La sensación de inseguridad ha empujado a más habitantes de Quito a buscar e instalar dispositivos como cercas eléctricas, cámaras de seguridad y alarmas, pero la delincuencia no termina. En los barrios apelan a la organización.
En el mercado local se pueden conseguir cámaras para interiores de domicilio desde los USD 20 (sin conexiones adicionales) y para exteriores, hay aparatos desde los USD 29.
En Internet, incluso, se ofertan sistemas o kits de video vigilancia con alarmas incluidas desde los USD 150. Pero toda esta tecnología disponible no ha frenado los robos en la capital.
Según cifras del Observatorio de Seguridad, de enero hasta el 19 de abril se registraron 9 999 robos (en general) en el Distrito Metropolitano. En todo el 2022 fueron 11 216.
Cristian Paredes, director Metropolitano de Seguridad, cree que el uso de cualquiera de estos elementos resulta útil como prevención.
Pero para que exista una respuesta concreta ante un acto delictivo- añade- es necesario que cualquier implemento esté conectado a un sistema de seguridad local.
En ese afán, la Secretaría de Seguridad promueve la conformación de Comités de Seguridad en los barrios, para tener un anclaje directo con el ECU911 y la misma Policía. Pero la ciudadanía prefiere no esperar y tomar acciones por su cuenta.
Las alertas se transmiten por chats y videos
Un mensaje del robo de dos motos, y que se compartió en un chat comunitario de un barrio del norte de Quito, alertó a los vecinos hace dos semanas.
Uno de los afectados del delito solicitó, por esa misma vía, a otros vecinos que revisen sus cámaras particulares para ver si así daba con los ladrones.
Efectivamente, el aparato de una casa aledaña grabó casi todo el robo ocurrido durante la madrugada. Pero a esa hora, cuentan los demás moradores del barrio, nadie activó las alarmas ni se hizo la “bulla” que en otras ocasiones se ha hecho para alertar a los demás.
“A la final dieron con las motos, pero porque tenían GPS” dijo una de las vecinas. “Lo ideal hubiese sido que alguna alarma suene o alguien grite, la cámara no sirvió de mucho”.
Algo parecido ocurrió más al norte de la capital, cerca de La Pampa. Vecinos de un conjunto residencial contaron que hace tres semanas, dos desconocidos entraron por una zona boscosa a un inmueble. Todo ocurrió en la noche.
La alerta sobre la presencia de los intrusos la dieron los perros de un vecino, contó uno de los moradores, a quien la noticia del intento del robo le llegó por el chat comunitario. Y en ese caso tampoco sonaron las alarmas.
La organización barrial es esencial
En los últimos cinco años, en Quito se han conformado 287 Comités de Seguridad. Sin embargo, esa cantidad aún resulta insuficiente debido a que el Distrito Metropolitano está conformado por 1 277 barrios.
Por ello, el director Metropolitano de Seguridad insiste en la necesidad de unidad entre vecinos para lograr la organización y la articulación de otras entidades.
Una vez estos comités estén debidamente regularizados, Paredes indica que se puede viabilizar un pedido para la instalación de alarmas comunitarias. Los aparatos están conectados al ECU911 para facilitar la presencia de la Policía.
Actualmente, 557 dispositivos ya fueron entregados por parte del Municipio para su posterior instalación en los barrios donde ya están regularizados los comités.
Las acciones estatales
El ministro de Gobierno, Juan Zapata, manifestó en días pasados su preocupación para evitar que Quito se incluya en la lista de las ciudades más peligrosas.
Durante un encuentro con el alcalde electo, Pabel Muñoz, Zapata dijo que prevé que hasta finales de este mes (mayo) se incorporen a Quito 1 126 policías.
En la cita, Muñoz también apeló a la organización comunitaria. “Si tenemos cámaras, motocicletas y la policía está ahí sin un barrio organizado, la batalla está hecha en la mitad”.
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