El nombre de María es el más dominante en la población femenina de Santo Domingo de los Tsáchilas, en el occidente del Ecuador.
Es el que más se inscribe en la base de identidad de personas en el Registro Civil.
Hay 8 761 mujeres con ese nombre, según las estadísticas de datos de nombres y apellidos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC). Ahí se evidencia que constan en los archivos desde 1967 hasta el 2020.
En estas más de dos décadas se han inscrito en promedio 162 mujeres por año con esta identidad.
Pero 1995 fue atípico en las inscripciones por primera vez, pues solo ese año se contabilizaron 334 Marías en la oficina del Registro Civil local.
La razón por la que los padres optan por este nombre es diversa.
En agradecimiento a la Virgen María, por conservar la tradición de una generación y hasta porque rima con un nombre compuesto, explica el sociólogo, Nelson Valencia.
La preferencia por este nombre supera hasta en 3,5 veces más a otros que se ubican entre los más comunes en la provincia Tsáchila.
Por debajo de María aparecen Ana, Diana, Génesis, Rosa, Emily, Carmen, Jessica, Andrea y Melany, que constan con menos de 2 000 inscripciones en estos últimos 53 años.
María Fernanda Tinoco, de 32 años, lleva ese nombre en honor a su padre.
Su madre, Gioconda Ruiz, quiso mantener en el árbol genealógico a María porque su esposo se llama Mario y quería que perdurara su identidad en una versión femenina.
Desde pequeña, María Fernanda ya daba señales de un parecido muy marcado con él.
Entonces Ruiz buscó una forma para perennizar la identidad en la última de sus cuatro hijas.
María Luisa Gómez, de 22 años, lo lleva en agradecimiento a la Virgen. Hace 35 años sus padres habían perdido la esperanza de que naciera viva porque en chequeos previos presentaba una malformación que les hizo pensar que el alumbramiento solo sería para extraerla sin vida.
En algún momento hasta el cordón umbilical se había enredado en el cuello de la bebé y creyeron que una pérdida de oxígeno le habría provocado la muerte. En el vientre tampoco había movimiento. Su madre, María España, rezó de forma interminable para que la Virgen María le ayudara en la gestación. Se encomendó con tanta fe que de a poco recobró la esperanza que había perdido un mes antes de dar a luz.
María Luisa nació prematura a los siete meses. Estuvo en la incubadora por varias semanas y logró adquirir el tamaño y peso normal con el tiempo.
Cuando esta joven madre de familia recuerda esta historia se siente reconfortada porque ha sido una ‘guerrera’ desde que estuvo en el vientre de su madre.
Su hija, que tuvo complicaciones al nacer, es producto de esa fe que lleva gracias a su progenitora. La pequeña de cinco años también se llama María.
El uso de María en los registros de identidad también tiene un alto impacto en la facilidad que supone recordarlo y porque en la mayor parte del país es muy usual encontrar a más mujeres con ese nombre, cuenta el sociólogo Valencia.
En la data del INEC se indica que en los últimos 20 años se han inscrito 111 543 Marías a escala nacional.
En Manabí, Pichincha, Guayas, Cuenca y Loja se ha reportado la mayor cantidad de registros.
Según la partera Regina Calazacón, históricamente se ha creído que era una tradición en la región Sierra, donde tiene mayor popularidad en el agro.
Esta idea con los años fue abriéndose a otros espacios, como en los mercados, donde a la mayor parte de las comerciantes se las asocia con María, pese a que no es su nombre de pila, agrega Calazacón.
En la otra orilla están las que menos popularidad tienen. En la provincia Tsáchila los nombres con menos inscripciones son Paulett, Darlen, Jesley, Rousse, Jenedith, Betsabeth, Gineth, Tanelly y Eliane.
Hay menos de seis registradas en las inscripciones del Registro Civil, de acuerdo con el INEC.
Jorge Mendoza, ex funcionario de la Dirección Nacional del Registro Civil, dijo que estos últimos nombres responden a los anglicismos que se han introducido por diversas dinámicas culturales, como por la música, las series televisivas, etc.
Mendoza agrega que incluso hay decisiones que se toman en la misma fila previo al ingreso a la oficina de la entidad. Se les ocurre un nombre y sobre la marcha se ponen de acuerdo.
La Ley de Gestión de Identidad y Datos establece las reglas cuando se trata de la inscripción de nombres.
Según el artículo 36 de esta normativa, no se podrá asignar más de dos nombres simples o uno compuesto conforme al uso general ecuatoriano.
Tampoco se permite registrar aquellos que “constituyan palabras extravagantes, ridículas o que denigren la dignidad humana o que expresen cosas o nociones, a menos que su uso como nombres se hubiere consagrado tradicionalmente”.