El Cementerio General en La Paz se ha transformado en un gigantesco lienzo en el que 13 artistas de Bolivia, Chile y Argentina han convertido el camposanto en una galería a cielo abierto que invita a reflexionar sobre la vida, la muerte y sus rituales.
Con los años, las paredes de este cementerio han ido adquiriendo color a través de vistosos murales que se pintan en el festival atinta, que ya se encuentra en su séptima versión, y que ha hecho de este camposanto un lugar “único”, comentó a EFE Magda Rossi, parte del colectivo Perrosueltos.
Este 2022, el colectivo que organiza el festival eligió como temática la vida y la muerte y seleccionó a 13 artistas de Bolivia, Chile y Argentina entre unos 60 proyectos para que pintaran murales en este camposanto como antesala a la festividad de Todos Santos y el Día de los Difuntos en el país.
Fotografía de la artista chilena STFI, realizando un mural en el festival Ñatinta en el cementerio de La Paz.
Bajo la creencia de que los espíritus de los difuntos bajan a este mundo para compartir con sus familias y amigos, cada 1 y 2 de noviembre sus seres queridos les reciben con dulces, comida y otras ofrendas que les preparan en un altar en sus hogares.
Es así que en esta versión los artistas reflexionaron sobre “la vida, la muerte, este retorno a la tierra como parte del ciclo”, pero también su relación con la naturaleza, indicó Rossi. Los artistas comenzaron a pintar el 21 de octubre y finalizaron sus obras el 27 de este mes dejando 13 murales nuevos que se suman a casi el centenar de los mismos que ya se han pintado en otras versiones en ese espacio.
“Es una galería al aire libre que no tiene costo (…) y pensamos que es la mejor manera de utilizar el arte en lugares que a veces de por sí pueden ser un poquito no tan acogedores o en todo caso difícil de mantener o un poco tristes y pensamos que realmente es un cambio importante”, sostuvo Rossi.
Los murales
Desde murales abstractos hasta rostros, flores, reencuentros, abrazos, sueños o los míticos cráneos humanos conocidos como ñatitas (en Bolivia) están plasmados en las paredes que llevan el sello personal de cada uno de los artistas invitados.
La obra del artista boliviano que firma como Die 77, denominada ‘El más allá’, muestra un barco hecho de totora, una planta acuática con la que se fabrican barcos, y un indígena navegando en la misma en un momento de introspección.
“Es una representación de lo eterno de las almas, tal vez nuestros cuerpos son momentáneos, nacen y envejecen, pero el alma se mantiene por mucho tiempo”, comentó a EFE.
En tanto, el artista argentino conocido como ‘Chechen’ utilizó diseños precolombinos y una paleta de naranjas para darle un sentido “energético” o “astral” para representar que estamos hechos de “energía” y que la vida y la muerte es “algo cíclico”, dijo a EFE.
Imagen de un mural realizado por el artista argentino Andrés Rotundo, uno de los 13 artistas invitados.
Asimismo, la boliviana que firma como View realizó un rostro en blanco y negro fragmentado a la mitad que “separa la vida y la muerte”, el alma y el cuerpo cuando una persona fallece, explicó a EFE la artista plástica.
A su vez, el chileno que firma cono DES realizó un mural denominado “reencuentro eterno” que representa justamente el encuentro entre el mundo de los vivos y muertos en el que se ve como dos especies de caminos coloridos, contó a EFE. En lo que coinciden todos es que pintar en un cementerio ha sido una experiencia única.
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