Redacción Guayaquil
El movimiento en la cooperativa Esmeraldas Chiquito empezó hoy desde temprano.
A las 07:00, tres aplanadoras del Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) nivelaron los escombros de las viviendas quemadas. Muy atentos, Walter Huacón y su esposa, María, observaron cómo la pequeña losa de su casa, en la que pernoctaron, fue removida. Hoy dormirán en el terreno vacío de sus vecinas.
Minutos antes habían desayunado un pan y un vaso de agua de anís, que un grupo de cinco vecinos evangélicos les repartieron. Omar Mendoza cargó un balde con la bebida y otras personas le ayudaban a repartir los panes.
Ellos llegaron desde otro sector de Las Malvinas, en el sur, para solidarizarse con los damnificados. “Sírvase un pancito” fue la frase de Mendoza a quienes encontraba. Así repartió 200 panes.
Al igual que ellos, María Castro, propietaria de una panadería en ese sector, entregaba panes a sus vecinos. Su negocio está ubicado a siete casas de donde terminó el flagelo la madrugada del viernes.
Otros, como Paúl González, recibieron la ayuda de sus familiares, quienes les llevaron a él y a su esposa tarrinas con encebollado. “hoy no hubo almuerzo. El primer día tuvimos mucha comida, hoy, en cambio, nada”, dijo.
Mientras tanto, el conductor de la aplanadora del MTOP siguió su trabajo. “Se continuará hasta nivelar el terreno para después rellenar 30 cm con cascajo”, dijo Evaristo Pacheco, encargado de esa labor. Se aplanarán 110 metros del sector afectado, esa distancia comprende la segunda hilera de casas de un total de tres.
“En la primera fila, ubicada en el límite del Salado, y en la tercera aún no se removerá nada hasta segunda orden”, expresó Pacheco.
Poco a poco también llegaron las familias que durmieron en el albergue del Ministerio de Inclusión Social y Económica (MIES). Allí pernoctan en la noche y durante el día cuidan sus predios.
César Guzmán, quien perdió una casa de dos plantas construida con madera, quiere que la ayuda de las autoridades se concrete. “Queremos que el Municipio legalice los terrenos para que el Gobierno haga las casas de hormigón que prometió. Es hora de trabajar juntos, no de pelear”, dijo.
Además de ese pedido, enfatizó que no quieren ser reubicados y tampoco ser víctimas de nuevas tragedias. “Que rellenen y hagan muros de contención como en la Isla Trinitaria. Si nos dan casas de caña, otro accidente podría pasar”, expresó Jackeline Soriano.
Según el diario oficial El Ciudadano, por disposición del presidente Rafael Correa el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi) entregará viviendas de hormigón armado a todas las familias afectadas. Las casas tendrán una área de 42 m² y contarán con sala, comedor, cocina, baño y dos dormitorios, menciona la publicación.
Por su parte, el viernes pasado, durante su visita al sector, el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, ofreció levantar las viviendas en el mismo sector y del material que fueron construidas.
En ello coincide Santos Vera, cuya vivienda de caña se ubicaba en la tercera hilera de la zona que fue afectada. Rechazó la posibilidad de que el Ministerio de Vivienda reubique a 17 familias en el sector de Petrillo, a 45 minutos de Guayaquil.
El Miduvi ofreció esas viviendas para quienes habitaban sobre el Salado, y que no han demostrado la legalidad de sus terrenos.
Vera, quien hace trabajos de limpieza en La Alborada, en el norte, dijo que “aunque habría mayores comodidades, es muy lejos. Aquí estudian nuestros hijos”, expresó.
Hasta ahora el Municipio de Guayaquil y el Gobierno actúan de forma paralela, pese a que ambos han ofrecido su ayuda.
El sábado, durante su cadena habitual, el presidente Rafael Correa dijo que hay que ayudar a los afectados y no caer en una “absurda rivalidad” entre el Municipio de Guayaquil y el Gobierno.