Si no tienes tiempo, te lo resumimos en estas líneas
- Los jóvenes valoran que las universidades públicas están mejor posicionadas, son gratuitas y no tienen restricciones como exámenes de admisión.
- La variación de los costos de los arriendos es lo que más complica sus finanzas.
- La manutención de un alumno al mes está entre los 400 y 500 dólares en Buenos Aires.
Los jóvenes ecuatorianos optan por Argentina para seguir sus estudios universitarios, a pesar de las fluctuaciones económicas del país. El costo de vida se ha elevado, especialmente tras la llegada de Javier Milei al poder, lo que afecta en algunos casos su estabilidad financiera.
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La migración a este país, principalmente por motivos educativos, ha sido creciente en al menos una década. Esto se debe a la devaluación constante de la moneda local y a la oferta de programas de pregrado y posgrado a precios más bajos que en Ecuador, incluso gratuitos en las universidades públicas.
Hasta antes de la pandemia (2020-2021), el año que más ecuatorianos salieron a Argentina fue en el 2019 y para 2022 y 2023 nuevamente se retomaron los viajes a ese destino, de acuerdo con los registros del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Inec). El año pasado, las salidas escalaron a 53 132 y de esta cantidad no retornaron 9 812 personas.
Los costos de los alquileres no son estables
Los costos de los alquileres han sido uno de los mayores desafíos para los estudiantes y sus familias. Fernanda Flores, de 26 años, cuenta que hasta el 2023 sus padres le enviaban 250 dólares mensuales, monto que resultaba más que suficiente.
Actualmente esta estudiante de medicina necesita de entre 300 y 400 dólares para subsistir. Las condiciones de vida-añade- no son tan favorables porque suben los arriendos cada tres meses. Ahora piden seguro de caución, mes de alquiler, de honorarios para la inmobiliaria y de garantía. Estos costos adicionales complican sus finanzas.
En su caso comparte un departamento sin amoblar de 250 dólares, a esto suma 30 dólares para transporte, 100 dólares de alimentación. En su caso también necesita gastar en copias de textos.
Esta joven va a cumplir dos años intentando terminar el CBC (Ciclo Básico Común) de medicina, que es como un preuniversitario en Ecuador. Se compone de seis materias en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y se caracteriza por ser autoeducativo.
Flores al igual que otros estudiantes consultados coinciden en que las carreras de pregrado de las universidades públicas son gratuitas. Pero los costos para su manutención siguen subiendo.
Ricardo Chávez, arquitecto de 30 años, reconoce que es difícil arrendar siendo migrante. “Conozco a varias personas que han sido engañadas cuando buscan un alquiler y te piden el pago en dólares. Ahora es más complicado porque los arrendadores pueden estipular pautas a su antojo (…). La falta de regulación permite que muchas personas no tengan acceso digno al hábitat”.
Para este profesional, mucha gente está dispuesta a pagar estos costos a cambio de la seguridad que ofrece Argentina. Si bien los arriendos terminan siendo similares o mayores a los de Ecuador-asegura- prefieren eso a “soportar balaceras” o no acceder a un cupo universitario.
Hasta 500 dólares para manutención en Buenos Aires
Liz Cepeda, asesora académica de Dreams Students, agencia que promueve los estudios de pregrado en Argentina, explica que los costos de manutención en Buenos Aires son más caros por ser capital, mientras que en La Plata es menor. Antes de la llegada de Milei, con 300 dólares mensuales se cubría la residencia estudiantil, alimentos, transporte y gastos personales, mientras que en La Plata, con 200 dólares. Actualmente subió a 400 ó 500 al mes en Buenos Aires y 300 ó 400, en La Plata.
Esta subida de costos es compensada con la gratuidad que dan las universidades públicas a los extranjeros, estas instituciones están mejor posicionadas en los ránkings a escala mundial y no son restrictivas. Es decir, no dan exámenes de admisión para ser aceptados.
Sin embargo, la desinformación sobre las políticas migratorias y educativas ha generado dudas entre algunos estudiantes, lo que ha provocado una disminución en el número de migrantes recientes.
Esto se debe a un anuncio del presidente Milei en el que planteó que todo estudiante con residencia permanente en Argentina tenga educación gratuita.
Este planteamiento no ha sido aprobado, pero dio lugar a que los extranjeros piensen que tendrán que pagar por sus estudios. Cepeda aclara que los alumnos ecuatorianos viajan con la visa Nacionalidades o Mercosur (L23), que permite estudiar y trabajar por dos años. Luego solicitan la residencia permanente.
Debido a la desinformación que se ha generado sobre este tema, la asesora reconoce que muchos han desistido de viajar a Argentina o detenido su decisión. A principios de este 2024 envió 80 estudiantes a Argentina, pero para este mes de julio bajó a 11.
