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El viento llevó una nube de azufre a Los Chillos

En el valle de Los Chillos, el olor a dióxido de azufre dejó de percibirse  en la tarde. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

En el valle de Los Chillos, el olor a dióxido de azufre dejó de percibirse en la tarde. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

El Cotopaxi emitió este gas el viernes. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Un ligero olor a azufre se percibió desde la mañana del pasado viernes, entre los pobladores de las localidades de Alangasí, La Armenia y del valle de Los Chillos, en la provincia de Pichincha.

Este fenómeno se recogió en el informe 139 sobre la actividad del volcán Cotopaxi del Instituto Geofísico. Allí se habla de una emisión de vapor con tonalidad azul, que además fue detectada en la noche de ese mismo día mediante una cámara de visión nocturna. La nube fue calificada por el Geofísico como “un brillo” sobre el cráter del volcán.

Esta anomalía sobedece a las altas temperaturas provenientes del magma, algo que también pudiera ser “premonitor a una nueva fase eruptiva”, caracterizada por explosiones pequeñas a moderadas, y que podrían expulsar bloques incandescentes, en zonas cercanas al cráter. Este tipo de actividad no produciría lahares de tamaño grande ni moderado.

La aparición de este brillo indica que hay un escenario caracterizado por el ascenso lento del magma que podría extenderse por varias semanas, algo similar a lo que ocurrió con el Tungurahua en el 2013.

Ayer también se visualizó una columna de vapor y gases de hasta 500 metros con dirección hacia el oriente del coloso. Por ello, el olor llegó hasta las zonas arriba mencionadas. Según el informe del 139, el olor todavía se detectaba ayer.

Víctor Urbina, quien trabaja en una camioneta en la Ciudadela Hospitalaria, ubicada en el valle de Los Chillos, aseguró haber percibido un olor inusual mientras realizaba su recorrido el viernes. “Parecía azufre”, sostuvo. “Es necesario que quienes vivimos o trabajamos en este sector no caigamos en pánico, ya que es un proceso normal. Al contrario, hay que educarnos”.

En eso coincidió Marcela Vega, quien vive en Playa Chica, en Los Chillos. En esta zona, según el Geofísico y el Ministerio Coordinador de Seguridad, también se constató esta anomalía. Sus familiares sí sintieron el fuerte olor.

En el valle de Los Chillos, el olor a dióxido de azufre dejó de percibirse
en la tarde. Foto: Vicente Costales / EL COMERCIO

Menel Tapia, quien vive en La Armenia, dijo que hay que prepararse para saber qué hacer en una emergencia. En su caso, optará por cerrar su local y trasladarse con sus trabajadores hacia un punto seguro. “Todos debemos informarnos a través de las voces oficiales”.

Hasta el pasado jueves, el Geofísico hablaba sobre la emisión de vapor y gases del coloso, pero afirmaba que se dirigían hacia el lado occidental. Pero la dirección del viento cambió desde el viernes. En el informe especial 18, del 1 de octubre, el Geofísico menciona que las nubes de ceniza se movilizaban hacia ese sector y al sur del volcán, y que así ocurre desde el 25 de septiembre.

Por esta razón ayer, en poblados ubicados en el lado suroccidental donde llegó la ceniza en semanas anteriores, no hubo reportes del olor a azufre.

En la parroquia Mulaló, en Cotopaxi, las labores agrícolas, ganaderas y de comercio se cumplieron con normalidad. Ahí también se enteraron de la observación de este ‘brillo’
en el cráter del volcán, localizado a 17 kilómetros del pueblo.

La noticia fue emitida a través de 30 radios handy, que tienen los vigías y que están en zonas aledañas al macizo.

Mario Rocha, presidente de la Junta Parroquial de Mulaló, dijo que la información que reciben ayuda a que haya más tranquilidad. Contó que cada dos y seis horas se emiten informes del estado eruptivo del coloso. “Cualquier cambio nos avisan inmediatamente. Tampoco se ha percibido olor a azufre”.

Cotopaxi 

Un ‘brillo’ se detectó, el pasado viernes, sobre el cráter. La alerta amarilla se mantiene.