66 767 dosis diarias se deben aplicar para llegar a la meta de vacunación

Este fin de semana, las dosis también se colocaron en centros educativos. En la Universidad Central, el viernes (foto) se inoculó a sus profesores.

El Gobierno se propone llegar a 2 035 541 personas con primeras dosis contra covid-19 en las fases 0 y 1, hasta el 20 de mayo, fecha en la que terminará el estado de excepción focalizado en 16 provincias. Además, será cuatro días antes de la posesión del nuevo mandatario, Guillermo Lasso.
Para completar esta cantidad de dosis hacen falta 36 281 fórmulas, pues hasta el jueves 29 de abril llegaron 1 999 260.
Según el cronograma, en este mes se prevé que arriben al país 1 268 650 vacunas de Pfizer, de AstraZeneca y del fondo Covax Facility, por lo que se pudiera cubrir la meta inicial.
Sin olvidar que el Gobierno anunció la llegada de otro lote de Sinovac, con 500 000 fórmulas, para la primera semana de mayo. “Y, seguramente, antes de que se acabe el mes, otras 500 000”, aseveró el presidente Lenín Moreno. Con esto garantizó que dejarían en bodega lo necesario para completar las segundas dosis.
Sin embargo, persiste una inquietud entre los salubristas: ¿Se logrará administrar dos millones de primeras dosis? Las cifras del Ministerio de Salud Pública (MSP) muestran que desde el 21 de enero hasta el 29 de abril se han aplicado 633 421 primeras dosis. Significa que, en promedio, al día se han colocado 6 598, muy por debajo de lo que se requiere.
La cantidad de vacunas aplicadas al día, según se visualiza, a través del portal www.planvacunarse.ec, varía constantemente; pero Moreno señaló, en su cuenta de Twitter, que el jueves pasado llegaron al pico de 90 130 dosis.
Tomando en cuenta la meta y lo que se ha logrado hasta el 29 de abril -y que desde esa fecha quedan 21 días para el fin de la fase 1-, el MSP debería colocar un promedio de 66 767 primeras dosis cada día para honrar lo ofrecido.
Para llegar a esa cantidad, los vacunadores tendrían que laborar fines de semana y establecer jornadas completas de inmunización. El ministro Camilo Salinas es optimista y cree que hoy se llegará al millón de dosis, pero esto pudiera incluir las segundas dosis. La Cartera de Salud no ha dado detalles, pese a un cuestionario enviado por este Diario el miércoles anterior.
Tres expertos opinan que el proceso ha avanzado lento y ha sido poco consistente.
En parte -concuerdan- eso responde a que el plan de vacunación recién se comenzó hace algo más de tres meses y con algunos altibajos.
De acuerdo con el cronograma, la fase 1 en las provincias de Pichincha, Guayas y Azuay debió concluir el 30 de abril. Esa meta no se cumplió, destaca Carlos Oporto, experto en modelaciones de la pandemia. En Quito ayer se cumplió con el proceso en varios sitios y se registraron filas largas como en el Bicenterio y en el Colegio Americano.
Jhommara Bautista, ingeniera en Biotecnología, coincide en que el Gobierno no ha cumplido hasta ahora con sus objetivos, ya que la planificación ha sufrido alteraciones.
“No tenemos datos reales sobre la pandemia: casos, fallecidos o proyecciones; tampoco se ha podido planificar adecuadamente la vacunación”.
El país ha recibido lotes pequeños. El último llegó el miércoles: 54 990 dosis de Pfizer. El más grande ha sido el de Sinovac, de un millón de fórmulas.
“Dependemos solo de tres proveedores, por lo que se debería ampliar la negociación con otras, como Sputnik o Johnson &Johnson”, señala.
El presidente electo, Guillermo Lasso, se refirió al tema y propuso inocular a nueve millones de personas en los 100 primeros días de su mandato. Pidió ayuda a los gobiernos de Rusia y de China. A este último le solicitó siete millones más (el actual Gobierno negoció dos millones). A Chile le pidió un préstamo de vacunas.
Para Rodrigo Henríquez, experto en epidemiología y docente, el problema es que no hay una hoja de ruta clara. Él espera que al menos se complete la oferta de inocular al 100% de los adultos mayores.
Es el grupo más grande y de mayor riesgo. De acuerdo con las proyecciones poblacionales del INEC, hay 1,3 millones de personas entre 65 y 100 años de edad.
El 71% de adultos mayores se concentra en siete provincias: Guayas, Pichincha, Manabí, Azuay, Los Ríos, El Oro y Tungurahua. La velocidad de transmisión del virus ha sido mayor en las últimas semanas.
La letalidad en la tercera edad, en promedio, es del 60%, y para quienes tienen patologías preexistentes con evolución rápida y agresiva del covid-19 puede superar el 90%.
A ellos se suman 104 577 trabajadores sanitarios que no fueron inoculados en la fase piloto; 85 991 miembros de la Policía y Fuerza Pública; docentes de todos los niveles; 100 000 ciudadanos con discapacidad; 8 453 bomberos,
20 000 recicladores de desechos; y se tenía en el plan llegar a 100 000 funcionarios de sectores estratégicos.
De los países de América en donde se está vacunando, según Organización Panamericana de la Salud (OPS), Ecuador está entre los 10 últimos por la cantidad de dosis aplicadas por cada 100 habitantes hasta el 2. Así, el país registra solo cinco fórmulas, entre primeras y segundas, por lo que está en la misma posición que Bolivia y Jamaica. En los primeros cinco puestos se ubican las islas Caimán, Bonaire, Chile, Bermuda y Estados Unidos.
Si se compara con 13 países de Sudamérica, Ecuador está en noveno lugar. Chile, Uruguay y Brasil están a la cabeza, al final van Perú, Paraguay y Venezuela.
En cantidades de dosis, Brasil es el que más ha aplicado (35,5 millones), pero su población es de 214 millones de habitantes, por lo que todavía tiene un largo recorrido.. Chile es el país que avanza con mayor rapidez en la inmunización; bordea los 14 millones de dosis, entre primera y segunda.




- Militares en servicio pasivo fueron vacunados en el sur de Quito; quejas por demora en inoculación continúan
- Luto en Cayambe por la muerte del concejal de 38 años Francisco Méndez
- Los zarpazos del covid-19: "Es como tener diez enfermedades a la vez"
- 'Ya no madrugo, pero sí extraño ir a la escuela'
- Argentina registra 22 420 nuevos casos de la covid-19 y 357 decesos en 24 horas
- SARS-CoV-2 no mutó en ‘corona-dengue’