Redacción Cuenca
Una actuación inolvidable de Hólger Matamoros con la camiseta del club orense Audaz Octubrino le sirvió de vitrina para llegar al Dep.Cuenca. El partido se jugó el 9 de agosto de 2003, en el estadio del cantón azuayo de Paute.
HOJA DE VIDA
Hólger Matamoros
Nació el 4 de enero de 1985. Está casado con Enma Yaguana, con quien tiene dos hijas: Hailie (4 años) y Neblaska (2 meses).
Su carrera se inició en el Audaz Octubrino y pasó al Atlético Jubones, de El Oro. En 2004 llegó a Cuenca.
Este año actuó 17 veces en el torneo local y 10 en la Libertadores. Tiene contrato hasta 2010.
La única anotación de este año marcó a El Nacional, el 13 de junio. Tiene seis asistencias de gol.Ese día, en el marco del torneo nacional de fútbol Sub 18, el equipo visitante perdió 4-5 y todos los goles fueron convertidos por el volante orense, quien hace 24 años nació en el pueblo de La Victoria, en el cantón Santa Rosa. Marcó tres tantos de tiro libre y el otro fue de larga distancia.
Paúl Vélez, técnico de ese entonces de la Sub 18 del ‘Expreso Austral’ y actual asistente del estratega argentino Guillermo Duró, recuerda que durante un año siguió los pasos de Matamoros. “En Audaz Octubrino se destacó por su velocidad, las gambetas, los remates de larga distancia y su efectividad en los tiros libres”.
Tras los cuatro goles en Paute, Vélez conversó con el goleador y le preguntó si tenía contrato con el club orense. Le respondió que no y fue invitado al Dep. Cuenca. En enero de 2004 llegó a la urbe para sumarse a la categoría Sub 20.
Vélez cuenta que se convirtió en el primer jugador de otra provincia en incorporarse a las divisiones inferiores del club. Una semana después se sumó Édison Preciado, de Huaquillas y compañero de Matamoros desde que se entrenaban en la escuela de fútbol Carlos Falquez. Ambos formaban una dupla de lujo.
Pero los primeros días en Cuenca no son de grata recordación para Matamoros. “Una noche, con Patricio Pereira (también futbolista juvenil de El Oro) dormimos en las bancas del parque de San Blas (Centro Histórico) y otras noches en las sillas de la terminal terrestre. Allí tenemos amigos”.
Esas adversidades le hicieron fuerte. En poco tiempo, el club arrendó una casa para Matamoros y otros jugadores orenses. En 2004 jugó 37 partidos con la Sub 20 y un año después actuó 10 cotejos en el plantel profesional. Además, 15 cotejos en la Sub 18 y 17 en la Sub 20.
Ahora la continuidad es clave para el gran momento que atraviesa Matamoros. Tiene la confianza del técnico Duró, quien combinó gente joven y de experiencia. “Eso me ayudó a crecer futbolísticamente”. Por su baja estatura (1,65 metros), la prensa y sus compañeros lo apodan ‘Chicharra’ o ‘Polilla’.
Su esposa Enma Yaguana (de Santa Rosa) cuenta que sus amigos del pueblo La Victoria lo llaman ‘Piño’, pero no sabe el significado. Lo define como tranquilo y sencillo. Cuando ella está en otros quehaceres, Matamoros cuida a sus hijas Hailie y Neblaska.
Yaguana cuenta que a Hólger, como ella lo nombra, le gusta todo tipo de música, pero preferentemente la salsa y el vallenato. En cuanto a comidas, prefiere el seco de pollo y los mariscos, con más inclinación al encebollado. Por lo menos una vez al mes viajan a Machala para visitar a sus familiares.
Su sueño es llegar a la selección nacional y jugar en el exterior. Su amigo más cercano, desde la niñez, es Édison Preciado. Será el padrino de bautizo de Neblaska. “Hablé con él y por eso le digo compadre”, sonríe Matamoros.
Preciado recuerda que con Matamoros pasaron momentos críticos en Cuenca. “Sufrimos más que nadie. Comíamos arroz con canguil y llorábamos por nuestra situación, pero la meta era jugar fútbol profesional”.
Sobre su futuro compadre comenta que su meta es llegar lo más lejos posible en el fútbol. Lo define como un futbolista rápido y técnico, que el maneja el balón con ambas piernas. “Con sacrificio llegará muy lejos”.