Llegaron a Quito por “una señal”. Son los Saint-Pierre, los integrantes de una familia francesa que hizo una pausa en sus actividades para ser voluntarios en la Fundación Ecuasol. Louisa, Nicolás, Gáspard y Achille arribaron en agosto y se quedaron en la ciudad durante tres meses.
En el sitio, la jornada diaria se desarrolla a 3 114 metros de altura, en el barrio Twintza. Ecuasol es una fundación franco-ecuatoriana, sin fines de lucro, que surgió hace 20 años. En este diciembre, además de su aniversario, conmemoran el Día Internacional de la Solidaridad Humana.
Una respuesta a la crisis social
Muchos niños en Quito deben dejar la escuela por falta de dinero y se ven obligados a trabajar en las calles para ayudar económicamente a sus familias.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC 2022), aproximadamente, 86 000 niñas y niños, de entre 5 y 17 años, se encuentran en situación de trabajo infantil en Quito. La tasa es del 10,54%, es decir, uno de cada 10 menores. Esta realidad no es nueva y motivó a la apertura de la organización, que atiende a pequeños de sitios como Pisulí, La Roldós, Tiwintza, La Paz, entre otros.
La familia, que incluye a dos pequeños de 8 y 10 años, buscaba viajar. Pero, según Louisa, la meta no era un paseo típico, sino ayudar, aportar a las personas que lo requieren.
En un viaje a Colombia conocieron a los fundadores de Ecuasol. Así se enteraron de la propuesta, les gustó, empezaron los trámites y llegaron a Quito. Todo fluyó.
La familia se instaló cerca del barrio Tiwintza. La jornada empezaba a las 09:00. Los pequeños tenían tareas en línea y, a la par, compartían las dinámicas y guías con los usuarios. Nicolás, por su parte, combinó las jornadas como voluntario, en las que apoya con tareas escolares, con los asuntos de su empresa en París. Una pequeña terraza, con el barrio de fondo y una silla fueron su oficina temporal; un espacio acogedor.
La experiencia los llenó de ilusión, al punto de decidir apadrinar a niños, como lo hacen varios coterráneos. Esto ayuda a cubrir las necesidades mensuales de los pequeños acogidos.
Apoyo multinivel
Actualmente, Ecuasol llega a 60 niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad, de entre 6 y 18 años. Asisten a unidades educativas fiscales. La mayoría tiene dificultades en el aprendizaje, en su entorno familiar o social. De forma indirecta, apoyan a 54 familias (compuestas en promedio por seis miembros), que viven en condiciones vulnerables de pobreza y pobreza extrema. Hay un total de 324 beneficiarios indirectos.
La fundación, donde murales llenos de color dan cuenta de la diversidad en el mundo y la solidaridad, financia uniformes y útiles escolares. Entregan almuerzo diario. Se suma un refrigerio.
La organización ha recibido unos 100 jóvenes voluntarios del Servicio Cívico Francés, de universidades francesas y de locales. Los Saint-Pierre llegaron por sus medios, costeando sus gastos.
Hasta Ecuador también han llegado personas como Ayumi Sunahata, de la mano del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana y de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón-JICA. Ella es experta en terapia ocupacional y el 9 de septiembre se sumó a los servicios para adultos mayores que brinda la Unidad Patronato Municipal San José, en la capital.
Las fundaciones registradas en el MIES son aquellas que, entre sus objetivos, atienden a grupos vulnerables, con uno o más fundadores. Las corporaciones, en cambio, son entidades de naturaleza asociativa, estable y organizada, conformada por un número mínimo de cinco miembros.
En el Distrito Metropolitano, 2 990 organizaciones sociales están registradas ante el MIES. De estas, 2 567 son corporaciones y 432, fundaciones.
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