Esmeraldas y Manabí, en la Costa de Ecuador, son los sitios que prefieren los turistas quiteños para pasar julio y agosto, época de las vacaciones escolares en la región Sierra.
Según los datos más actuales (2011) del Ministerio de Turismo, los quiteños se concentran en las playas de Atacames y Tonsupa, en Esmeraldas, para descansar y desarrollar actividades en familia o los jóvenes las prefieren para practicar turismo de aventura, como parasailing o parapente.
En Manabí, el arribo de los turistas de la capital de Ecuador se da entre fines de julio hasta la última semana de agosto. Los viajeros capitalinos están agrupados en aquellos turistas que se desplazan en automotores propios, los que utilizan el servicio en autobuses de transporte interprovincial y quienes con una mejor capacidad económica viajan en avión, comenta Celia Higuera, presidenta de la Cámara de Turismo de Manta.
Los quiteños se quedan en Manta, el puerto manabita más desarrollado de la provincia. También gustan de la zona norte, como el cantón Sucre (Bahía de Caráquez). Ahí, Manuel Contreras y Rosa Villegas arribaron hace una semana a San Jacinto. “Son nuestras playas preferidas, no hay contaminación, se puede comprar pescado al pie del mar, hay total quietud en las tardes y noches, mis hijos y mis nietos juegan fútbol en la playa y otros aprenden a surfear”, explica Contreras.
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La visita a la Galería Náutica Mirador Farallón Dillon, los museos de Valdivia, el Paleontológico Megaterio, Real Alto, Amantes de Sumpa, Salinas Siglo XXI; los Baños San Vicente, la práctica del parapente en San Pedro, el canopy, surf o el parasailing en Montañita o la caminata en los senderos de Dos Mangas, en la cordillera Chongón Colonche, son los sitios por los que más preguntan los turistas de la Sierra para sus visitas en Santa Elena.
Douglas Dillon, de la Cámara de Turismo de Santa Elena, esta época además coincide con el verano internacional por lo que también se produce una presencia importante de turistas extranjeros. Y que, como es una época de frío en la playa, practican adicionalmente actividades culturales y de aventura.
“Hay quienes salen a pasear frente a Salinas en yate o a realizar la observación de las ballenas jorobadas tomando en cuenta que llegan en la temporada de las vacaciones de la Sierra”, cuenta Pedro Borbor, quien trabaja con una operadora turística.
Un dependiente del Hotel Salinas, quien no se identificó, considera que la llegada de turistas este verano ha sido regular. Agrega otro punto por el que con más frecuencia han preguntado los clientes de la Sierra este año: la Chocolatera.
Es el punto más sobresaliente de América del Sur en el océano Pacífico. Está ubicado dentro de la Base Naval de Salinas y el Ministerio del Ambiente construyó este año una nueva infraestructura para beneficio de los turistas que en esta época pueden observar ballenas, delfines, gaviotines, pelícanos, albatros, piqueros patas azules, fragatas…
Dillon indica que el turista de la Sierra trabaja mucho con su presupuesto. Hay un gran porcentaje que, por ejemplo, llega a departamentos que son prestados por familiares tomando en cuenta que en esta época están desocupados, lo que les permite quedarse por periodos largos. “Otro pequeño porcentaje, en cambio, alquila casas por largo tiempo porque resulta más económico que contratar un hotel. Y de ahí la gran mayoría prefiere ir a hoteles intermedios”. Los costos promedios van desde los USD 30 en adelante.
En cuanto a la comida, la preferencia son los mariscos especialmente los platos que tienen que ver con el pescado, camarón, conchas y pulpo.
En Imbabura, la mayoría de turistas proviene de Quito y del sur de Colombia. Así lo asegura Gabriela Hadathy, directora de turismo de la Prefectura de Imbabura.
En Imbabura hay 8 000 plazas hoteleras. Se puede encontrar lugares de hospedaje desde USD 8 a 150 la noche, explica Luis Carlos Ruiz, presidente de la Asociación de Hoteleros de Imbabura.
Uno de esos visitantes es John Vera. Llegó desde Quito acompañado de su esposa e hijo. Este empleado de una farmacia se hospedó en el hotel Montecarlo, de Ibarra, durante tres días.
Meses antes había planificado el paseo y ahorraron para ello. Por una habitación matrimonial pagaron USD 50 y una simple 31,50 diarios.
Como era fin de semana aprovecharon para recorrer los 31 kilómetros del ferrocarril entre Ibarra y Salinas. Por ello pagaron USD 45 por los tres.
Vera comenta que también visitaron la laguna de Yahuarcocha y disfrutaron de los helados de paila.
Ismael Guerrero, propietario de la heladería Rosalía Suárez, asegura que entre julio y agosto aumenta las ventas, por los turistas nacionales. “Mientras en un domingo común atendemos a 400 personas a diario, un domingo en época de vacaciones llegan un promedio de 800 personas”.
También advierte que la mayoría de sus clientes son quiteños o ibarreños que viven en la capital.
Ruiz refiere que la Prefectura, que maneja el balneario de aguas termales Agua Santa, de Chachimbiro, informó que en los últimos 10 meses facturaron USD 1 millón. “Muchos de esos clientes son personas de la tercera edad que llegan por la fama curativa de las aguas naturales”.