La ley por la que Juan Carlos I abdicó al trono se hizo efectiva en junio del 2014. Foto. Gerard Julien / AFP
El rey emérito Juan Carlos I, que festeja el viernes su 80º aniversario, reaparecerá públicamente el sábado en una ceremonia militar junto a su hijo Felipe VI de España, justo después de un año delicado para el nuevo monarca.
“Hace siete meses que no coinciden en un acto institucional”, señala Ana Romero, autora de un libro sobre el fin del reinado de Juan Carlos, que accedió al trono al morir el dictador Francisco Franco en 1975 y abdicó en junio de 2014.
Con tres años de reinado, Felipe afrontó este otoño un intento de secesión en Cataluña, donde se proclamó una república. La independencia fracasó pero sus defensores obtuvieron en diciembre un 47% de votos en las elecciones regionales.
Ahora, según los especialistas en la realeza, intenta apagar otro incendio: el enfado de su padre por no haber sido invitado en junio a la celebración de los 40 años de las primeras elecciones democráticas.
“La explicación que se dio es que no estaba por no quitar protagonismo a su hijo. Pero muy pronto personas de su entorno expresaron el malestar de Juan Carlos, enfadado por haber sido excluido”, dijo a la AFP el periodista Jose Apezarena, biógrafo de Felipe VI.
Eso “dolió mucho” al monarca dado que “gracias a él se hizo una transición modélica de una dictadura a una democracia plena”, asegura el cronista de asuntos reales Jaime Peñafiel.
“Y ahora hizo saber que si le volvían a humillar, iría a celebrar sus 80 años al extranjero”, advierte.
Juan Carlos I fue el rey de España desde el 22 de noviembre de 1975 hasta el 19 de junio de 2014. Foto: AFP
Sin la pompa de Noruega
El viernes se organizará una comida privada y el sábado los reyes Felipe y Letizia presidirán junto a Juan Carlos y su esposa Sofía la Pascua Militar, en el marco de las actividades que se realizarán este año para celebrar los 80 años de los dos monarcas retirados.
Para Juan Carlos, será volver a un escenario doloroso. En 2014, debilitado físicamente, “perdió el hilo del discurso, dio un espectáculo bastante lamentable… Pocos días después dijo: ‘preparadme la abdicación’”, relata Apezarena.
Medio año después cedía el trono a su hijo y se convertía en “rey emérito”.
“Juan Carlos no abdicó, lo abdicaron”, afirma Peñafiel. “Lo abdicaron la familia y las circunstancias pero no era su deseo porque había dicho en numerosas ocasiones que sería rey hasta la muerte”, afirma.
Él habría preferido la suerte del rey Harald de Noruega, aún en el trono, que festejó en mayo sus 80 años con dos días de fastuosas celebraciones con monarcas de toda Europa.
Pero deberá conformarse con “unas celebraciones medidas”, porque “ya no es rey y porque la monarquía española tiene una tradición de más austeridad que las nórdicas”, afirma Azeparena.
‘Ahora o nunca’
“Este año es perfecto para hacerle un gran homenaje”, dice Romero, señalando que además del aniversario, en diciembre se cumplen 40 años de la aprobación de la Constitución que consagró la democracia en España.
“Es ahora o nunca”, insiste. “Pero dependerá de lo que ocurra políticamente en el país como de qué vaya sucediendo en la vida familiar”, advierte.
A la comida familiar no asistirán ni la infanta Cristina ni su marido Iñaki Urdangarin, apartados de la familia real por el caso de malversación protagonizado por el cuñado de Felipe VI, que podría entrar en prisión en 2018.
El caso enturbió los últimos años de reinado de Juan Carlos, sacudidos también por sus escándalos -se fue con una aristócrata alemana a cazar elefantes a África en plena crisis económica-, sus problemas de salud y las sospechas sobre su opaca fortuna y sus vínculos con las monarquías del Golfo Pérsico.
Apenas coronado, Felipe VI marcó distancias con su padre. “Había mucho temor a ser relacionado con una manera de actuar que no era la de Felipe”, dice Romero.
“Juan Carlos es claramente volcánico y el otro es una persona fría”, explica.
A pesar del desgaste, la carismática personalidad de Juan Carlos y su rol histórico en la transición democrática -detuvo un golpe militar en 1981- podían eclipsar al hijo.
“Ahora, con el paso del tiempo, hay menos riesgo”, asegura el biógrafo del actual monarca.
También el rey emérito, taciturno tras su abdicación, parece recuperar el ánimo centrado en su gran pasión, el mar, e incluso se proclamó campeón del mundo de vela en equipo.
Sus compañeros lo llaman “el jefe” , señala la revista del diario El País que lo entrevistó en diciembre: “Volver a regatear supone sentirme otra vez parte de un equipo”, dijo.