¿Qué ocurre con las biodiversidad en medio del crecimiento urbano? Esa fue la pregunta que motivó a un grupo de 287 científicos para realizar un estudio a escala global acerca de cómo afecta el desarrollo de las ciudades a la genética vegetal.
Durante dos años analizaron el comportamiento del trébol blanco por ser una especie común en los diferentes centros urbanos del planeta. El estudio fue liderado por el ecólogo Marc Johnson, de la Universidad de Toronto.
Además, participaron los investigadores Carlos Espinosa y Carlos Íñiguez, docentes de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL).
Como resultado de la investigación se corroboró que existe una modificación genética en el trébol blanco. A medida que se acerca a las ciudades, induciendo a que esta especie produzca una menor cantidad de cianuro.
Íñiguez explica que el trébol blanco contiene cianuro en sus hojas como un mecanismo de defensa química contra herbívoros e insectos. Este elemento no mata a un insecto ni causa daño a los comedores de plantas. Pero sí limita su ingesta y garantiza la supervivencia de esta especie vegetal.
El hallazgo, que fue publicado en la revista Science, confirma que ciertas condiciones, como el cambio de clima (es más cálido en las metrópolis) y la ausencia de depredadores, incita a que el trébol blanco genere menos cianuro y afecta su ADN.
Según Íñiguez, la falta de árboles para controlar la temperatura y la disminución de áreas verdes también contribuyen a la baja de este elemento en los tréboles.
Para llegar a esta conclusión se recolectaron datos y se analizaron muestras de 5 000 poblaciones de trébol de 160 ciudades, correspondientes a 26 países. En Ecuador se tomó muestras de más de 80 poblaciones en Quito y Loja.
Los resultados en Ecuador
En ambas urbes el muestreo se realizó bajo una dinámica que va desde el centro de la ciudad hacia las zonas más rurales.
En cada una se eligió 20 sitios para tomar un ejemplar. Y se respetó la misma metodología en las restantes 160 ciudades para poder comparar los resultados.
Una vez que se recolectaron las muestras se realizaron análisis en laboratorios para determinar las variaciones en la presencia de cianuro.
“El avance de las ciudades ha provocado que se transformen algunos rasgos evolutivos. Para garantizar su adaptación a los nuevos ecosistemas que se forman en torno a las urbes”, explica Íñiguez.
Él agrega que entre Quito y Loja hubo diferencias en los resultados. En la capital no existe una variación significativa en cuanto a la cantidad de cianuro que se encuentra en los tréboles en la zona urbana y en la rural.
Mientras que al sur del país, al tener un ambiente menos urbanizado, se notó un cambio más fuerte en la presencia de esta característica y las respuestas variaron entre ambas poblaciones.
El investigador señala que los resultados en Quito muestran que el efecto de la urbanización sobre las especies vegetales es mucho más fuerte que hace algunos años y hace que se pierda la diversidad genética propia de las plantas para crear mecanismos de defensa ante los animales herbívoros.
El estudio se inició en 2018 con la recolección de muestras y los datos se analizaron a partir del 2020.
Los primeros borradores del artículo se empezaron a escribir a partir de ese mismo año. Para los investigadores, al ser un estudio global se dio la posibilidad de descubrir las respuestas de las plantas a la urbanización en diferentes ciudades y contextos.
Este es el primer estudio de ecología evolutiva que se realiza a gran escala y que involucra a decenas de investigadores alrededor del mundo.
Según Íñiguez, el objetivo fue analizar cómo el acelerado crecimiento urbano puede afectar a las especies de plantas.
Además, permite tomar decisiones basadas en datos antes de iniciar proyectos de construcción para conservar el ecosistema vegetal y sus características evolutivas.
El catedrático Carlos Espinosa menciona que el planeta es cada vez más urbano, lo que genera una serie de preocupaciones sobre el futuro de las especies. “Si bien algunas especies se han adaptado a estos cambios, también han perdido cualidades ecológicas que son vitales para su supervivencia”.
A partir de este estudio se generaron ocho nuevos proyectos de investigación a escala mundial que incluyen a más ciudades del Ecuador. El objetivo es tener un ambiente urbanizado más amigable con el ecosistema.