A escala mundial, 1,35 millones de personas pierden la vida en las vías cada año; y hasta 50 millones más resultan heridas a causa del tráfico vehicular.
Este tipo de siniestros en calles, avenidas y carreteras es el principal motivo de muerte violenta en jóvenes de 18 a 29 años, en todo el mundo. La capital no es inmune a este tipo de problemática.
En lo que va del primer cuatrimestre de este 2022, la Agencia Metropolitana de Tránsito reporta 128 personas atropelladas; en 2021 se registraron 77 y en 2020, 126 resultaron heridas. Para el transeúnte promedio, es más que un riesgo una verdadera odisea trasladarse de un lugar a otro en la ciudad.
Karina Gallegos, vicepresidenta de la Asociación de Peatones de Quito, considera que si bien esas son las cifras oficiales, existe un subregistro; por lo que asegura que los números reales son superiores. “Estas muertes no solo son trágicas para las familias, sino que se pueden prevenir con intervenciones adecuadas”.
Gallegos dice que en la capital no hay una planificación ni una visión clara de las necesidades del peatón. La prioridad de las autoridades municipales es controlar el tránsito vehicular, pero no hay una preocupación para dar seguridad al transeúnte. No obstante, los peatones no son quienes mayormente causan los siniestros; su imprudencia está en cuarto puesto entre los motivos. El primer puesto lo ocupa la impericia del conductor, que no es tema menor.
Según el informe de la Iniciativa Bloomberg de Seguridad Vial Global, cuando un vehículo va a 60 km, la persona atropellada tiene un alto riesgo de muerte; mientras que al transitar a 40 km, el auto logra frenar a tiempo y evita el impacto. La velocidad excesiva ocasiona el 85% de muerte de peatones y ciclistas, pues estos últimos se encuentran en el grupo vulnerable en siniestros de tránsito.
Entre las causas
La velocidad es el principal factor de riesgo identificado por la Organización Mundial de la Salud como responsable de muertes y lesiones en el tráfico. Gallegos sostiene que al exceso de velocidad se suma la falta de mantenimiento de las veredas, que perjudica a todos los habitantes de la ciudad.
“Una acera que tiene maleza o se encuentra en mal estado es un lugar idóneo para que se produzca un siniestro, porque los peatones no ven dónde pisan”, sostiene.
Además, las veredas son utilizadas como estacionamientos de autos y de bicicletas o como una extensión de locales comerciales, que colocan vallas publicitarias. “Esto ahonda aún más los problemas de movilidad de los peatones y los obligan a caminar por la calle, volviéndolos más vulnerables frente a los vehículos; por esta razón, el Municipio tiene que invertir en el tema de infraestructura peatonal y de ciclistas”, dice.
Los jóvenes son las principales víctimas
Mayra Naranjo tiene 20 años, su casa está ubicada en el barrio San José de Monjas, sur de Quito. Para trasladarse a su trabajo, en el sector de Solanda, debe caminar alrededor de unos 10 minutos por la calle Francisco Matiz, para tomar el bus en la avenida Napo.
Hace dos meses un auto la atropelló, desde entonces su vida cambió. A causa del siniestro se fracturó una pierna y tuvo que dejar su trabajo para poder acudir a sus sesiones de rehabilitación.
“Cuando repavimentaron la calle Francisco Matiz se olvidaron de construir veredas, varias personas que transitan por el lugar se han salvado de ser atropelladas, pero yo no corrí con la misma suerte. Solicito a las autoridades que den una solución y así poder evitar que esta tragedia se repita”, señaló.
Por otro lado, para Pamela Villacrés, directora de Ingeniería de Tránsito de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT), también existe la corresponsabilidad ciudadana, ya que hay casos de personas que no respetan las señales viales en lo absoluto.
“Hasta abril de 2022 existieron 19 peatones multados por no respetar las señaléticas, podemos hacer una relación con los años 2020 y 2021 en el mes de abril, donde el número de los infractores fue de 40, respectivamente”. La razón del aumento durante esos años fue la escasez de movilidad de automotores y las leyes de restricción vehicular por la pandemia.
Jimena Romero, especialista en Seguridad Vial, explica que para reducir los índices de atropellamientos en las zonas urbanas es importante que las autoridades realicen un análisis de los puntos críticos, de las causas de los siniestros y con base en esta información deben plantear soluciones. Además de reforzar los controles en los puntos donde se registra el mayor número de siniestros.
¿Qué se puede hacer?
Según la Ley de Tránsito, el peatón que en las vías no transite por las aceras o sitios de seguridad, destinados para tal efecto, será sancionado con multa equivalente al 5% de salario básico unificado, es decir, con USD 21,25.
La responsabilidad y el respeto a las leyes de tránsito debe existir para el conductor y el peatón.