Un sismo de magnitud 7.1 con un epicentro muy cercano al balneario de Acapulco sacudió la noche del martes 7 de septiembre del 2021 el centro y sur de México.
Tras el fuerte temblor, las autoridades confirmaron la muerte de una persona en la localidad de Coyuca de Benítez, en el suroccidental estado de Guerrero. La alcaldesa de Acapulco, Adela Román, dijo que se registraron “derrumbes no graves en la zona costera y muchas fugas de gas”.
Asimismo, en un recorrido de la Agencia Efe por la zona costera de Acapulco, se constató la caída de estructuras metálicas y cristales rotos en algunos establecimientos, además del desmoronamiento de una parte de una fachada de una vivienda.
El terremoto de este martes sucedió en la misma fecha -7 de septiembre- en la que acaeció un terremoto de 8.2 en la localidad de Chiapas, en 2017, hace cuatro años. Este fenómeno natural tuvo su epicentro en el Golfo de Tehuantepec y afectó principalmente los estados de Oaxaca y Chiapas, donde 98 personas perdieron la vida, 78 de ellas en Oaxaca, 16 en Chiapas y cuatro en Tabasco.
Vista de daños estructurales tras el terremoto de 7.1. Foto: EFE
No es la primera vez que se suscita esta coincidencia.
El 19 de septiembre de 1985 México vivió un terremoto de 8.1 que “devastó a la zona centro de la ciudad, provocó daños severos en cientos de edificios y causó la muerte de miles de personas”, según recoge una publicación de la BBC en 2017. Se calcula que este sismo dejó alrededor de 20 000 muertos.
En la misma fecha pero 32 años después –19 de septiembre del 2017– la localidad mexicana de Puebla sintió un terremoto de 7.1 que dejó un saldo de aproximadamente 369 víctimas mortales.
Sobre esta última repetición de fechas en la que sucedieron los terremotos, Behzad Fatahi, experto en geotécnica, dijo en 2017 a CNN que la coincidencia de fechas se trata solo de eso, de una coincidencia.
Los terremotos pueden ocurrir en cualquier momento sin advertencia previa, explicó Fatahi, y estos no se pueden predecir como con otros fenómenos naturales como un huracán o un tornado. “Aún no se puede predecir los terremotos con suficientemente antelación como para evitar las muertes”, dijo Fatahi.
“Tal parece que septiembre se ha convertido en sinónimo de temblor (y miedo) para los habitantes de la capital mexicana”, recoge el medio local El Financiero, haciendo referencia a que septiembre ha marcado una especie de “patrón” para que los terremotos azoten a México.
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