De las 56 viviendas de madera y construcción mixta que hay en Sacón, 13 fueron afectadas en su totalidad y las 43 restantes están llenas de lodo. Foto: Juan Carlos Pérez para EL COMERCIO
La comunidad Cruz Alto de Miguelillo, de la parroquia rural Abdón Calderón, en Portoviejo (Manabí), está cubierta de lodo, troncos y ramas. Dos máquinas intentan limpiar el camino para que las autoridades puedan cuantificar los daños, que dejaron las lluvias de la noche del martes 28 de febrero y la madrugada del miércoles 1 de marzo del 2017.
Esa comunidad se fundó hace unos 100 años en medio de las quebradas La Seca y Sacón. Las fuertes lluvias de las últimas semanas hicieron que esos afluentes se desbordaran. “La corriente era tan fuerte que se llevó árboles y parte de la montaña. Todos debimos correr por el monte para protegernos. Es la primera vez que esto pasa”, señaló Gloria Mera, de 55 años.
Según la Secretaría de Gestión de Riesgos, en el sector no se registraron heridos. Pero las 56 familias que viven en el poblado quedaron damnificadas. 26 se refugiaron temporalmente en la unidad educativa José de la Cuadra. Mientras que las 30 viven en casas de familias acogientes.
La teniente política de Abdón Calderón, Ana Vera, afirmó que se tiene previsto que los trabajos de limpieza de escombros terminen el domingo 5 de marzo del 2017. “El agua subió unos 20 metros. No se puede llegar por ningún lugar hasta el poblado. El lunes esperamos ir al lugar y evaluar los daños”.
Las primeras evaluaciones, que se hicieron el miércoles 2 de marzo, arrojaron que de las 56 viviendas de madera y construcción mixta que hay en Sacón, 13 fueron afectadas en su totalidad y las 43 restantes están llenas de lodo, se han desprendido paredes y las bases de madera. “Las casas y los enseres están inservibles. Hay casas que desde lejos se ven en pie, pero están viradas”.
Además, los sembríos de yuca, plátano, maíz, cacao y caña de azúcar se destruyeron. Los agricultores señalan que al menos unas 30 hectáreas están llenas de lodo. Solo el productor Roque Mendoza perdió dos hectáreas de cacao y plátano. Los sembríos están inundados y cubiertos por troncos de árboles. “Trabajé todo el verano para poder recoger cosecha en invierno y ahora no tengo nada. No sé cómo mantener a mi familia”, comentó entre lágrimas.
Según Vera, cinco vehículos están atrapados en la comunidad. “Restringimos el paso total a las personas porque ellos quieren ingresar para salvar algo de sus casas o carros, pero pueden perder la vida porque hay mucho lodo e inundaciones”.
Gina Cedeño perdió su casa. Ella afirma que la lluvia era tan fuerte que parecía que la tierra se derretía. Ella cargó a sus dos hijos y corrió hacía unos matorrales en la parte alta. Cuando la lluvia paró fue hasta la escuela. “Ya no quiero regresar. Tengo miedo que vuelva a pasar y la corriente se lleve a mis hijos”.
Según el Municipio de Portoviejo, se activaron 53 frentes de trabajo y 400 técnicos para cubrir las emergencias invernales en los sectores rurales como Sacón, Pueblo Nuevo, Majagua, Cruz Alta de Miguelillo y los barrios periféricos de la ciudad.
La Secretaría de Gestión de Riesgos informó que en esta última semana unas 150 familias fueron afectadas por inundaciones en Manabí.