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Ecuador tiene inviernos anómalos desde 1991 ¿Qué fenómeno incide en la Sierra?

La línea roja continua presenta la precipitación diaria acumulada del 1 de septiembre al 31 de octubre del 2020. La línea negra punteada indica el rango normal o esperada para el periodo 1991-2019 (29 años). Las líneas grises sólidas son los acumulados di

La línea roja continua presenta la precipitación diaria acumulada del 1 de septiembre al 31 de octubre del 2020. La línea negra punteada indica el rango normal o esperada para el periodo 1991-2019 (29 años). Las líneas grises sólidas son los acumulados di

En Quito, actualmente las lluvias son puntuales y por zonas. Foto: archivo / EL COMERCIO

El invierno no solo se presentó más tarde, sino que también muestra un comportamiento inusual con menos lluvias, temperaturas altas en el día y muy bajas en la noche, por lo que en las madrugadas se producen heladas. Pero esto no es un fenómeno nuevo del 2020 y está relacionado directamente con el fenómeno de La Niña.

El Ecuador registra octubres más deficitarios de lluvias para la época invernal desde 1991 en comparación con el mes pasado. A esta conclusión llegó la Dirección de Estudios e Investigación Hidrometeorológicas del Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi), cuyo personal realizó un análisis del comportamiento del invierno en la región Sierra por pedido de EL COMERCIO.

Tras analizar los meses de septiembre, octubre y noviembre de 1991 al 2019 versus septiembre y octubre de este 2020, los técnicos explicaron que a fines de octubre se dieron precipitaciones menores en los 29 años analizados que en este año.

Esto lo constataron en cinco de las ocho estaciones de la Sierra con información histórica disponible. En la estación San Gabriel-Tulcán, por ejemplo, se dio un mayor déficit de precipitaciones en 1991 y 2001; mientras que, en la capital, en Iñaquito, además de estos dos años, también ocurrió en 2000, 2009 y 2015.

La línea roja continua presenta la precipitación diaria acumulada del 1 de septiembre al 31 de octubre del 2020. La línea negra punteada indica el rango normal o esperada para el periodo 1991-2019 (29 años). Las líneas grises sólidas son los acumulados diarios para cada año durante los últimos 29 años. Fotos: Inamhi

En La Tola, también de Quito, este comportamiento se limitó a tres años: 1994, 2005 y 2013. Para el caso de la estación de Izobamba, el déficit de precipitación inició en el mes septiembre de este año. Sin embargo, el déficit de precipitación durante septiembre, octubre y noviembre fue mucho más marcado en 2001 y 2009.

La línea roja continua presenta la precipitación diaria acumulada del 1 de septiembre al 31 de octubre del 2020. La línea negra punteada indica el rango normal o esperada para el periodo 1991-2019 (29 años). Las líneas grises sólidas son los acumulados diarios para cada año durante los últimos 29 años. Fotos: cortesía Inamhi

El metereólogo, Carlos Naranjo, explica que, desde la década pasada, los patrones climáticos y metereológicos han ido sufriendo cambios año a año en todo el planeta no solo en Ecuador.

Históricamente, el ciclo común de la época lluviosa en la Sierra se iniciaba a fines de septiembre o inicios de octubre; en noviembre y diciembre disminuía lentamente, para volver a incrementarse en enero y febrero hasta alcanzar su máximo en marzo en algunos lugares y en otros en abril.

La gente se acostumbró, por ejemplo, a que el conocido “Cordonazo” se diera a inicios de octubre, ahora hay retrasos. También, las lluvias se distribuían en toda la ciudad de Quito, de sur a norte, actualmente las precipitaciones son puntuales y por zonas.

Esto se replica en el resto de las provincias de la Sierra, en donde las lluvias tampoco se distribuyen durante todo el mes, como antes, sino que se concentran en un número de días, por lo que el nivel es menor al esperado. Ahora hay menos días de lluvias, pero muy intensas, enfatiza Naranjo.

Esta disminución de lluvias que se experimenta durante los últimos meses, según el Inamhi, responde a una alteración en el régimen de vientos, el cual debería tener un mayor aporte de humedad sobre todo hacia la Amazonia y al Callejón Interandino.

Se ha evidenciado condiciones anómalas al tener ingreso de masas de aire frío y seco provenientes, principalmente, de la zona del pacifico y esto causa que se limite la formación de nubes, el ingreso de la humedad y, en consecuencia, hay una ausencia de lluvias frecuentes.

La concentración de lluvias en dos o tres días de forma considerable ha ocasionado también inundaciones. El ECU-911 registró entre el 1 de septiembre y el 12 de noviembre pasados, un total de 58 inundaciones. De esta cantidad, 40, es decir, el 69% se concentraron en Pichincha.

La Organización Metereológica Mundial ha informado que el país estaría bajo el efecto de La Niña, por lo que considera que noviembre, diciembre y enero serían meses deficitarios de precipitaciones. No se descartan las lluvias, pero en valores menores a lo normal.

El Comité Nacional del Instituto Oceanográfico y Antártico de la Armada (Erfen) coincide y añade que el evento de La Niña ha originado aguas más frías de lo normal frente a las costas del Ecuador, limitando el ingreso de humedad desde la zona norte.

Para Naranjo, este fenómeno está instalado en la zona del Pacífico y es un condicionante total que incide directamente en Ecuador y Perú con lluvias ocasionales pero intensas, cielos despejados en horas de la noche y madrugada y eso genera un descenso de temperatura en la madrugada, generando heladas, que impactan en la agricultura y ganadería.

En Colombia, añade, sucede todo lo contrario: más lluvias.

Debido al bajo contenido de humedad en la superficie y por una mayor velocidad promedio de los vientos hay otros eventos extremos como las temperaturas elevadas, incluso, a categorías extremadamente altas y a su vez se han generado incendios forestales.

A partir del 1 de octubre hasta el pasado 13 de noviembre, se han presentado 717 incendios en 10 provincias de la Sierra y tres de la Amazonía, de acuerdo con el informe de la Secretaría General de Riesgos.

Las provincias con más número de eventos han sido Azuay, Cañar y Loja, pero si tomamos en cuenta la cantidad de hectáreas de cobertura vegetal quemadas, las localidades más impactadas son: Loja, Pichincha y Azuay. En total se han quemado 12 071 hectáreas.

Esta cantidad de incendios corresponde al 34% del total de eventos ocurridos hasta el pasado 13 de noviembre, que suman: 2121, con una pérdida total de 25 227 hectáreas.

De acuerdo a las características de los vientos, uno de los principales factores desencadenantes de los incendios forestales es una velocidad promedio de 10 metros en 2,5 m/s. El 86% de los incidentes corresponden al nivel 3 de afectación, es decir, mayor o igual a 10 hectáreas.

Solo en este mes de noviembre se han contabilizado 16 incendios de mayor afectación, principalmente, en el Austro.

Desde el 2015, los incendios en el país han ido incrementándose y el pico más alto fue en 2018 con 4 300.