El Colegio Réplica 24 de Mayo, en el sector La Mena, en el sur de Quito, tiene 6 105 m². Foto: Armando Prado / EL COMERCIO
Con cartón y papel, los alumnos de la Unidad Educativa del Milenio Cerezal-Bellavista, en Santa Elena, armaron maquetas de su institución en julio pasado, pero montar la infraestructura real tomó cuatro años.
La obra, asentada en la parroquia Colonche, ha sido manejada por el ex-Instituto de Contratación de Obras (ICO) y actual Servicio de Contratación de Obras (Secob). Desde que comenzó su construcción, el 2012, tuvo problemas técnicos y cambios de contratista hasta su inauguración, en el 2016.
Juba, la primera contratista, argumentó que los errores en estudios y diseños retrasaron la entrega de la obra. El movimiento de tierras, por ejemplo, pasó de 5 000 a 25 000 m³ y se omitió la falta de conexiones para servicios básicos, cuando se trata de una zona rural.
Jorge Wated, director del Secob, confirmó que el problema se repitió en otras unidades y esto elevó los costos, a través de contratos complementarios y órdenes de cambio. “Nos topamos con escuelas con incrementos, porque tenían que elevar la cota de inundación por fallas en los estudios…”.
Por estos estudios se hicieron ajustes en diseños y rubros que generaron aumentos por adaptabilidad, como movimiento de tierras, rellenos, mejora de suelos, áreas externas.
Con la apertura de la Unidad Cerezal-Bellavista se cerraron 5 escuelas unidocentes. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
En los próximos días solicitará a la Contraloría un examen a contratos de estudios que se repitieron en 33 escuelas, pues la ejecución del 100% de esas obras registra rubros nuevos, aumentos y órdenes de cambio.
La Contraloría auditó la contratación de estudios y diseños de 22 unidades, del 2011 al 2016, y detectó la falta de legalización de terrenos y permisos de uso de suelo. También halló precios unitarios mal estructurados y cantidades de materiales en exceso, que aumentaron el presupuesto referencial. Ocho estudios no contaban con los diseños de interconexión para obras externas y de servicios básicos.
Actualmente, el Secob afronta problemas en 13 unidades educativas del milenio, de las cuales siete tienen inconvenientes técnicos, el resto son líos económicos y legales.
Un segundo grupo de 19 escuelas, cuyos problemas -según la entidad- están resueltos, tienen a 12 con alzas de precios. En ambos casos subió el valor de la construcción en USD 19,9 millones.
Juba asumió la construcción de la moderna estructura de la Escuela Cerezal-Bellavista con un plazo de 150 días y un costo de USD 2,84 millones.
Pero la obra fue terminada luego de cuatro años, por la empresa Construtigres y al final el valor inicial se duplicó.
El contrato con la primera empresa fue terminado de forma anticipada y unilateral a fines del 2013. El ICO argumentó que hubo incumplimientos, porque la obra tenía un avance del 37,97%. Además, acumuló multas por USD 208 340,74.
Julio Baquero, de Juba, lo niega. Dice que alcanzaron más del 50% de avance, que las multas fueron injustificadas y que los trabajos ejecutados fueron nuevamente contratados.
Su empresa está en disolución y asegura que esta obra lo llevó a la quiebra, porque el ICO no le reconoció planillas ni suscribió un contrato complementario. “Son pérdidas por USD 1 800 000, por todos los juicios y demandas que tengo, por el dinero que invertí y que no recuperé”.
Baquero presentó un juicio contencioso administrativo por la falta de pago y porque considera que la terminación del contrato fue ilegal. El proceso está en el Tribunal Constitucional, y está dispuesto a ir a instancias internacionales.
Construtigres, en cambio, ahora tiene nuevos directivos y aseguran que no conocen detalles del Cerezal. Según el Secob, el aumento final del costo se debió a rediseños en sistemas contra incendios, climatización, hidrosanitario, eléctrico y electrónico, que generaron contratos complementarios y órdenes de trabajo.
La escuela cumplió dos años y algunas de sus paredes ya revelan fisuras y filtraciones.
La construcción del Colegio Réplica 24 de Mayo, en el sector La Mena, en el sur de Quito, en cambio, se adjudicó al Consorcio La Mena, a igual plazo que el Cerezal, pero la unidad abrió dos años después. Tuvo cuatro ampliaciones de plazo.
La obra arrancó con un presupuesto de USD 2,72 millones y finalizó en 4,61 millones.
Los directivos del consorcio se negaron a hablar con este Diario, el pasado 9 de agosto, sobre el aumento de costos.
Según el Secob, esto se debió a rubros nuevos y cantidades no contempladas, que se incluyeron en una orden de trabajo y un contrato complementario.
Además, hubo inconvenientes constructivos por estar en las franjas altas del suroccidente. Esto generó que se realizaran plataformas y muros de contención, que elevaron las cantidades contractuales.
Este colegio tiene capacidad para 840 estudiantes, según el contrato, pero hoy hay 2 226 alumnos (de 3 a 17 años), distribuidos en la matutina y vespertina. Silvana Córdova, vicerrectora, destacó que los padres de familia ayudan con mingas para arreglar las sillas o pintar las paredes de las aulas.