En Cuenca se detectaron fallas en las construcciones

La mayoría de viviendas del barrio El Cisne, en la parroquia de Baños, no cuenta con permisos de construcción. Son construidas sin que un profesional vigile sus características. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

La mayoría de viviendas del barrio El Cisne, en la parroquia de Baños, no cuenta con permisos de construcción. Son construidas sin que un profesional vigile sus características. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

La mayoría de viviendas del barrio El Cisne, en la parroquia de Baños, no cuenta con permisos de construcción. Son construidas sin que un profesional vigile sus características. Foto: Xavier Caivinagua para EL COMERCIO

La capital azuaya no está lista para soportar un movimiento telúrico superior a los 8 grados en la escala de Richter. Si eso ocurre, según el mapa de riesgos elaborado por la Red Sísmica del Austro y la Cámara de la Construcción de Cuenca, el 50% de las viviendas colapsaría.

Hay dos temas determinantes. El primero es que la ciudad está asentada sobre la falla geológica de Girón y se identificaron 27 zonas vulnerables a deslizamientos. En esa lista están Baños, Gapal, Guzho, Santa María de El Vergel… que serían las más afectadas en un sismo con epicentro en Cuenca.

Las viviendas de esas zonas siempre resultan afectadas en cada invierno por la acumulación de las aguas lluvias.

El segundo factor determinante es que las viviendas se construyen sin respetar las normas técnicas que rigen en el país y por el tipo de materiales, dice Juan Jiménez, director de la Red Sísmica. Según él, el estudio identificó a zonas del Centro Histórico entre las más vulnerables, por los elementos constructivos frágiles, como el adobe y el bahareque.

También, hay viviendas que se levantaron en los últimos 20 años empleando materiales como ladrillo y hormigón, pero sin ningún tipo de control, según Pedro Medina, presidente de la Cámara de la Construcción de Cuenca.

En el barrio El Cisne, de la parroquia rural de Baños, hay más de 100 viviendas edificadas en los últimos 20 años, sin autorización ni control del Municipio. Sus dueños no tienen predios legalizados y la mayoría construyó sin planos.

En este barrio, el albañil Vicente Valverde edifica desde hace un mes la casa de su hija Julia, quien vive en EE.UU. No hay un arquitecto que vigile cómo se cimentaron las bases ni el material utilizado.

Hace una semana, la Dirección Municipal de Control Urbano y la Comisaría de Ornato clausuraron esta obra porque no tiene permiso y no están permitidas las construcciones superiores a dos plantas. Pero en este barrio hay más de 10 que superan los cuatro pisos.

El Código de la Construcción y la norma INEN sobre sismorresistencia y vulnerabilidad establecen que las edificaciones superiores a los cuatro pisos deben presentar estudios de suelo y estructurales. Además, fija especificaciones técnicas respecto de la cimentación y uso de materiales.

Medina señala que el estudio de la Red Sísmica se hizo mediante un recorrido con técnicos por algunas áreas urbanas y rurales. Allí se constató que en algunos casos las estructuras no cumplen las normas.

Por ejemplo, menciona que el hormigón utilizado en la mayoría de los edificios es de 60 kilogramos por centímetro cuadrado, cuando lo mínimo es de 210. Valverde no conoce esos detalles y maneja las cantidades de material de acuerdo con su experiencia de más 40 años como albañil.

Él y sus vecinos, que también construyeron sin permiso, reconocen que infringieron la ley porque el Municipio no les legaliza los predios. “Llevamos más de 15 años en este tema y necesitamos una casa”.

Medina señala que actualmente la mayoría de construcciones se levanta sin contratar a un arquitecto o ingeniero. “Hay defectos en el ensamblaje de las varillas de las vigas y encofrado. Utilizan arena con impurezas, hierro oxidado… que reducen la resistencia”.

Carlos Álvarez, director de Control Urbano del Municipio, indica que no tiene un registro de las construcciones que se levantan al margen de la ley. Admite que no pueden llegar a todos con los controles, porque necesitan un importante número de técnicos.

Pero más que aplicar la norma en este tema –dice Álvarez- está la parte ética del calculista, del propietario del inmueble y del constructor. “El dueño interviene para abaratar costos, pero eso disminuye la resistencia y pone en riesgo la construcción”.

Entonces, ¿por qué no afectó a Cuenca el terremoto de 7.8 registrado en abril pasado? Jiménez, de la Red Sísmica, explica que la distancia y la profundidad atenuaron el movimiento. “Sin embargo, este terremoto pudo haber afectado más a la falla de Girón”.

Las autoridades municipales, preocupadas por el estudio, propusieron a las universidades y colegios de profesionales que elaboraran una ordenanza para normar los métodos constructivos, materiales, creación de laboratorios…

Según Álvarez, eso implicaría crear más burocracia porque necesitarían un importante número de personal para controlar. Una propuesta de la Cámara de la Construcción es crear un órgano independiente para que se encargue de la fiscalización.

En contexto

Las malas construcciones son las principales causas de la destrucción de las edificaciones cuando sucede un sismo de grandes magnitudes. Eso fue lo que ocurrió con las estructuras de los cantones de Manabí y Esmeraldas, con el terremoto del 16 de abril.

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