En Rumiñahui, vecinos y municipio están preparados ante las lluvias

Se implementaron escolleras para viviendas que se encuentran a orillas de los ríos, por ejemplo, del San Nicolás. Foto: Roxana Madrid / El Comercio

En el cantón Rumiñahui, vecinos y municipio se anticipan a las emergencias que puedan darse debido a la época invernal. 

Esto se ha logrado, porque en febrero del 2022, el río San Nicolás se desbordó y ocasionó inundaciones en sectores como El Viejo Roble, Redondel de Santa Rosa y San Nicolás.    

Las fuertes lluvias afectaron a 15 personas, que fueron rescatadas de lugares inundados o vehículos en riesgo. Asimismo, se registraron daños en nueve autos, una gasolinera, cuatro vías y viviendas.   

Si bien no hubo víctimas mortales que lamentar -solo pérdidas materiales- el escenario pudo ser peor.  

Hoy, esos sectores ya no presentan afectaciones. La creación de un plan de prevención de emergencias por las lluvias ha ayudado a reducir la cantidad de daños que pudieran presentarse en el cantón.  

En El Viejo Roble se construyó un colector para canalizar el agua que baja del río San Nicolás. Foto: Roxana Madrid / El Comercio

Martha Chicaiza, representante del Comité de Riesgos del barrio Loreto, comenta que las lluvias de este año han estado fuertes, pero no tanto como en 2022. No al menos, con la devastación que causó.  

Asimismo indica que cuando se inició el invierno, los moradores y autoridades municipales sumaron sus esfuerzos para hacer mingas de limpieza en quebradas, orillas de ríos, así como en las cunetas. 

Entre enero y febrero del 2023, se registraron apenas cinco emergencias en torno a las lluvias. Mientras que en marzo, han sido alrededor de 20.

Más de diez viviendas resultaron afectadas debido a inundaciones; sin embargo, se restablecieron. Apenas una de ellas tuvo que ser evacuada.

También se han resgistrado caídas de árboles y deslizamientos de tierra en caminos, los mismos que ya fueron retirados.

Plan para anticiparse a las emergencias 

La dirección de Gestión y Riesgos del Municipio de Rumiñahui se creó hace un año y desde hace aproximadamente seis meses elaboró su plan de preparación, respuesta y resiliencia junto al Programa Mundial de Alimentos (PMA) que tuvo su financiamiento.   

Como parte de esa estrategia, el área municipal dispone de una estación meteorológica, que es una instalación destinada a medir y registrar regularmente diversas variables meteorológicas.  

Los técnicos utilizan instrumentos como pluviómetros para recoger y medir las precipitaciones. Se guían con drones para el monitoreo de las zonas. Allí pueden observar, por ejemplo, si ocurren deslizamientos.

El pluviómetro recoge y mide las precipitaciones. Foto: Roxana Madrid / El Comercio

Fausto Hidalgo, director de Gestión de Riesgos, señala que este plan está dando sus frutos, puesto que desde 2021 hasta el presente año, se ha logrado reducir en un 70% la cantidad de riesgos ocasionados por lluvias en el cantón.  

Como parte de las acciones que han realizado las autoridades, construyeron escolleras para viviendas que se encuentran a orillas de los ríos, por ejemplo, del San Nicolás.

Una escollera es una obra echa con piedras echadas al fondo del agua, para formar un dique o muro de defensa contra la corriente. Esta sirve de protección a las casas.

La dirección de Gestión y Riesgos cuenta con un presupuesto aproximado de USD 30 000 para la gestión de riesgos en el cantón.

Zonas vulnerables en invierno 

Las zonas vulnerables frente a precipitaciones son aquellas que cuentan con altas pendientes -de hasta 35º- como es el caso de Jatumpungo, El Vínculo y Luz de América.  

Marcia Topón, moradora del barrio Luz de América, cuenta que en lo que va del año, las lluvias han afectado su vivienda, porque al frente de su casa se producen deslaves. “Tenemos peña a un lado y al otro lado y corremos el riesgo a ambos lados”, lamenta.  

Además, el agua que queda estancada en la tierra se filtra en las viviendas y eso ocasiona humedad en las estructuras.  

Cuando eso ocurre, los vecinos piden ayuda al Municipio con limpieza de rocas y tierra.  

Topón, incluso, cuenta que parte de la morada de sus vecinos -una pareja de adultos mayores- se fue al precipicio. Ellos se vieron obligados a evacuar a la vivienda de sus hijos, quienes viven en otro sector de Rumiñahui.  

Desde el Municipio se brindará asesoramiento para la construcción de un muro de contención en la parte afectada, pues viviendas como estas son ilegales.

La familia afectada por el deslizamiento de tierra en su casa fue evacuada. Foto: Roxana Madrid / El Comercio

A los puntos con pendientes se suman los sectores cercanos a cuatro ríos que aumentan su caudal: San Nicolás, San Bache, Santa Clara y Capelo, en donde existen probabilidades de inundaciones.   

También se encuentran las zonas anegables, que son terrenos llanos o poco ondulados adyacentes a los ríos, que experimentan inundaciones ocasionales. Se trata de los sectores de El Rancho, El Colibrí y Jatumpungo, sobre los que se construyeron sistemas de drenaje público con cierta capacidad y que terminaron sobrepasando la misma. 

Los técnicos de Riesgos saben que si en cualquiera de estas zonas anegables se producen lluvias que sobrepasen los 25 milímetros por m2, de entre 20 y 30 minutos, resulta suficiente para que se inunden.

De ser el caso, se trasladan a esos lugares y realizan una gestión de crisis, en donde identifican la probabilidad y el impacto. Eso les permite determinar la cantidad de personas que pueden resultar afectadas producto de la emergencia.

De forma inmediata, trabajan con maquinaria de la dirección de Obras Públicas y si no cuentan con los suficientes recursos solicitan apoyo del Concejo Provincial de Pichincha o a la Secretaría de Gestión de Riesgos.

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