Desde hace tres meses el ingreso a las áreas protegidas del país es gratuito. Eso ha hecho que en el Parque Nacional Llanganates la presencia de los visitantes registre un crecimiento notable. Según el Ministerio del Ambiente, en el 2011 a esta reserva arribaron 3 085 personas que permitieron recaudar USD 5 687. En lo que va de este año, se contabilizaron 1 961 con una tendencia al incremento.
Sin embargo, lo que no está claro es cómo se suplirán los gastos para mejorar el control y la infraestructura de este parque.
Los Llanganates son un complejo lacustre de 219 707 hectáreas que se reparten entre Tungurahua, Cotopaxi, Pastaza y Napo. Los especialistas temen que el aumento de turistas afecte al ecosistema. La reserva se halla a 60 kilómetros de Ambato. Su principal atractivo es la laguna de Pisayambo. En total hay 90 lagunas.
En la actualidad, los 11 guardaparques no bastan para vigilar esta enorme área. También se necesita mejor infraestructura: restaurante, baños, sitios de alojamiento y otros. Omar Landázuri, director regional de la Zona 3 del Ministerio del Ambiente, explica que los controles de los guardaparques son más estrictos y se aplica un Plan de Manejo. “Los visitantes solo ingresan al área pública con vías y senderos. No así a las zonas frágiles como los ríos Jatunyacu, Cerro Hermoso, la cordillera de los Llanganates y otros”.
Con el apoyo de la Policía Ambiental se revisa a los carros y a las personas. Solo se permite la pesca deportiva. “Si alguien prende fuego al pajonal recibe una multa de entre USD 5 000 y 60 000. También se sanciona a quienes pescan con atarrayas, redes chinas y a los cazadores”, dice Landázuri.
Para controlar tienen binoculares infrarrojos y radios portátiles. Pero el funcionario reconoce que les falta personal. “En los próximos meses se contratará a otros seis guardaparques”.
Paúl Remache entró con su esposa y dos hijos en un vehículo todoterreno a las 08:00 y salió seis horas después. Los técnicos le explicaron que debía guardar la basura, no prender fuego ni alejarse de la vía principal. “El control es más estricto y eso ayuda en el cuidado del parque”.
Tres guardaparques en Tungurahua, tres en Cotopaxi, dos en Napo y tres en Pastaza cuidan de que no se cacen venados, lobos, dantas u otros mamíferos.
Para Jorge Bonilla, técnico ambiental, la gratuidad es positiva si se aprovecha en la concienciación ambiental de la gente. “Pero también es negativa sin un plan claro de manejo local. Eso remediará los posibles impactos. Si esto no se cumple causará problemas a espacies con una biodiversidad genética única”.
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Problemas y datos
Hoy se trata de retirar 2 000 cabezas de ganado del parque. Este cuenta con más de 1 000 especies de aves, ranas, mamíferos y plantas como las orquídeas.
La gente quema el pajonal para obtener rebrotes y con ellos alimentar al ganado.
Es Parque Nacional desde 1996. En 1998 se aprobó el plan de manejo. El ingreso es por las guardianías San José de Poaló, en Píllaro (Tungurahua), y por Cumbijín (Cotopaxi) y Napo.