La población nativa de Montañita no pasa de los 2 600 habitantes. Pero en un fin de semana -sobre todo antes de la pandemia- podía congregar a 10 000 personas o más, si la fecha coincidía con un feriado o durante la temporada alta -entre diciembre y abril-.
Esta comuna de la parroquia Manglaralto, en la parte norte de la provincia de Santa Elena, experimenta en las últimas semanas un contraste entre resurgir del turismo, su principal fuente de ingresos que se afectó con la emergencia sanitaria, y los intensos operativos de control policial.
El 4 de septiembre el Gobierno anunció un plan para convertir al balneario en un “circuito especial” de seguridad. El diagnóstico que motivó esa decisión revelaba un aumento del 20% de los índices de violencia.
El general Freddy Sazosa, comandante de la Policía en la zona 5, explica que uno de los principales problemas es el microtráfico de estupefacientes. “Se ha articulado el eje investigativo con la finalidad de identificar a los microexpendedores, especialmente los fines de semana”.
Con la intervención, más agentes de unidades preventivas y de inteligencia se han desplegado en esta comuna de angostos callejones que conducen al mar. Por las noches, las luces de los patrulleros se mezclan con las luces de las discotecas que han empezado a retomar su ritmo con el descenso de casos de covid-19.
El sector turístico ha solicitado por años que se realicen controles, como asegura Carlos Abad, presidente de la Cámara Provincial de Turismo de Santa Elena. Sin embargo, alerta que los operativos con grandes cantidades de uniformados y los rumores de un supuesto escenario de pugna en el balneario entre bandas narcodelictivas ha causado un bajón en las visitas.
“Hemos pedido que se haga respetar las ordenanzas municipales que prohíben la venta y consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública; esta es una de las causas del descontrol. Pero también hemos pedido que no se haga un campo de batalla que ahuyente al turismo”.
Lo dice por la cancelación de reservas que han reportado algunos hoteles de la comuna. En promedio, según Abad, tuvieron una disminución del 50% de visitantes en las últimas dos semanas.
Es una reacción en cadena que no solo perjudica a los hostales y hoteles registrados, que superan los 180 y que serían más si se suma las casas que también alquilan habitaciones. El impacto, dice el presidente de la Cámara de Turismo, también alcanza a las 12 operadoras turísticas y seis grandes discotecas registradas, más una serie de pequeños negocios del centro y de la playa.
“No estamos en contra de los controles porque sabemos que un lugar más seguro es más visitado, pero pedimos trabajar unidos -dice Abad-, en mesas de trabajo en territorio para articular, de una forma adecuada, estos operativos, sin perjudicar a los turistas ni a los empresarios del lugar”.
El general Sarzosa coincide en la unión de esfuerzos y explica que por ahora la Policía planifica ampliar la capacidad operativa de la única unidad de vigilancia comunitaria de la comuna, que cuenta con dos patrulleros, seis motocicletas y cerca de 12 uniformados. “La idea es articularnos con las instituciones públicas y privadas, y atender la demanda de seguridad ciudadana en territorio”, dice.
Montañita es un destino turístico internacional, reconocido por sus encrespadas olas para surfear. En el 2016 estuvo en la mira del mundo por el femicidio de dos jóvenes argentinas que vacacionaban en el lugar. Desde entonces se anunció una intervención de seguridad que fue solo temporal.
En estos días el balneario se prepara para los feriados de octubre y noviembre, con miras a la recuperación económica. “Montañita es mágico -destaca Abad-. Lamentablemente, a través de los años se ha vendido una idea de drogas, sexo y alcohol… Pero quien realimente la conoce sabe que es deporte, montaña, naturaleza y una magnífica gastronomía”.