Tegucigalpa. AFP y ANSA
Estados Unidos encabeza, desde ayer, un nuevo esfuerzo para tratar de superar la crisis política en Honduras, donde el Gobierno de facto rechaza la restitución de Manuel Zelaya, depuesto hace exactamente cuatro meses.
El responsable para América Latina en el Departamento de Estado de EE.UU., Thomas Shannon, llegó a Tegucigalpa antes del mediodía. Encabeza una misión para reinstalar el diálogo en busca de solucionar la crisis política, luego del fracaso de las negociaciones auspiciadas por la Organización de Estados Americanos (OEA), el pasado viernes.
Ayer se cumplieron cuatro meses desde que estalló la crisis, cuando los militares mandaron al exilio a Zelaya a punta de fusil.
Después de dos intentos frustrados, el Mandatario derrocado regresó clandestinamente el 21 de septiembre y se refugió en la Embajada de Brasil, cuyo edificio está rodeado por cientos de militares y policías. La delegación de Estados Unidos se reunió con los representantes de ambas partes para discutir estrategias del proceso del Acuerdo de San José.
El acuerdo prevé como punto central la vuelta al poder de Zelaya antes de las elecciones, a lo que se ha opuesto el gobierno de facto de Roberto Micheletti.
Shannon, acompañado por el secretario de Estado adjunto, Craig Kelly, y por el asesor de la Casa Blanca para América Latina, Dan Restrepo, instó al derrocado Mandatario y al Gobierno de facto a mostrar flexibilidad para acabar con la crisis.
Zelaya espera que las nuevas gestiones de Estados Unidos puedan conducir a su regreso al poder. “Es necesaria una rectificación para la reconciliación. No hay otra manera, no hay otro camino para este país”, advirtió.
Micheletti, sin embargo, prefiere que la delegación reconozca las elecciones programadas para el 29 de noviembre y acepte que Zelaya no sea restituido. “Las elecciones van a ser libres y transparentes”, prometió. Pero buena parte de la comunidad internacional no reconocerá al nuevo Presidente que salga de las urnas
En forma paralela a la gestión estadounidense, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) denunció que en Honduras murieron por lo menos
1 600 niños, menores de 5 años, en los cuatro meses que lleva la crisis política provocada por el golpe de Estado. Indicó que las muertes se producen a razón de 13 niños por día y que las unidades materno-infantiles de los hospitales públicos ya no dan abasto y van a colapsar.