Los talibanes mataron este sábado a cuatro secuestradores y colgaron sus cuerpos en público en la ciudad de Herat, en el oeste de Afganistán, en el primer castigo de este tipo desde que los fundamentalistas tomaron el control total del país.
Los cuatro secuestradores murieron en un enfrentamiento con las fuerzas talibanes la mañana de hoy en la ciudad de Herat y después de ello sus cadáveres fueron atados y colgados en diferentes puntos de la ciudad, dijo a Efe un funcionario del gobierno local en condición de anonimato.
Las cuatro personas habían secuestrado a un cambista ya su hijo en el distrito quinto de la ciudad, en esta misma jornada, y lo mantenían cautivo en un área cercana, según esta fuente. Poco después del secuestro, las fuerzas de inteligencia de los talibanes comenzaron la búsqueda y rápidamente dieron con el paradero de los secuestradores, tras lo que iniciaron la operación de rescate.
Cuando las fuerzas de seguridad llegaron a la zona, en el cuarto distrito policial de la capital provincial, e intentaron rescatar a las personas secuestradas, los secuestradores abrieron fuego contra los talibanes. “Finalmente se desató un enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y ellos.
En el enfrentamiento, los cuatro secuestradores fueron abatidos en el lugar en pocos minutos”, dijo la fuente que aseguró que las fuerzas talibanes no sufrieron bajas en el choque. Las dos víctimas fueron rescatadas de manera segura sin sufrir daños, añadió.
Después de esto, detalló, los cuerpos de los secuestradores fueron colgados en público, en un lugar en el que miles de personas se reunieron para observar el castigo.
Algunas imágenes difundidas en las redes sociales muestran el cuerpo de una de estas personas, ensangrentado, colgando de una grúa en una de las principales rotondas de la ciudad con un cartel en el pecho en el que se lee: “Quien lleve a cabo un secuestro correrá la misma suerte”. Esta es la primera vez que los talibanes cuelgan en público cadáveres de presuntos criminales desde que tomaron el control total del país el 15 de agosto.
Los brutales castigos como el ahorcamiento, las imputaciones, la lapidación, y los latigazos, fueron sanciones comunes durante el primer gobierno los talibanes en 1996-2001. Durante este periodo, los islamistas radicales colgaban en público, casi a diario, cuerpos de criminales en Kabul o alguna provincia del país.
Este tipo de castigo no fue implementado por los talibanes durante las dos décadas de guerra que siguieron a la invasión estadounidenses y su expulsión del poder.
Las ejecuciones de hoy ocurren un día después de que el Gobierno talibán negará haber fijado una posición sobre la restauración de castigos extremos, asegurando que su Administración aún no ha tomado una decisión al respecto.
Los secuestros para obtener rescates han sido uno de los mayores problemas para los comerciantes y, en su mayoría, los ciudadanos de clase adinerada del país durante las últimas dos décadas.
Pese a intensos esfuerzos de parte de las las fuerzas de seguridad, este tipo de delito no ha podido ser prevenido ni reducido.