La denuncia pública de Facundo Albacete, un hombre, de 34 años, quien trabaja como repartidor en Córdoba, provincia de Argentina, ha causado total indignación.
Él se quejó públicamente ante ‘El Doce TV’, un medio local al cual acudió para contar su historia.
En el testimonio habla no solo acerca de la inseguridad, sino también sobre la impotencia que le ha causado la inacción de la policía de su región.
Y es que, una vez, la policía no quiso ayudarlo por, al parecer, ver un partido de fútbol. Estaban ‘ocupados’ con el cotejo y no pudieron ayudarle a recuperar sus pertenencias.
Dos robos y más de 30 llamadas perdidas
El hombre asegura haber sido víctima de robo dos veces en los últimos ocho meses.
Cuenta que, en la primera ocasión, estaba trabajando como repartidor y, hacia las 14:30, fue detenido por dos hombres que le robaron sus pertenencias.
Tras el hurto llamó a la policía siete veces, pero no hubo respuesta, así que tuvo que ir directamente a la comisaría para hacer la denuncia. Cuando ya era muy tarde.
Albacete fue víctima de robo por segunda vez. Ocurrió la semana pasada.
“Dos motochorros me bajaron de la moto a golpes, súper violento el asalto, me sacaron todas mis pertenencias, mi celular y además se llevaron la moto”, añade.
Dicho asalto sucedió en el barrio de Argüello, al norte de Córdoba.
“Llamo a la policía y la única respuesta que recibo es ‘No vamos porque es una villa’ y tenían miedo de ir. No me parece una respuesta por parte de la policía”, comenta.
Al llegar a su casa tras este segundo asalto, intentó comunicarse 22 veces con la comisaría, pero nunca le atendieron al teléfono. Agrega que también intentó comunicarse desde otros celulares. Hizo todo lo posible. Pero nada. Silencio.
Aseguró que se sentía “indignado y con mucha impotencia” tras ir personalmente a la comisaría y presenciar algo tan insólito como inadmisible.
“Cuando llegué no había nadie, estaban viendo un partido de fútbol. Le digo: Mira, te llame 22 veces”, indica.
Dice que la respuesta del policía fue que estaban muy ocupados, a pesar de que él mismo notó que solo estaban viendo el partido.
Albacete también cuenta que llegó a tener tres trabajos (en construcción, de domiciliario y cuidando al papá de un amigo) y le había costado mucho esfuerzo obtener su motocicleta y demás objetos personales.
“Quiero progresar, quiero salir adelante, pero en 30 segundos se llevan el esfuerzo de muchos meses. Ahora tengo que arrancar de cero y lo único que recibo de la policía es una palmada en el hombro y que me digan ‘suerte para la próxima’. Es increíble”, concluye.