En 2014 nacieron 116 varones por 100 niñas en China. Foto: AFP
Miles de jóvenes birmanas pobres cruzan la frontera con China con la esperanza de encontrar trabajo, pero muchas de ellas son víctimas de traficantes y acaban casadas por la fuerza.
Una mañana de abril Kyi Pyar Soe, de 22 años, desapareció “sin decir nada” , explica a la AFP Mya Soe, su padre.
“Se fue después de una discusión con su hermana pequeña. Su madre le echó una bronca y ella se fue”, añadió. La familia vive en una aldea de casas de bambú situada a una hora de Rangún, la capital económica birmana.
Mya Soe no sabía que su hija se dirigía a China, atraída por una oferta de empleada doméstica por un sueldo deUSD 195 por mes. Mucho más de lo que podría esperar en Birmania.
Kyi Pyar Soe y la amiga que la acompañaba llegaron a la ciudad fronteriza birmana de Muse, en el estado Shan, y de allí cruzaron a China. Los traficantes costearon los gastos de transporte.
Pero nada más llegar a la provincia china de Yunnan, su sueño se convirtió en pesadilla. “Las llevaron a casa de una mujer y trajeron hombres para que las vieran” , explicó un oficial de policía birmano que se ocupó del caso y no quiere revelar su identidad.
“Les dijo que se tenían que casar con un chino”, añadió. En China la política del hijo único en vigor desde hace más de tres décadas ha creado un desequilibrio entre sexos. En 2014 nacieron 116 varones por 100 niñas.
Muchos chinos van al extranjero, y en particular a Birmania, en busca de esposa, a veces mediante un matrimonio concertado.
La comunidad internacional se deshace en elogios con Birmania por la celebración de elecciones históricas y la llegada al poder del primer gobierno civil en décadas, liderado por la premio nobel de la paz Aung San Suu Kyi.
Pero esta democracia incipiente se encuentra desde el jueves en la lista negra, elaborada por Estados Unidos, de los países que incumplen los estándares de lucha contra el tráfico de personas.
Birmania calificó de “lamentable” el informe del Departamento de Estado y afirma que el nuevo gobierno civil intenta “proteger a sus trabajadores inmigrantes y a las víctimas del tráfico de personas y de trabajo forzoso”.
Agravamiento
Más de 3 000 personas fueron víctimas de tráfico cuando intentaban llegar a China, según cifras oficiales.
“Dos mil son mujeres y el 4% son niños menores de 18 años”, estima Ye Win Aung, un policía birmano encargado de la prevención del tráfico de personas.
Las asociaciones estiman que son muchos más. Según la Kachin Women’s Association Thailand (Kwat) , una oenegé con sede en Tailandia y que socorre a las birmanas vendidas como esposas en China, la cuarta parte de las víctimas tienen menos de 18 años.
La “situación se agrava debido a los combates en algunas regiones y al acaparamiento de las tierras” que priva a los campesinos de su medio de subsistencia, explica Moon Nay Li, secretario de la Kwat.
Tailandia, un país vecino, atrae a miles de birmanas pobres en busca de empleo. Muchas acaban trabajando en condiciones terribles en fábricas de pescado y en las obras de construcción.
Kyi Pyar Soe se salvó por poco. Gracias a una birmana residente en China logró evitar un matrimonio forzado y regresar con su familia.
Ahora vive en un centro para mujeres del gobierno, en Rangún. Recibirá formación profesional para facilitarle la búsqueda de empleo y evitar que arriesgue su vida en el extranjero.