Por su parte, la Cancillería ecuatoriana ha estado monitoreando de cerca la situación de los estudiantes ecuatorianos en Argentina, que se estima suman entre 11 000 y 15 000.
Según la entidad hay problemas relacionados con el tipo de visa utilizada para viajar. En tanto las inadmisiones y cancelaciones de residencias obedecen a medidas de seguridad y cumplimiento migratorio. Pese a estos inconvenientes descarta un retorno masivo de alumnos.
Han mantenido reuniones en Ecuador y a través de la Embajada en Argentina con representantes estudiantiles para abordar sus preocupaciones. También se han solicitado gestiones a la Senescyt para desarrollar un plan de contingencia para quienes deseen regresar.
Octavio Arguello, de 20 años, no piensa volver en este momento. Más bien está trabajando en un restaurante de comida rápida para costear sus gastos personales y pagar parte de sus estudios. En agosto comenzará a estudiar gastronomía en el Instituto Gastronómico Argentino (IAG).
“Aquí las universidades entran en muchos ránkings, el material de estudio es muy bueno. Vale el esfuerzo estudiar acá pese a que estamos pasando por un tiempo complicado”.
Hace dos años llegó a estudiar dirección de cine en la Universidad del Cine, que es privada y se ajustaba a lo que estaba buscando, pero por motivos personales desistió de esa carrera. En ese tiempo cuenta que para los estudiantes ecuatorianos todavía era conveniente el cambio del dólar a pesos.
Su nueva carrera se imparte de forma presencial y virtual en vivo de uno hasta tres años. En su caso lo hará en un año intensivo para tener el título más rápido. Por un año prevé pagar unos 800 dólares, lo cual resulta más conveniente y está convencido que la calidad educativa es mejor.
Kamilo Briceño, de 24 años, está en segundo año de una maestría de Gobierno. La decisión de estudiar en Argentina- asegura- la tomó hace años antes de que exista el boom de las agencias y se promocione como un destino para estudiantes de pregrado y posgrado.
“No vine por costos. Hay una tendencia a que los jóvenes vengan a estudiar por el cambio de dólar a peso y por la devaluación de la moneda. Pero actualmente el costo de vida es más alto. Me sorprendí cuando volví en marzo porque los costos se duplicaron y siguen en aumento”.
Su posgrado es mucho más barato. Mientras una maestría en una universidad privada en Ecuador es de 4000 dólares por un año, en 2023 pagó 800 y este año cancelará un valor similar.
Los posgrados siempre han tenido un valor, pero Briceño insiste en que son más económicos. “Considero que si vale la pena hacer el esfuerzo por estudiar acá para tener distintas perspectivas del mundo, si siguiera en Ecuador estuviera con el mismo pensamiento de toda la vida, acá se conoce personas, el nivel educativo es bueno y la Universidad de Buenos Aires (UBA) es una de las mejores del mundo”.
Quedarse en Argentina lo ve complicado por la situación del país y las medidas del gobierno, pero volver a Ecuador tampoco cree que sea una decisión tan buena. Esto lo analizará en el último trimestre del año.
Para Liz Cepeda, la posibilidad de quedarse luego de obtener un título no es tan fácil, porque el mercado es competitivo y el salario básico es de apenas 230 dólares, uno de los más bajos de Latinoamérica.
Adicionalmente cuenta que la mayoría de los estudiantes que se van escogen medicina y otras carreras tradicionales, como odontología, arquitectura, derecho. Estas carreras son costosas en Ecuador y de difícil acceso en las universidades públicas, por lo que Argentina resulta una buena opción.
El problema es que el mercado laboral está saturado de estos profesionales. Obtener una plaza de empleo en estas áreas no es sencillo ni en Ecuador ni en otros países.
Ricardo Chávez, de 30 años, vive en Argentina desde 2014. Se mudó desde Ecuador buscando una educación gratuita y de calidad, ya que el examen de admisión era complicado. Con el apoyo familiar se graduó como arquitecto en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), aunque tomó nueve años completar esta carrera que es de seis. Actualmente, trabaja en la Universidad de Rosario en docencia e investigación y está cursando un posgrado, por el que no paga nada, pues es un beneficio para graduados de la UNLP.
Para Ricardo también vale la pena estudiar en Argentina, donde cree que se puede vivir con 300 dólares mensuales y se puede acceder a comedores universitarios, en dónde hay almuerzos a un dólar.
Reconoce que a pesar de la presión y la xenofobia que algunos enfrentan hay una alta calidad educativa y el respaldo del Estado para asegurar un futuro a los jóvenes, sobre todo a los de escasos recursos económicos. Él defiende el acceso libre a la universidad, sin restricciones de exámenes de admisión.