Un grupo internacional de científicos, liderados por el Instituto Max Planck de Química (Alemania) y el Instituto de Chipre, realizó un estudio sobre el calentamiento en 17 países del Mediterráneo Oriental y Oriente Medio. En el estudio se incluyó a: Bahréin, Chipre, Egipto, Grecia, Irán, Iraq, Israel, Jordania, Kuwait, Líbano, Omán, Palestina, Qatar, Arabia Saudita, Siria, Turquía y los Emiratos Árabes Unidos. Las conclusiones del informe publicado en la revista Reviews of Geophysics señalan que esas zonas serán un punto crítico del cambio climático, porque se calientan casi dos veces más rápido que el promedio mundial y más deprisa que otras zonas habitadas.
Para el resto del siglo, las proyecciones basadas en una trayectoria habitual indican un calentamiento general de hasta 5 °C o más. Siendo más fuerte en el verano, y asociado con olas de calor sin precedentes que pueden ser perjudiciales para la sociedad. Además, la región experimentará escasez de lluvias que comprometerá la seguridad hídrica y alimentaria. Se espera que prácticamente todos los sectores socioeconómicos se vean gravemente afectados, con impactos potencialmente devastadores en la salud y los medios de subsistencia de los 400 millones de habitantes de la EMME (Eastern Mediterranean and Middle East), con implicaciones en todo el mundo.
Punto caliente
El estudio identifica a la región como un “punto caliente” del cambio climático y señala que la EMME está superando rápidamente a la Unión Europea como fuente de gases de efecto invernadero y convirtiéndose en un importante emisor a escala mundial. Además del aumento promedio de las temperaturas, los investigadores llaman la atención sobre la aparición de fenómenos meteorológicos extremos con impactos sociales potencialmente perturbadores.
Estos incluyen el fuerte aumento de la gravedad y la duración de las olas de calor, sequías y tormentas de polvo, lluvias torrenciales que se espera que desencadenen inundaciones repentinas. La evaluación también incluye un debate sobre la contaminación atmosférica y el cambio de uso del suelo en la región. Considerando la urbanización, la desertificación y los incendios forestales, e incluye recomendaciones para posibles medidas de mitigación y adaptación al cambio climático.
Las proyecciones que asumen que no habrá una acción climática inmediata y ambiciosa para evitar las actuales tendencias “implican una expansión hacia el norte de las zonas climáticas áridas a expensas de las regiones más templadas”, destacó George Zittis, del Instituto de Chipre. Los científicos llaman a una acción climática inmediata y eficaz, para hacer frente a los impactos adversos previstos.