El Gobierno ha anunciado un plan de ajuste que incluye recorte de empleos públicos. Foto: Archivo / EL COMERCIO
La economía del Ecuador se ralentiza; es decir, irá a un ritmo más lento. Las proyecciones de multilaterales y analistas señalan que el crecimiento en el 2018 será menor al que se esperaba a inicios de año, y estará entre el 1,5% y el 0,9%.
Durante la primera semana de este mes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) ajustaron a la baja las cifras de crecimiento de más del 2%, que habían estimado para Ecuador en abril de este año.
En el informe ‘Perspectivas de la Economía Mundial’, de este mes, el FMI redujo su estimación de 2,5% a 1,1%. Asimismo, la semana pasada, el BM redujo su proyección para el país, de 2,2% a 1,5%.
Las proyecciones locales de firmas como Análisis Semanal, la Corporación de Estudios para el Desarrollo (Cordes) y Proestudios son aún más cautas que las de los multilaterales (ver gráfico).
El Banco Central del Ecuador (BCE) estimó en diciembre del año pasado que la economía crecería a una tasa del 2% este año. La actualización de esa cifra se debía publicar en mayo, de acuerdo con el calendario de publicaciones económicas de la entidad.
Pero, según el Central, la publicación se postergó a la espera de la aprobación de la Ley de Fomento Productivo. Pese a que la norma está en vigencia desde el 21 de agosto pasado, aún no se han conocido los datos.
Los analistas coinciden en que hay dos factores de peso que empujarán por debajo del 2% estimado por el BCE.
La primera es la reducción de la inversión pública del Gobierno y la segunda, un menor endeudamiento, producto de factores externos que encarecen el acceso a financiamiento.
En este año, el Gobierno presupuestó en la Pro forma, USD 8 041 millones en gasto de capital, también conocido como de inversión y de obra pública. Sin embargo, entre enero y septiembre ha gastado solo USD 4 376 millones; esto es un 40% menos que lo invertido en el mismo período del año pasado.
Walter Spurrier, director de Análisis Semanal, explica que durante los 10 años anteriores el crecimiento económico del país estuvo impulsado por un fuerte nivel de gasto estatal y deuda pública. Esa inyección de liquidez en la economía impulsó el consumo de los hogares.
Proestudios calcula cada mes el indicador Imacro; esto es, un índice mensual de la actividad económica que se elabora con datos de las principales variables fiscales, monetarias y del sector real, que se podría entender como un PIB mensual. Con estos cálculos, el centro estima que la economía del país crecerá solo 0,9% este año.
Patricio León, coordinador técnico de Proestudios, señala que la reciente liquidez en la economía se refleja en una menor recaudación de impuestos internos y en una desaceleración de los depósitos bancarios.
El plan del Gobierno plantea un impulso a la inversión privada para reemplazar el menor gasto del Estado. Pero, según Spurrier, el cambio no será inmediato.
Él considera que, aunque los incentivos de la Ley de Fomento Productivo y los contratos de inversión que el Gobierno ha firmado con la empresa privada son pasos importantes, tomará tiempo hasta que las nuevas inversiones se cristalicen.
“Dependerá de que los inversionistas tengan confianza en los ajustes que el Gobierno dice que hará”, puntualiza.
Este año el Gobierno espera que las empresas inviertan alrededor de USD 2 500 millones en el país y USD 10 300 millones hasta el 2021.
El segundo factor que afecta al crecimiento del país es de carácter externo.
José Hidalgo, director de Cordes, detalla que una mejor situación económica de EE.UU. ha impulsado al banco central de ese país a incrementar las tasas de interés y eso afecta al Ecuador.
El directivo explica que tasas de interés más altas en EE.UU. derivan en que Ecuador y otros países emergentes tengan que pagar intereses más altos, si es que deciden emitir deuda en bonos en el mercado internacional.
Por otro lado, el dólar se ha fortalecido y, por tanto, las exportaciones del Ecuador se encarecen y son menos competitivas que las de países vecinos que tienen moneda propia.
Las proyecciones de crecimiento para el siguiente año son menores, según los analistas, porque se espera que además de la reducción del gasto de inversión, el Gobierno realice ajustes en gastos corrientes; es decir, aquellos relacionados al pago de salarios, bienes y servicios para el mantenimiento del Estado.
Los datos difundidos por el FMI en su reporte esta semana incluyen, además, un ajuste a la baja de las proyecciones para América Latina.
Para la región, el multilateral proyecta una expansión de 1,2% este año y del 2,2% para el 2019, cifras menores a las inicialmente previstas, por problemas en Argentina, dudas sobre el crecimiento de Brasil y problemas económicos en Venezuela. Para este último proyectó una inflación de 10 000 000% en el 2019.