El ir y venir de peatones es intenso por estos días a lo largo de la avenida Olmedo, una de las zonas que ha soportado mayores aglomeraciones.
Pero la ausencia de vendedores ambulantes en las aceras imprime fluidez al movimiento de los transeúntes.
En el sector comercial de la Bahía, en el centro de Guayaquil, las veredas vuelven a ser transitables. Hasta 10 agentes de control metropolitano por cuadra mantienen las aceras libres de los comerciantes informales desde inicios de agosto.
El área comercial de 14 hectáreas se había convertido a lo largo de 16 meses de la pandemia en un foco de desorden. El Municipio de Guayaquil mantiene desde el 5 de agosto un operativo de recuperación del espacio público y el Cuerpo de Agentes Metropolitanos del Cabildo desplegó a 160 agentes y 6 oficiales, sin contar policías y agentes de tránsito.
A Paola Arias, propietaria de Santogelato, le preguntan si la heladería de la avenida Olmedo -y Cacique Álvarez- es nueva, aunque lleva dos años abierta pocos reparaban en el local. “La gente pasaba por aquí corriendo por la constante aglomeración”, comentó.
La vista al quiosco donde funciona la heladería era obstaculizada por decenas de informales que se tomaron la zona después del confinamiento; ellos exhibían varios artículos y ropa en las aceras, hasta con maniquíes y en perchas ambulantes con rodachines.
“Si antes vendíamos una veintena de conos (de helado) diarios, en estos momentos pasamos de 100. Se siente un respiro”, agregó Arias.
Los propietarios de los negocios de la avenida recuerdan que a la voz de “once, once” (una especie de alerta) comenzaba una procesión de informales, porque despejaban el área por un momento -“cuando pasaba el jefe de los metropolitanos”- solo para regresar minutos después.
Los agentes municipales, a cargo del control de esa zona, cobraban hasta USD 3 diarios a los ambulantes para utilizar las aceras, según las denuncias.
El reordenamiento comenzó a inicios de este mes con una protesta de los dueños de negocios, quienes exigieron medidas para contrarrestar la competencia desleal de la informalidad. También, denunciaron las irregularidades de los metropolitanos.
Días después la alcaldesa Cynthia Viteri anunció la separación de 42 uniformados. Priscila Salcedo, directora de Recursos Humanos del Municipio, explicó que la desvinculación se dio por las conductas inapropiadas, el incumplimiento de sus funciones, actos irregulares y el desapego a las normas éticas. Ocho de los metropolitanos fueron denunciados ante la Fiscalía.
Diana Martínez, administradora del local Mao, de venta de sábanas, interiores y prendas de vestir, indicó que antes de la pandemia el negocio alcanzaba ventas diarias de USD 800 y 1 000. Y en los últimos meses cayeron a 100 o 200 por día.
Ella le atribuye la caída no solo a la crisis derivada del coronavirus, sino a la competencia desleal de la informalidad, al clima de inseguridad que trajeron a la zona y a las aglomeraciones que se formaban en las afueras del negocio, que ahuyentaban a la clientela. Esta semana el local registra ventas de hasta USD 400 y 600 diarios, comentó Martínez.
Gustavo Zúñiga, director de Aseo Cantonal, Mercados y Servicios Especiales, indicó que desde hace seis meses se trabaja para recuperar el correcto uso del suelo en las edificaciones en la Bahía y se han clausurado 1 018 bodegas.
El mal uso del suelo provoca que ciertas zonas se llenen de estibadores que suben y bajan mercadería a edificios o de enganchadores que llevan clientes a pisos altos. “Ellos inundan los pasillos”, apuntó Zúñiga.
También se han clausurado locales que almacenaban temporalmente la mercadería que era vendida en la vía pública. Y se desalojó a personas que enganchan a clientes en la venta de cigarrillos de contrabando.
Rodrigo Herrera, del local Planeta Bebé de la avenida Malecón, reportó una mejoría de un 50% en las ventas en las últimas tres semanas. Considera que el sistema de “enganchadores” está afianzado y será complejo de erradicar, dijo.
“El enganchador es alguien que capta al cliente, lo convence de ir a la bodega donde supuestamente todo es más barato, pero allí lo confunde y le vende un producto de baja calidad a un alto precio. Es una trampa”, advirtió Herrera.
Los agentes municipales han sido agredidos. Un vehículo municipal fue atacado con botellas y la semana pasada informales tiraron los almuerzos a los metropolitanos que pretendían desalojarlos. La Dirección de Aseo Cantonal y Mercados solicitó a los vendedores un listado a fin de evaluar su reubicación.