente le contactan nuevos pequeños empresarios para ser parte de este lugar.
La emprendedora afirma que el nuevo enfoque del negocio es gratificante. Exalta que ahora tiene nuevas funciones: desde propietaria, hasta fotógrafa, encargada de marketing y más, pero que lo hace con todo gusto y cariño, para que el establecimiento siga creciendo, de la mano de las marcas participantes.
También se siente orgullosa de poder generar empleo. Por ahora, tiene a una madre de familia soltera que le ayuda con la atención al cliente y las ventas.
“Este negocio está conformado casi al 100% por mujeres independientes, con grandes ideas y que se esfuerzan constantemente”, dice.
A mediano plazo, Galería Limón quiere abrir nuevos espacios dentro de Quito y también en otras ciudades del país.