Jairo Jualtan y Edwin Lojano recogen fresas, afectadas por la ceniza en Cebadas. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO
Animales enfermos, baja en la producción de leche y pérdida de calidad de productos como la frutilla, la mora y el tomate de árbol son algunas de las secuelas, en Chimborazo y en Bolívar, de la última caída de ceniza del volcán Sangay.
Los productores de Cebadas, una parroquia de Guamote, afirman que aún no logran reponerse de las pérdidas que dejó la erupción del 20 de septiembre. Según un reporte levantado por la Junta Parroquial, al menos 200 animales murieron en seis comunidades, a causa de la ingesta de pastos con ceniza.
“Perdí seis terneros. Gastamos en veterinarios y desparasitantes, pero los animales más pequeños no soportaron”, cuenta Eudoro Correa, un ganadero de la comunidad Pacún Ichubamba.
Él sostiene que la producción de leche también bajó de 220 litros a 150, pues los animales no se alimentaron bien en las semanas posteriores a la explosión.
Cebadas está ubicada en la zona de influencia del Parque Nacional Sangay. Allí viven unas 11 000 personas, cuya principal actividad es la ganadería lechera.
Según Álvaro Delli, director distrital del Ministerio de Agricultura y Ganadería, esa fue una de las parroquias más afectadas por la ceniza, por lo que concentraron allí la atención técnica.
“Enviamos cuatro ambulancias veterinarias. A los productores les entregamos una gran cantidad de banano de rechazo y melaza, para que alimenten a sus animales y para ayudarles a expulsar la ceniza que pudieron haber ingerido. La emergencia se atendió y se normalizó la situación”, dijo Delli.
Los técnicos del MAG no recibieron reportes de muertes de animales. Ellos informaron que atendieron a 211 reses y 40 ovinos con enfermedades digestivas.
Los productores agrícolas tampoco han podido superar los estragos del volcán. Ellos cuentan que las flores, las hojas y los frutos de sus plantaciones de frutillas se secaron y cayeron, pese a sus intentos por limpiar la ceniza.
La plantación de Diego Chinlle, de la comunidad Pacún Bajo, luce marchita. Las frutillas son pequeñas y no se asemejan a las frutas de alta calidad que antes enviaba a los mercados de Guayaquil. “Tratamos de quitar la ceniza con las motobombas, pero las flores se secaron. Como la calidad bajó, también bajó el precio”, cuenta el agricultor.
Las frutillas de Cebadas, de cuatro variedades, se comercializan en Guayaquil y Macas. La caja se vendía en USD 6, pero ahora está en 2.
“Tuvimos recursos limitados para atender la emergencia. Presentamos un plan al COE provincial para ayudar a los productores, pero no tuvimos respuesta”, dice Néstor Chávez, presidente de la Junta Parroquial.
En otros cantones, como Alausí y Chunchi, se registraron lluvias que ayudaron a limpiar la ceniza y los daños no fueron tan severos, porque la cosecha se había recogido antes de la caída.
En Bolívar, el cantón más afectado fue Chillanes. Pero también tienen pérdidas por la sequía y heladas, que se reportan desde hace 15 días.
En la comunidad Guacalgoto, por ejemplo, la producción de tomate y de mora continúa baja. “La ceniza sigue en el ambiente. No ha llovido y cada vez que hay vientos fuertes se vuelve a levantar”, dice Vinicio Cevallos.
Antes de la ceniza se cosechaban 200 cajas de tomate a la semana; desde septiembre, la producción no supera las 50 cajas. En la misma comunidad, la cosecha semanal de mora también bajó, de 400 a 150 cajas.