El primer ministro de Gran Bretaña, David Cameron, la ha catalogado como “la crisis más grave” de Europa en este siglo. La batalla que libran Rusia y Ucrania por la estratégica península de Crimea, un territorio de 26 200 km² rodeado por el Mar Negro y con unos 363 000 habitantes, el 60% de ellos rusoparlantes, no estalló en estas semanas.
Se trata, en realidad, de una bomba de efecto retardado, cuya mecha encendió, en febrero de 1954, el controversial Nikita Jruschov (1894-1971), en la época del máximo dirigente de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
En esa fecha, el también Secretario General del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), quien nació en el pueblo de Kalinovka, en la frontera entre Rusia y Ucrania, ‘regaló’ Crimea a la segunda ex- República del imperio de los soviets. Lo hizo en una reunión que duró 15 minutos y en la cual no hubo quórum.
Participaron 13 de los 27 miembros de la cúpula del PCUS. Todos los presentes votaron a favor. El disenso se castigaba con el destierro o incluso la muerte. Además, aún estaban frescas las purgas dirigidas por el dictador de origen georgiano Iosif Stalin (1878-1953), el predecesor de Jruschov en el Kremlin y responsable del terror, que segó al menos 20 millones de vidas.
Los detalles de la sesión en la cual el jerarca soviético activó la ruleta rusa del choque entre las dos mayores ex-Repúblicas de la ex-URSS salieron a la luz a raíz de la desclasificación de miles de documentos de la época. Y fueron publicados por el portal ruso Pravda.ru.
¿Qué estuvo detrás de la ‘generosidad’ de Jruschov? Historiadores explican algunas de las razones. El líder, que desembarcó en el poder en septiembre de 1953, después de la muerte de Stalin, desenmascaró posteriormente los crímenes y el culto a la personalidad de este y condenó la represión. Pero él mismo estaba involucrado hasta el cuello en las purgas de los “enemigos del pueblo”, cuando se desempeñó como jefe del Comité Central del Partido Comunista de Ucrania, entre 1938 y 1947. Para ganar el apoyo de los dirigentes de Kiev y, de paso, lavar su imagen, donó la península. En ese entonces, se hablaba de la “URSS indestructible” y el escenario actual era impensable.
Años después, Jruschov tendría protagonismo en dos episodios que resumen la gestión marcada por las bravatas y las erráticas medidas, que se prolongó hasta octubre de 1964. Ese año, fue destituido y sustituido por Leonid Brézhnev.
Uno: el zapatazo que dio en plena sede de la ONU, en octubre de 1960. Y dos: la crisis de los misiles en el Caribe, un conflicto que enfrentó a Washington, Moscú y La Habana, en octubre de 1962, luego de que EE.UU. descubriera misiles nucleares soviéticos en territorio cubano. El episodio tuvo al planeta a un tris de la Tercera Guerra Mundial.
Una guerra que no se produjo porque el máximo jerarca del PCUS dio marcha atrás. Así lo sostiene Galina Sapozhnikova, periodista y analista de temas internacionales del diario ruso Komsomólskaya Pravda. La también nominada en el 2006 al Premio Andrei Sajarov de los DD.HH. hace una lectura distinta acerca del papel de Jruschov en la confrontación de décadas entre Moscú y Kiev.
“En este tema hay una lógica distinta: el ‘regalo’ de Crimea se hizo con motivo del 300 aniversario (en 1954) de la unión de Rusia y Ucrania”. Y añade: “Ahora que esa unión no existe, vale devolver el regalo. La mayoría de la población rusa y de los rusoparlantes en Ucrania apoya la reintegración de Crimea a Moscú. Para los rusos, es una herida abierta”. Una herida abierta que supurará más con el referendo de hoy en Crimea.
En la misma línea, se pronuncia Carlos Alberto Patiño, director del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia. En declaraciones a la agencia UN, señala: “El enredo está en que Jruschov hizo una repartición administrativa en 1954. Pero para los rusos, Crimea no es un territorio ucraniano sino ruso”.
Sapózhnikova también advierte que el posible retorno de Crimea a la órbita de Moscú amenaza con activar un proceso de secesión en Ucrania. Por ejemplo, ciudades como Donetsk, donde existe una fuerte colonia rusoparlante, pudieran seguir los mismos pasos.
* Excorresponsal en Rusia
En contexto
La península de Crimea, ahora disputada por Moscú y Kiev, fue arrebatada por el Imperio ruso a los tártaros en 1783. Desde ese año, es la base de la flota rusa en el Mar Negro. En 1954, Nikita Jruschev, líder soviético y sucesor de Iosif Stalin, la ‘obsequió’ a Ucrania.
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