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El Papa viaja a Irlanda con el escándalo de la pederastia a cuestas

Marie Collins (centro izquierda), víctima de abusos, camina junto al arzobispo de Dublín, Diarmud Martin (centro derecha), en el Encuentro Mundial de las Familias. Foto: Paul FAITH / AFP

Marie Collins (centro izquierda), víctima de abusos, camina junto al arzobispo de Dublín, Diarmud Martin (centro derecha), en el Encuentro Mundial de las Familias. Foto: Paul FAITH / AFP

Marie Collins (centro izquierda), víctima de abusos, camina junto al arzobispo de Dublín, Diarmud Martin (centro derecha), en el Encuentro Mundial de las Familias. Foto: Paul FAITH / AFP

Tal vez este sea uno de los viajes más complicados para un Pontífice de la Iglesia Católica. Francisco llega hoy, 25 de agosto del 2018, a Dublín para participar en el cierre del Encuentro Mundial de las Familias.

Los temas fundamentales de la cita son la educación de los hijos, la preparación al matrimonio y las familias en dificultad, pero los casos de abusos sexuales a menores en la Iglesia no pasarán desapercibidos durante su tarea pastoral en

No son solo los casos de Pensilvania, donde un informe reciente de la Corte Suprema de ese estado reveló que al menos un millar de niños fueron abusados durante 70 años, con el conocimiento y silencio de la jerarquía, sino también los de Chile y la misma Irlanda.

Hace una decena de años, Irlanda, uno de los países más católicos del mundo, se vio golpeada por un informe en el que se denunciaba que hubo 2 500 casos de violencia sexual y de todo tipo a menores por parte de religiosos y religiosas irlandesas entre 1940 y 1980.

Aunque los casos son de hace decenas de años y la totalidad de los sacerdotes de los que se habla o han muerto o fueron apartados de la Iglesia en su momento, se ha vuelto a pedir a Francisco que incremente la lucha contra estos crímenes.

Por el momento, lo que se ha anunciado anticipadamente para bajar la presión -en otros viajes nunca se anunció antes- es que el Papa se reunirá con un grupo de víctimas de abusos.

También el Papa se detendrá, para un momento de recogimiento, en una capilla del altar central de la pro-catedral de Santa María de Dublín, en donde se colocó hace tiempo una vela para recordar a las víctimas de diferentes abusos.

Y es probable que el Papa en alguna de las seis intervenciones que haga se refiera abiertamente a los abusos en Irlanda.

Las cifras no son nada halagüeñas para el Vaticano y muestran la crisis del catolicismo en Irlanda. En 1979, Juan Pablo II congregó a 450 000 personas en el santuario de Knock (oeste) y a más de un millón en la misa que ofició en el Phoenix Park de Dublín, el mayor evento público organizado hasta esa fecha.

Francisco volverá el domingo a Knock para compartir una mañana de oraciones con 45 000 peregrinos en este lugar de apariciones marianas, según los fieles, situado a apenas 35 kilómetros de la localidad de Tuam, tristemente famosa por el hallazgo en 2014 de casi 800 esqueletos de niños en cámaras subterráneas de un convento de monjas del Buen Socorro.

Una comisión de investigación determinó que, entre los restos, había “un número de individuos” de edades comprendidas entre las 35 semanas de gestación y los 2 y 3 años, hijos de las madres solteras acogidas en duras condiciones por las religiosas de Tuam entre 1925 y 1961.

Un año antes, otra pesquisa oficial reveló el comportamiento de las monjas católicas en las llamadas ‘Lavanderías de la Magdalena’ donde, entre 1922 y 1996, miles de internas trabajaron en un régimen de semiesclavitud y abusos.

Después de la cita en Knock, el Papa argentino Jorge Bergoglio se desplazará en helicóptero al Phoenix Park, para oficiar una eucaristía de despedida ante, previsiblemente, unos 500 000 fieles.

Esas cifras, mucho menores que las registradas durante la visita de Wojtyla, reflejan la pérdida de popularidad de la Iglesia en Irlanda, considerado hasta hace poco el país más católico de Europa y donde, ahora, solo un tercio de los adultos, la mayoría de la tercera edad, va a misa los domingos.

El último censo oficial, del 2016, reveló que el 78% de la población se declara católica, frente al 93 % de hace tres décadas, mientras que el Seminario Nacional recibió el pasado año solo seis novicios, el número más bajo desde su fundación en 1795, según el diario Irish Times.

En línea con esa pérdida de influencia y en contra de los dictados de la Iglesia, Irlanda se convirtió en el primer país del mundo que dio luz verde al matrimonio gay a través de un referendo, celebrado en el 2015. Asimismo, la gran mayoría del electorado irlandés volvió a pronunciarse el pasado mayo en otra consulta a favor de la reforma de la ley del aborto, que era una de las más restrictivas del mundo.

Durante la misa del Phoenix Park, está anunciado que grupos de víctimas de los abusos sexuales cometidos por religiosos se congregarán en el Jardín del Recuerdo de Dublín, para pedir al Pontífice que haga algo para aclarar toda la verdad sobre estos casos.

El Vaticano ha confirmado que Francisco se reunirá en privado con víctimas vivas de los abusos, quienes podrán dar después detalles de este encuentro si así lo desean.

Pero desde el Vaticano hubo anuncios que no son precisamente una buena nueva. El portavoz de la Santa Sede, Greg Burke, dijo a la cadena pública irlandesa RTE, que es difícil cambiar “una cultura” de abusos. “Hay evidentemente un problema cultural. En la Iglesia, pero no solamente en ella, lo vemos mucho en la sociedad. Es un problema cultural y la Iglesia asumirá su responsabilidad, son pecados muy graves”.

El portavoz destacó que será difícil que Francisco pueda aportar una respuesta exhaustiva durante su viaje. “Creo que solamente con 36 o 32 horas es difícil cambiar una cultura”, dijo. “Creo que lo primero que hará el Papa es reconocer (el problema)”, añadió. “En cuanto a pasar a la acción, se producirá. Pero no será algo de un día para otro”.

El fin de semana pasado, el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, dijo que “no es suficiente pedir perdón” y aseguró que “las estructuras que permitieron o facilitaron el abuso deben ser destruidas y destruidas para siempre”. Francisco prometió “tolerancia cero” a la pedofilia, pero desde que está en el Vaticano no logró establecer reglas claras sobre cómo lidiar con curas abusadores y obispos que encubrieron sus acciones.