Las provincias fronterizas de Esmeraldas y Sucumbíos registran el mayor índice de déficit habitacional de calidad, en el norte del país.
La primera tiene un déficit del 46,3% y la segunda, de 45,7%, según una encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Censos del 2017. A escala nacional, el promedio es de 33,7%.
En Esmeraldas, solo el 34,6% de casas se considera que posee condiciones aceptables para vivir. Según Guillermo Robayo, abogado de la Misión Scalabriniana del Ecuador, en las provincias del norte el déficit de vivienda se triplica o cuadruplica respecto del resto del país, dependiendo de las zonas. Pero agrega que la situación en Esmeraldas es más precaria, incluso en los servicios básicos (agua y alcantarillado).
Las casas construidas con caña guadúa y madera aún se observan en las zonas altas de la ciudad de Esmeraldas. La mayoría de las pequeñas covachas familiares está en los asentamientos irregulares.
Esa realidad es más notoria en las zonas rurales y en las cabeceras de los ríos del norte, así como en las poblaciones de San Lorenzo, Eloy Alfaro y Muisne, junto al manglar.
Según el Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), existe un déficit de 39 589 viviendas en la provincia. Sin embargo, esa cifra pudo haber disminuido con la construcción de soluciones habitacionales para los afectados por el terremoto del 2016.
Por ejemplo, se edificaron 36 casas en Eloy Alfaro, 320 en Chamanga, 300 en Muisne y 40 en Portete. En Rioverde también se construyeron 147 soluciones habitacionales. En la provincia se han reparado 305 viviendas entre el 2016 y 2017, según datos del proyecto Plan Reconstruyo.
Pero existen casos, como el de Emiliano Palacios, quien espera desde hace dos años recibir la casa que afirma le ofrecieron tras el terremoto.
El Plan Reconstruyo no registra inversión en vivienda para San Lorenzo, un cantón al que le faltan 3 245 viviendas, de las cuales 1 541 son del área urbana. En la parroquia Mataje el déficit habitacional es de 175 viviendas y en Tambillo, de 242.
Algo similar pasa en Eloy Alfaro, donde existe un déficit de 3 814 viviendas y, según su alcalde, Francisco Castro, es un problema difícil de resolver. Más del 80% del déficit está en zonas rurales, como Telembí, Borbón y La Tola.
El expresidente de la Cámara de la Construcción de Esmeraldas, Alberto Valencia, señala que se necesitan programas gubernamentales.
Según Vladimir Quiñónez, director provincial del Miduvi, con el plan Casa para Todos se busca levantar 325 000 casas en las zonas del país que tienen un alto déficit.
Respecto de Sucumbíos, Robayo señala que en el cantón Putumayo la falta de vivienda llega a un 85%. En la provincia existe precarización de la vivienda. A su criterio, si hay más carencia y menor desarrollo social, mayor es la conflictividad.
En sitios como General Farfán, en el cordón fronterizo, el problema se agrava por la difícil accesibilidad y el uso inadecuado de las propiedades, según Robayo. Pero la situación es muy distinta si se habla de las carencias en Puerto El Carmen, frente a Lago Agrio, que está en mejores condiciones.
En Imbabura, la capital concentra el mayor déficit de vivienda de la provincia. El año pasado, el Municipio de Ibarra contrató una consultoría para determinar la necesidad de vivienda en el cantón.
Según este estudio, de 34 405 viviendas que se requiere para cubrir la demanda en la provincia, 20 000 se necesitan para Ibarra. Así lo explica Diego Villalba, gerente de la Empresa de Vivienda, Hábitat, Industrialización de Residuos Sólidos, Materiales Áridos y Pétreos del Municipio de Ibarra.
En la provincia hay 137 837 viviendas. Según el Plan de Ordenamiento Territorial de Imbabura, el 79% posee una casa o villa, mientras que el 8% prefiere un departamento y el 7%, una mediagua.
El mayor número de casas o villas está en la zona urbana de Ibarra. Esa ha sido una forma tradicional de residir de los ibarreños, explica Villalba.
Para atender esta necesidad en Ibarra, la empresa Visarp edifica unidades habitacionales dirigidas a familias de estratos medio y medio bajo. Hasta finalizar este año tiene previsto construir 500 unidades, en el sur de Ibarra.
En Carchi, el acceso a vivienda y servicios es mejor. Según Byron Vargas, presidente del Colegio de Arquitectos, hay más casas unifamiliares de hormigón armado en amplios terrenos, financiadas principalmente por cooperativas.
En parroquias fronterizas como El Chical y Maldonado, de clima cálido húmedo, hay construcciones de madera. Mientras que en Tufiño y El Carmelo, de clima frío, se prefieren las casas de paredes de adobe y techo de teja. El 53,1% de las viviendas tiene condiciones aceptables.