Yolanda fue marcada en las islas Galápagos en 2014 y, siete años después, fue hallada en isla del Coco, en Costa Rica.
El desplazamiento de este tiburón tigre es una de las evidencias de la conectividad que hay entre ambas áreas protegidas y de las vías que utiliza la fauna para movilizarse por la región. Aunque este fue el primer registro de este movimiento para la especie, se han obtenido datos de otros tiburones y tortugas que han realizado el mismo recorrido. En ese trayecto deben esquivar a la pesca, que está presente en la zona.
En la COP26, que se desarrolló hasta el 12 de noviembre, Ecuador ofreció ampliar la reserva marina 30 000 km2 sobre la cordillera de Cocos. Con esto, los animales marinos estarían protegidos de la pesca hasta salir de aguas ecuatorianas hacia Costa Rica. Ahora, hace falta que ese país también expanda su reserva marina para que se forme la migravía protegida. Colombia, Panamá, Costa Rica y Ecuador se comprometieron a crear un gran corredor marino que vincule Galápagos hasta Coco, pasando por Malpelo y Coiba.
Alex Hearn, investigador de la Universidad San Francisco de Quito y especialista en tiburones, dice que hay amplia evidencia de la necesidad de establecer estos corredores protegidos. La primera muestra real de su desplazamiento llegó en 2006.
Junto con un equipo de investigadores, Hearn marcó a dos tiburones martillo en las Galápagos que, seis meses después, fueron encontrados en isla del Coco. Para registrar estos movimientos se utilizó una tecnología conocida como marcaje acústico. Consiste en una serie de receptores que están colocados en ambas islas y detectan cuando un animal con marca está cerca.
Como no sabía la ruta que había utilizado el tiburón, hizo un cálculo utilizando como referencia la última detección en Galápagos, la primera en Coco y, conociendo la velocidad a la que nadan, comprobó que había ido en línea recta.
Después de esta experiencia se empezó a utilizar otra tecnología para rastrear a los tiburones. Mediante el marcaje satelital, que emite una señal cuando están en la superficie, los especialistas comprobaron que el comportamiento se repite.
Hearn cuenta que varios tiburones ballena se han acercado a Coco y el año pasado se registró el primer ingreso de uno de estos especímenes a este parque de Costa Rica. En otra ocasión, el tiburón llegó a Coco, pero se desvió hacia Malpelo, en Colombia, que también es parte de la conectividad propuesta. En cuanto a los tiburones martillo, hace cuatro años se evidenció la migración de un macho desde Darwin a Coco a lo largo de esta migravía y siguió hasta Costa Rica. Lo mismo ha pasado con los tiburones Galápagos y sedosos.
Felipe Vallejo, director Ejecutivo de la Fundación Equilibrio Azul, considera que es importante que los ofrecimientos de proteger estos corredores se concreten para conservar a las especies marinas. Estas son migratorias y no respetan fronteras. Julián es un ejemplo de esta conectividad. Esta tortuga carey de menos de un año de edad salió desde las costas de Ecuador, pasó por Colombia y Panamá, y llegó tres meses después casi hasta el final de Costa Rica. Allí se perdió su señal.
Gracias a transmisores satelitales, los investigadores de Equilibrio Azul han registrado el viaje de cinco tortugas carey hacia Colombia y otras dos hacia Costa Rica. Esto demuestra que esos animales, que están ‘En peligro crítico’ de extinción, ocupan aguas territoriales de todos estos países.