El terreno es inaccesible para vehículos y arde hasta pasadas las 13:00. Las columnas de humo se observan desde todos los flancos de La Toglla, comuna al oriente de Quito, en el cerro Ilaló. A las 06:30 de este martes 15 de septiembre en el flanco noroccidental se reportó la emergencia y al sitio, en lo más alto del sector de Sorialoma (parroquia Guangopolo), acudieron 30 bomberos.
Los casacas roja de la unidad El Tingo llevaban en sus manos matas verdes de eucalipto. Luego se sumaron uniformados de las unidades del Bicentenario y Veintimilla, del Cuerpo de Bomberos del Distrito Metropolitano. A pocos metros se expandía un incendio forestal dantesco. Enormes olas de fuego consumían todo a su paso.
Cuando no soplaba el viento era fácil escuchar, como una camareta, el crugir de la vegetación seca (chilca, eucaliptos, espinos). Los efectivos trabajaban manualmente, sin poder hacer más, pues el camino es de herradura y solo llega hasta las faldas del cerro; las autobombas no pueden acceder y las mangueras quedan cortas.
“El poco viento que corre a esta hora es favorable; en la tarde es miedoso porque el viento puede superar los 40 kilómetros y es favorable para que se contamine otras áreas”, decía a las 10:00 David Carvajal, capital al mando.
Pero a las 10:50 se prendió otro sector del Ilaló y llegaron más bomberos, de la estación del Centro Histórico. Lo hicieron con machete en mano. Se armaron tres cuadrillas de sofocación con equipo de zapa (machetes, palas…).
La tarea era difícil, todo porque -como les explicó Carvajal- la topografía es irregular y hay pendientes de 70 y 80 grados. Eso hace que haya remolinos de viento y de fuego.
Meterse a ese lugar es mortal, de ahí que la disposición que tenían los bomberos era liquidar las llamas por los filos del incendio forestal, para tratar de controlarlo. Carvajal recordó que todos los años se ha quemado el Ilaló, pero este 2015 se ha quemado en todos sus frentes.
Con los vientos del mediodía vino una marea de fuego y todo el cerro se cubrió de humo. Pero ni eso asustó a José López, vecino de la comuna La Toglla. El hombre de 24 años subió al cerro a buscar a su padre que a las 06:00 ingresó al Ilaló con ocho cabezas de ganado.
A las 12:20 pudo respirar: los bomberos le dijeron que ya había salido sano y a salvo, pero sin el ganado. A las 14:00, las llamas seguían ardiendo en el cerro gris del Ilaló.