La anidación de las 17 especies de aves que viven en la laguna de Colta se incrementó en un 8% durante la pandemia por el covid-19, según los técnicos del Municipio de esa localidad situada en Chimborazo, a 30 minutos de Riobamba.
El cierre del malecón escénico durante 14 meses, entre marzo del 2020 y mayo del 2021, influyó en el crecimiento de la población de aves. El espejo de agua también creció, incluso rebasó el borde del malecón y dejó inundado un pequeño parque de juegos infantiles, que ahora se ve fusionado con el paisaje acuático.
Los patos andinos, patillos blancos, zambullidores plateados y piquipintos, ánades de picos amarillos y blancos, diferentes variedades de garzas y gallaretas son las especies avistadas con mayor frecuencia en las tres islas flotantes de la laguna. Incluso se los ve en los canales ornamentales del parque, donde no era común observarlos antes de la emergencia sanitaria.
“La ausencia de seres humanos propició el incremento de la fauna nativa de la laguna, esto ha beneficiado especialmente a los patos andinos, que son una especie amenazada”, dice Luis Miguel Castelo, director de la unidad de turismo y patrimonio del Municipio de Colta.
El malecón de la laguna resguarda gran parte de los 2.5 kilómetros de extensión del espejo de agua y cada año recibe la visita de 150 000 turistas, en promedio.
“La mayoría de los visitantes llega desde la Costa y el Austro del país. Como estamos junto a la vía Panamericana y frente a otro sitio de alto interés turístico, que es la primera iglesia católica construida en el país, tenemos un alto flujo de visitantes”, cuenta Castelo.
Él dice que los ingresos que dejan los turistas es uno de los rubros más importantes del Cabildo y se reinvierte en el cuidado ambiental. Ahora está vigente un proyecto para la recuperación y el cuidado del espejo de agua, que se estaba perdiendo por el crecimiento desmedido de totoras y la acumulación de sedimentos arrastrados por las lluvias.
Los técnicos del Municipio constantemente dragan la laguna y son cuidadosos al conservar las zonas de anidación de las aves. Hay especies, como la cerceta de alas azules, que hacen sus nidos en el agua y otras que los construyen en las islas flotantes de la laguna.
El malecón se reabrió al público el 1 de junio del 2021 y funciona con medidas de bioseguridad estrictas y un menor aforo. Los técnicos del Municipio dicen que la preservación de la fauna endémica es una prioridad, por lo que los visitantes reciben instrucciones en la puerta de ingreso.
Está prohibido arrojar basura, ingresar con canes u otras mascotas, intentar atrapar a los animales de la laguna y usar en todo momento los implementos de bioseguridad. El ingreso cuesta USD 0,50.
José y Luis Guacho trabajan como guardianes de la laguna desde hace casi nueve años. Ellos se encargan de controlar el ingreso de los visitantes y vigilar que se cumplan todas las medidas de seguridad.
Ellos conocen cada tipo de ave que habita en la zona, las identifican por el color de su plumaje, su tamaño y no por sus nombres científicos. “En la pandemia vimos cómo las aves empezaron a aumentar. Eso nos dio alegría, porque sabemos que seguirán viviendo aquí y no desaparecerán”, dice José Guacho.