Mafias locales desplazan a redes de microtráfico lideradas por extranjeros

Las mafias locales imitaron la forma de trabajar de las redes lideradas por extranjeros en el microtráfico. Foto: Archivo

Las mafias locales imitaron la forma de trabajar de las redes lideradas por extranjeros en el microtráfico. Foto: Archivo

Las mafias locales imitaron la forma de trabajar de las redes lideradas por extranjeros en el microtráfico. Foto: Archivo

La estructura criminal de los microtraficantes evolucionó. Agentes encubiertos revelan que las mafias locales se ‘apropiaron’ del negocio de las drogas en los barrios de las grandes ciudades del país y desplazaron a las organizaciones lideradas por extranjeros.

Entre el 2011 y el 2013, los grupos internacionales fueron perdiendo peso y territorios poco a poco. En el 2011, Inteligencia capturó a John Jairo Vasco, un año después cayó Juan Carlos Calle y, en el 2013, la Policía localizó a Óscar Alcántara, tres capos colombianos requeridos por la Interpol y que en el Ecuador manejaban el negocio de narcóticos.

La anterior semana, dos años después de la operación contra Alcántara, los agentes descubrieron una organización integrada por ecuatorianos que manejaba la venta de estupefacientes en barrios del norte de la capital. No se descarta que esta red delictiva, desarticulada en la incursión denominada Ofelia, haya tomado el control tras la captura de Alcántara.

La mafia de este extranjero dominó la venta de droga en La Mariscal, Cumandá y San Roque, pero tenía proyectado expandirse hacia Cotocollao y Carcelén, en el norte de la capital; y la Michelena, en el sur.

Actualmente, estos últimos barrios son manejados por grupos locales, según los seguimientos hechos por los investigadores. De hecho, la organización desarticulada hace ocho días dominaba Cotocollao, La Florida, Quito Norte, La Ofelia y El Condado.

Investigadores que hablaron con EL COMERCIO advierten que la estructura del microtráfico cambió, porque las redes locales entendieron que si se encargan de toda la cadena del negocio ilegal obtienen el 100% del beneficio económico y no como sucedía antes: solo les pagaban una parte del dinero.

Con mayores réditos, los microtraficantes pueden corromper a agentes. En la operación Ofelia, la Policía capturó a un uniformado en servicio activo que aparentemente alertaba al grupo delictivo de posibles redadas o seguimientos.

A los investigadores les llamó la atención que esta mafia operara con roles específicos: cabecillas, distribuidores, abas­tecedores, transportistas, gente destinada a la seguridad… “Eso únicamente se veía con las redes delictivas cuyos jefes eran extranjeros”, admite un agente de inteligencia.

Los ecuatorianos ahora viajan por su cuenta hasta la frontera norte, pactan los precios con grupos colombianos y movilizan los narcóticos hacia las grandes ciudades del país.

De esta manera evitan pagar a otras personas y concretan ventas en Quito, en Guayaquil, en Santo Domingo.

Según informes policiales, en Colombia 1 kilogramo de clorhidrato de cocaína se comercia en unos USD 1 500. El monto se duplica cuando llega a Quito.

Lo mismo ocurre con la marihuana y la pasta base. Los tres estupefacientes son los más consumidos en el país.

Datos de la Unidad Antinarcóticos refieren que entre enero y el 22 de diciembre, la Policía confiscó 71 toneladas de drogas a escala nacional, de ese total 14,82 t estaban destinadas al consumo interno.

Quito y Guayaquil son las ciudades más vulnerables al tráfico de sustancias ilícitas.

Hace una semana, Antinarcóticos envió 700 uniformados a las dos urbes para reforzar la lucha contra el microtráfico.
“Su principal misión es erradicar el expendio y consumo de alcaloides en las escuelas y colegios de la ciudad. Con su labor, estamos convencidos que obtendremos importantes resultados hasta enero próximo”, señaló Diego Fuentes, viceministro de Seguridad Interna.

Agentes comentan que las mafias locales imitaron la forma de trabajar de las redes lideradas por extranjeros. Copiaron los mecanismos para movilizar la droga desde la frontera norte, por lo general en vehículos acondicionados con compartimentos y doble fondo, y formas menos riesgosas de venta de los narcóticos.

La anterior semana, por ejemplo, en otra operación contra las drogas, la Policía desarticuló un grupo delictivo que transportaba los bloques de narcóticos desde Colombia hacia Quito en vehículos previamente adaptados. Los sospechosos no solo se dedicaban al microtráfico, también enviaban cocaína al exterior.

En el operativo Ofelia, los agentes descubrieron una forma de vender la droga similar a la que tenía la mafia que manejaba Alcántara.

El extranjero, que surgió del grupo delictivo denominado Cordillera, una organización que opera en ciudades de Colombia y que está especializada en microtráfico, sicariato y lavado de activos, levantó en Quito una red que distribuía las dosis de estupefacientes a domicilio, camuflándolas, por ejemplo, en empanadas.

Los ecuatorianos, considerados por la Policía como integrantes de una de las más importantes redes de microtráfico de la capital, copiaron esa modalidad y entregaban
los alcaloides en las residencias de los consumidores.

Los precios se pactaban a través de llamadas telefónicas o de redes sociales.

Los investigadores calculan que, a la semana, los sospechosos se abastecían de 6 kilos.

Pero las cosas van más allá. Los agentes identificaron que el 80% de la droga que ingresa al país proviene específicamente de los departamentos de Nariño, Putumayo y Tumaco.

Mientras que el 20% restante llega de Perú. Por eso, los jefes policiales dicen que en el Ecuador no existen laboratorios en donde se producen drogas.

Otras redes también se extendían a lo largo de Quito. El 20 de diciembre, policías élite detuvieron en Pomasqui a integrantes de la “mayor red” de distribuidores de narcóticos.

Sus operaciones eran planificadas y coordinadas en dos casas de este mismo sector.

En contexto

Este año se aprobó la Ley de Drogas que castiga con fuerza al microtráfico, con ello el combate a este fenómeno pasó a manos de la Presidencia de la República. En septiembre pasado, la Corte Nacional de Justicia aprobó la acumulación de penas cuando se trataba de juicios por narcóticos.

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