El metro para Quito, proyecto a largo plazo
Llegan los primeros 100 días de la nueva administración municipal y con ellos surgen las interrogantes sobre los grandes temas urgentes para los vecinos de Quito: La seguridad, la congestión vehicular y el transporte, la contaminación y el tratamiento de la basura y su recolección. Además está pendiente la construcción del Aeropuerto y la revisión de los términos del contrato.
El alcalde Barrera ha tenido ya un tiempo prudencial para adaptarse a sus nuevas funciones administrativas, distintas a aquellas de la curul que ocupó en el Concejo Municipal, que de algún modo le acercaban a los múltiples problemas de una ciudad en crecimiento y acumulación de temas por resolver.
Para la congestión vehicular, tránsito y tráfico, en la campaña electoral se habló y ofreció la construcción de un sistema de metro para Quito: un tren subterráneo que atraviese la extensa ciudad de rugosa topografía.
Augusto Barrera visitó Madrid en días pasados. Viajó en el metro de la capital del reino de España, que conocía de sus tiempos de estudiante, y logró la colaboración del Ayuntamiento madrileño para realizar los estudios que definan la viabilidad del proyecto para Quito. Esa es la buena noticia, pero la mala que le acompaña es que esos estudios tardarán cerca de dos años y medio desde su inicio. Y luego la propia construcción llevará al menos seis años. Como consecuencia y por ser breves, Quito contará con un sistema de transporte de tren subterráneo para fines del año 2018.
Además y como si esto fuera poco, nada se establece todavía sobre el tema del precio, el financiamiento y los aspectos económicos que rodean a una obra de esta envergadura. Todo un reto para el nuevo Alcalde, que ofreció una solución para el acuciante problema de la movilidad: un gran dolor de cabeza de quiteños y vecinos del Distrito Metropolitano.