Celebración de los independentistas después de los resultados parciales de las elecciones regionales en Barcelona de este domingo, 27 de septiembre de 2015. Foto: AFP
Los independentistas catalanes se declararon decididos a emprender el proceso de secesión de España, tras obtener una mayoría absoluta de escaños en las elecciones al parlamento regional de este domingo (27 de septiembre del 2015).
Con casi el 98% de los votos escrutados, las dos formaciones que se presentaban con un programa secesionista -Junts pel sí y la CUP- sumaron 72 escaños en el parlamento regional, frente a los 63 del resto de los partidos contrarios a la ruptura con España.
En porcentaje de voto, sin embargo, los independentistas se quedaron en el 47,8% frente al 52,2% que obtuvieron los partidarios de mantener a Cataluña dentro de España: Ciudadanos, Socialistas (PSC), Populares (PP) y Catalunya sí que es pot (izquierda).
Para Junts pel sí (Juntos por el sí), la heterogénea coalición independentista impulsada por el actual presidente de la Generalitat (gobierno regional), Artur Mas, la victoria tiene un inconfesable sabor amargo dado que, al no alcanzar la mayoría absoluta, dependerá para legislar del apoyo de un partido radical, la CUP, que defiende no sólo la salida de Cataluña de España, sino también de la Unión Europea y del euro.
“Hemos ganado”, lanzó el presidente regional saliente, el independentista Artur Mas.
“Tenemos un mandato democrático (…) y esto nos da una enorme legitimidad para seguir adelante con este proyecto”, añadió, celebrando la victoria frente a 2 000 personas que ondeaban banderas independentistas en el centro de Barcelona.
Para pactar, la CUP exigió sin embargo poner en marcha un plan de emergencia social y no escoger como presidente al liberal Mas. En su fiesta de celebración, llamaron a la desobediencia.
“A partir de mañana la legislación española puede y debe ser desobedecida por los catalanes”, dijo su líder Antonio Baños. “Hoy nace la república”.
Las elecciones registraron una participación del 77,5%, un récord en los comicios de esta región.
Oficialmente su función era renovar el parlamento y el gobierno regionales pero, en esta ocasión, los independentistas prometieron emprender un proceso para llevar a la constitución en 2017 de una república independiente en esta región de 7,5 millones de habitantes.
“Esto es muy emocionante”, declaró Agustí Raga, jubilado de 73 años. “Estamos muy contentos de vivir un momento histórico”, agregaba su esposa, Cristina Elgstrom, de 49 años.
Sin mayoría de votos
Tras más de dos años pidiendo un referéndum sobre la independencia como los celebrados en Quebec o Escocia, sistemáticamente denegado por el gobierno conservador español de Mariano Rajoy, Artur Mas apostó finalmente por convocar estas elecciones anticipadas.
Sin embargo, los independentistas no obtuvieron la mayoría de votos necesarios para ganar un referéndum: juntos sumaron un 47,8% de sufragios.
“La mayoría de los catalanes hemos optado por la convivencia y por la unión”, afirmó la candidata del centroderechista Ciudadanos, Inés Arrimadas, segunda fuerza con 25 diputados, que pidió la dimisión de Mas y convocar nuevas elecciones.
El voto antiindependentista restante quedó disgregado entre el Partido Socialista (16) , el conservador Partido Popular (PP) de Rajoy (11) y la lista creada entorno al antiliberal Podemos (11) .
“La mayoría de los catalanes rechazó la independencia”, afirmó en Madrid el portavoz del PP, Pablo Casado. “Vamos a seguir garantizando la legalidad, vamos a defender la unidad de España”, agregó.
Tanto un bando como otro reclamó una participación masiva en estos comicios y, desde primera hora de la mañana, se formaron largas colas en los colegios electorales.
“Estoy emocionado y nervioso, hace mucho tiempo que se habla de cómo solucionar este tema y hoy al menos sabremos cuántos hay en cada lado”, afirmaba Toni Valls, arquitecto de 28 años, tras votar a Junts pel Sí en un barrio acomodado de Barcelona.
Jonatan Sánchez, de 32 años, pintor en una gran empresa de construcción, votó que no en Badalona, suburbio obrero de la capital.
“Mi trabajo podría verse afectado, mi compañía está en Barcelona pero trabaja mucho en el resto de España y el extranjero”, explica.
‘El problema es de España’
La hoja de ruta ideada por la coalición Junts pel Sí prevé empezar su andadura hacia la independencia con una declaración de inicio del proceso independentista una vez constituido el parlamento regional. Su intención es abrir entonces negociaciones con Madrid y Bruselas para buscar una salida a la secesión.
Está en juego la región más rica de la cuarta economía de la Eurozona justo cuando ésta deja atrás la crisis y crece a velocidad de crucero. Sin Cataluña, España perdería 25% de sus exportaciones, 19% de su PIB, 16% de su población, su principal puerta a Europa y su principal destino turístico.
Rajoy y su gobierno repitieron sin cesar que no aceptarán ningún tipo de negociación para dividir el país, que en diciembre celebrará unas elecciones legislativas que podrían alterar notablemente el mapa político.
Incluso, están a punto de aprobar una propuesta de reforma urgente del Tribunal Constitucional que permitiría inhabilitar a Mas por cualquier acto ilegal.
La respuesta de los independentistas, contemplada en su hoja de ruta, sería declarar la independencia unilateral. Y Mas advirtió recientemente que Cataluña podría dejar de pagar su parte de la deuda española, que asciende a casi un 100% de su PIB.
“Si las cosas se complicaran tanto, aunque no tienen por qué complicarse, el problema lo tendría fundamentalmente el conjunto de España”, advirtió en una entrevista reciente con la AFP .
Y, en este contexto, el presidente del País Vasco español, Iñigo Urkullu, reclamó también el domingo “una consulta legal y pactada” sobre el estatuto de la “nación” vasca.