Pugnas por el agua para riego, en Cotopaxi; agricultores, empresarios y autoridades buscan soluciones

Isabel Cajamarca y Polibio Tonato conversan con los dirigentes de Alpamalag, en Pujilí, sobre la falta de agua para sembrar. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Isabel Cajamarca y Polibio Tonato conversan con los dirigentes de Alpamalag, en Pujilí, sobre la falta de agua para sembrar. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

Isabel Cajamarca y Polibio Tonato conversan con los dirigentes de Alpamalag, en Pujilí, sobre la falta de agua para sembrar. Foto: Glenda Giacometti / EL COMERCIO

La siembra de maíz, papas, cebada, cebollas y otros productos de ciclo corto se retrasó en Cotopaxi, por la falta de lluvias. Los campesinos esperaban que el invierno llegara los primeros días de noviembre, pero recién se presentó la última semana de diciembre.

La ausencia de precipitaciones y la escasez de agua en el sistema de riego son permanentes en la provincia.

El déficit de agua se debe al aumento de la cantidad de usuarios del sistema de riego; hay canales dañados, faltan embalses, hay páramos deforestados, y la ganadería y los sembríos han sobrepasado la frontera agrícola.

Estos datos fueron recabados luego de tres semanas de reuniones entre los representantes del Movimiento Indígena y Campesino de Cotopaxi (MICC), las juntas de agua y regadío, autoridades locales, empresarios de brócoli y flores y delegados de los ministerios del Ambiente y de Agricultura y Ganadería (MAG).

Todos ellos conformaron la Mesa del Agua, para buscar soluciones ante la falta de agua en la provincia, explica Leonidas Iza, presidente del MICC.

Este organismo surgió a raíz de que los campesinos de Saquisilí, Pujilí, Latacunga y Salcedo bloquearon la Panamericana Sur, cortaron el suministro del agua e impidieron el ingreso a las plantaciones de brócoli.

Durante esa medida acusaron a los empresarios del brócoli de bombardear las nubes y a los floricultores y a otras industrias, de acaparar el líquido vital de regadío.

La protesta se realizó el 9 de noviembre del 2020; tres días después nació la Mesa del Agua.

Iza indicó que el primer informe, con el diagnóstico general de cómo está el agua en la provincia y qué proyectos se ejecutarán, deberá entregarse hasta finales de diciembre.

En Cotopaxi hay cuatro canales de riesgo estatales: Alumies, canal norte, Latacunga- Salcedo-Ambato y Jiménez Cevallos, que sirven a los cantones Saquisilí, Pujilí, Latacunga y Salcedo. Además, hay seis acequias abiertas en Pujilí y Salcedo, según los ministerios de Ambiente y Agricultura.

Este sistema riega 47 789,98 hectáreas en esos cuatro cantones. Pero, según el MAG, en la provincia hay 147 486,07 hectáreas sin regadío.

La comunidad San José de Alpamalag, en Salcedo, recibe 276 litros de agua por segundo para las chacras de sus 250 regantes y comparte con otros nueve sectores. Se riegan pastos, sembríos de alfalfa, maíz, papas, zanahoria y otros.

Blanca Cajamarca dice que con su esposo debieron comprar hierba en el mercado de Salcedo para alimentar a cinco vacas, tres terneros, 60 cuyes y conejos. No pudo sembrar pastos, por el estiaje, y su chacra estuvo desértica.

“Luego de la protesta y de la suspensión de los vuelos (de avionetas) regresó la lluvia. Esto es de todos los años y se debe buscar una solución con una redistribución equitativa del agua de regadío”, comenta.

También se registran pugnas entre los usuarios del canal de riego Belisario Quevedo y los habitantes del suroriente de Latacunga, por el agua del río Illuchi. Los vecinos de Belisario cuentan que en época de verano se reduce el caudal y hasta se seca el afluente, que alimenta al río Cutuchi.

Esto hizo que los usuarios intentaran bloquear el paso del agua a la tubería que lleva a los tanques de distribución a la ciudad.

Jorge Guamán, prefecto de Cotopaxi, explica que los regantes de Belisario Quevedo tienen una concesión de 630 litros por segundo, pero en la realidad reciben 220; e incluso 30 en época de sequía.

Guamán debió intervenir para evitar el corte del agua. Él considera que una de las soluciones es la construcción de los embalses Chalupas, Pumacunchi y Nagsinche. Estos reservorios dotarían de agua a las zonas que ahora se encuentran afectadas.

Cree que hay que apoyar a las comunidades para que cuiden los páramos y evitar que sigan sembrando en las zonas donde se produce el agua.

Galo Jaramillo, representante de las empresas del brócoli en Cotopaxi, sostiene que hay una mala utilización del agua por parte de las comunidades, se queman los páramos y hay directivos que lucran con el agua. “Todos estos temas se están colocando en la mesa y estamos buscando soluciones. “Vamos a demostrar que no bombardeamos las nubes. Hablaremos sobre cómo se debe optimizar el agua”.

En Pujilí, hay zonas donde no llega el agua de las acequias.

En la comunidad Alpamalag, en Pujilí, solo esperan las lluvias para sembrar la cebada y hierba (alfalfa y forraje). “No sembramos este año porque las lluvias no llegaron a inicios de noviembre”, comentan los esposos Isabel Cajamarca y Polibio Tonato.

El martes 2 de diciembre del 2020, los campesinos llevaron sobre sus espaldas dos atados de hierba que compraron en el mercado, para alimentar a sus dos vacas.

Suplementos digitales