El 52% de escuelas de Ecuador es unidocente y bidocente

En la Escuela Jorge Valencia, de Tarqui, en Cuenca, hay 14 alumnos en 2do, cuarto, quinto, sexto y séptimo de básica. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

Graciela Valero es directora, maestra, está a cargo de la colación escolar y cuida de los libros del salón de lectura. Su escritorio marca el centro de un aula, en donde resaltan tres pizarrones, uno por cada grado que atiende.
La escuela Eugenio Espejo, del recinto Barranca de La Puntilla, en el cantón Samborondón (Guayas), tiene 11 niños. Viven en los alrededores, en un caserío, a 15 minutos en auto desde la carretera que lleva a la cabecera cantonal.
Esta es una de las 55 unidades educativas públicas (32 unidocentes y 23 bidocentes), que registra el área rural de la zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón). Esta es quizá una de las zonas con menos planteles de este tipo, ya que abarca un territorio más metropolitano.
No obstante, la subsecretaria Ericka Laínez explicó que estas pequeñas instituciones están operativas. Y aclaró que aún no han recibido pedidos de reapertura de otras similares, tras el anuncio del presidente Lenín Moreno, para impulsar este tipo de planteles.
En Ecuador, el 52% de planteles educativos fiscales es unidocente y bidocente. En ellos estudia el 5% de un total de 3 353 826 alumnos del sistema público.
“No vamos a condenar a nadie a no educarse. Las escuelas unidocentes atienden a niños de comunidades dispersas o de poca población infantil”.
Lo afirmó el ministro Fander Falconí, quien recalcó que este año continuarán con la construcción, mejora e inauguración de nueva infraestructura. También indicó que las unidades educativas del milenio apenas cubren al 3,6% de la población estudiantil fiscal.
En la Costa ayer, 16 de abril del 2018, se inauguró el año lectivo 2018- 2019. Dos escuelas unidocentes serán reabiertas para este ciclo en el cantón Esmeraldas. Ambas son de estructura de madera.
Las escuelas están en comunidades de Carlos Concha, zona rural de Esmeraldas, a tres horas de la ciudad. Los habitantes de Mora Chigue, parte de la citada parroquia, tras el anuncio del Ejecutivo, hicieron una solicitud al distrito.
La escuela de la zona ha estado cerrada por cinco años. Los alumnos de Mora Chigue deben caminar hasta una hora para llegar a la escuela más próxima a su comunidad, por un camino semilastrado.
Gladis Jama, habitante, cree que esa es una de las causas de la deserción escolar.
En los últimos 10 años, en el cantón Esmeraldas, se cerraron 265 escuelas. De ellas, el 30% serían escuelas unidocentes, según Domingo Mina, exdirigente de la exUnión de Educadores (UNE).
Esa información no pudo ser confirmada por el Departamento de Comunicación del Distrito de Educación. Realizan una depuración del listado para saber cuántas escuelas unidocentes están cerradas.
Según Planificación, 56 escuelas unidocentes están funcionando en Esmeraldas. Pero hay pedidos de otras comunidades para que se reabran.
El director distrital de Educación, Luis Ramírez, explicó que un equipo técnico revisa los pedidos para armar proyectos y reabrir escuelas unidocentes y bidocentes, en el área rural de Esmeraldas.
En los 10 años del gobierno anterior, entre Azuay, Cañar y Morona Santiago se cerraron más de 60 escuelas unidocentes y bidocentes. Algunas fueron absorbidas por las unidades educativas del milenio y en la actualidad quedan 840 entre las tres provincias donde se educan 19 033 alumnos.
Una de ellas es la Jorge Valencia Peñaherrera, de Morascalle, en la parroquia Tarqui. Tiene 14 alumnos en segundo, cuarto, quinto, sexto y séptimo de básica. Están distribuidos en dos aulas. Los pizarrones separan un nivel de otro.
Para la maestra, Carolina Castro, es complicado enseñar al mismo tiempo a los cinco grados. Pero resalta que los niños son responsables y la mayoría tiene buen rendimiento. Mientras dirige su clase a un grupo, los estudiantes de los otros niveles hacen tareas.
Los docentes de este tipo de planteles son generalmente bachilleres de ciencias de la educación, normalistas y de institutos pedagógicos.
En esta parroquia, ninguna autoridad ha presentado propuestas para la reapertura de más escuelas de este tipo. Para el presidente de la Junta Parroquial, Bolívar Saquipay, cualquier cambio en la educación debe ser para mejorar, como contar con más maestros, aulas educativas, mobiliario y materiales en buen estado.
La zonal 6 del Ministerio de Educación recibió 10 pedidos de reapertura, que se analizan. De ellos, tres son de Azuay y siete de Morona Santiago.
En la zona rural de Santo Domingo de los Tsáchilas y de Manabí, los comuneros y dirigentes de 19 sectores han pedido al Ministerio la reapertura de 19 centros educativos.
Quince de las peticiones están en Manabí. Jamina Zambrano es madre de familia de una escuela en el cantón Paján. Sus primeros cuatro hijos, contó, estudiaron en la escuela La Victoria, en un caserío cercano al recinto El Cascol.
Pero el centro fue unificado con varias escuelas unidocentes de El Cascol. Por eso, su hija de 10 años camina más de tres kilómetros. “Es peligroso, no siempre llega el transporte”.
María Beatriz Santos, coordinadora zonal 4, señaló que la reapertura dependerá de una evaluación técnica en la cual se precisa si procede o no. Luego se definen los recursos que se necesitan para dar mantenimiento a la infraestructura, así como la plantilla de docentes que requiere la institución educativa.