Esperanza es un trabajo periodístico que visibiliza el impacto de la violencia de género en Ecuador, a través de historias de mujeres sobrevivientes y madres de víctimas de femicidio. ¡Si silenciamos las historias, perpetuamos la violencia!
Este pódcast no habría visto la luz sin mujeres valientes, que se reconstruyeron en medio del dolor, de una sociedad que normaliza las violencias. ¡Para ellas y por ellas!
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Este trabajo se lanzó el 25 de noviembre de 2024, en el marco del El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, con un conversatorio con mujeres activistas.
Ya suma cinco entregas: El Atrapasueños, El Regalo, Flor, Primavera y La Gata. Este 29 de enero de 2025, Esperanza recibió el Premio Eugenio Espejo a la Excelencia Periodística de la Unión Nacional de Periodistas.
Esperanza y el trabajo por no violencia de género
Oscar Alvarez y Ana Guerrero, bajo el sello de EL COMERCIO, se lanzaron a esta ruta, respaldados por todo un equipo. Así, Esperanza empezó con una premisa firme: ser el canal para recordar a la sociedad que las violencias son realidades ocultas, pero palpables, dejan huellas y son, simplemente, inaceptables.
En esa línea, en septiembre de 2024, luego de un mapeo de ese panorama, del levantamiento de información, se llegó a la Casa de la Mujer, una casa de acogida de la Unidad Patronato Municipal San José.
Un atrapasueños, colgado en el ingreso, dio la bienvenida, con el mensaje: “Las casas de acogida salvan vidas”. Allí estaba la joven que plasmó el distintivo de este proyecto: Esperanza (nombre protegido). “Yo ahora, soy Esperanza”.
La mujer y dos de sus tres hijos fueron rescatados, tras meses de tortura y aislamiento. A uno de ellos, el agresor, hoy procesado por la justicia, se lo llevó y ella no lo volvió a ver.
Escuchar la historia de Esperanza fue conocer de cerca el alcance de las violencias y la importancia de visibilizarlas. A la par, lo crucial de contar con redes de apoyo.
El Atrapasueños fue el primer episodio de esta ruta periodística, que nos quebrantó hasta los huesos, donde la realidad parecía superar la ficción. Ella nos reafirmó las bases de esta producción.
Una primera temporada
Esperanza se difunde de forma quincenal, a través de todas las plataformas de pódcast. La primera temporada está concebida con ocho episodios.
En las entregas se recogen las historias, además, de las Madres Coraje, organización integrada por madres de víctimas de femicidio, conformada en 2022.
Ellas empezaron con cinco integrantes y en 2025, ya suman 35. Aunque la unión las fortalece, Anabel Campos, una de las fundadoras, sabe que ser más, únicamente, reafirma que los casos no paran.
Por tanto, Esperanza, además, a través de las madres de las víctimas, recoge el otro rostro de la violencia: los niños que quedan en la orfandad.
De quienes no se habla, a quienes se olvida y aquellos que se vuelven hermanos de dolor, lucha y, claro, para los que las obligaciones del Estado se difuminan.
Esperanza nació con unión
Desde el equipo de Esperanza, tenemos un cariño inmenso, respeto y admiración por las Madres Coraje, mujeres que renacieron de la herida más grande. No únicamente eso, se armaron de valor para ser el eco de sus hijas.
Ahora, ellas recorren el país para buscar a aquellos niños y, en medio de sus carencias, compartir una funda de caramelos, un juguete y un abrazo. Todo, mientras escalan una pendiente en la búsqueda de justicia, que no siempre llega.
Nuestra gratitud también a la Casa de la Mujer y a las sobrevivientes que compartieron sus historias con una meta fija: abrir camino para tantas. También, a profesionales que compartieron su conocimiento y trabajo para nutrir cada episodio.
En Ecuador, donde al menos 240 mujeres fueron víctimas de femicidio entre enero y noviembre de 2024 (y van en aumento), según Aldea, este proyecto no solo documenta una realidad alarmante, busca ser una herramienta para sensibilizar y movilizar a la sociedad a dejar atrás las violencias.
La producción de Esperanza
Producir Esperanza ha sido uno de los proyectos más conmovedores y desafiantes en los que he trabajado, dicen Ana Guerrero y Óscar Álvarez.
Desde el inicio, se entendió que no se estaba creando solo un pódcast, sino construyendo un espacio de memoria, denuncia y reivindicación.
Cada testimonio que reconocemos lleva consigo el peso de una historia de dolor, pero también la fuerza de la resiliencia.
La producción de este pódcast fue un viaje de emociones intensas. Cada testimonio nos atravesó el alma, cada historia nos recordó la urgencia de hablar, de actuar, de exigir justicia. Sobre todo, demostrar que hay salida, que hay redes de apoyo, que la violencia no define a quien la sufrió, sino la fuerza con la que se levanta.
Esperanza es más que un pódcast. Es un acto de resistencia, un tributo a quienes ya no están, una plataforma para quienes siguen luchando y, claro, un llamado urgente a cambiar la historia.
Porque cada mujer merece vivir sin miedo, y porque la justicia no debería ser una promesa, sino una realidad.
Creemos firmemente que: ¡Si silenciamos las historias, perpetuamos la violencia! Escuchar es el primer paso para cambiar la historia.