Tras 11 meses de vacunación contra el covid-19 a niños de 3 y 4 años en Ecuador, la cifra no alcanza el 50% con una dosis, mientras que con dos llega al 25,64%.
Una situación diferente ocurre en el grupo de 5 a 11 años. Según los datos del Vacunómetro, con corte al 5 de enero de 2023, con la primera vacuna están inmunizados un 82% y el esquema completo lo tiene un 72%.
El pediatra Bayron Guillén señala que los bajos niveles de coberturas son preocupantes, especialmente en el rango de 3 y 4 años. Por ello resalta la importancia de que los padres lleven a vacunar a sus hijos con las dos dosis contra el covid-19.
Para el especialista también es una prioridad que los menores de 3 años accedan a la vacuna. En Ecuador, el biológico no está autorizado para esa población; las autoridades han señalado que esperan más evidencia científica para aplicarla.
En países como Estados Unidos, por ejemplo, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) autorizó en octubre de 2022 las vacunas actualizadas de Moderna y Pfizer/BioNTech para su uso en niños desde los seis meses hasta los 5 años.
Estas dosis bivalentes apuntan tanto contra la cepa original del virus como las cepas BA.4 y BA.5 de Ómicron, la predominante en el mundo.
Guillén agrega que, así como ha evolucionado la pandemia, las vacunas también lo han hecho por lo que es necesario que la población reciba estas dosis actualizadas.
Motivar la vacunación
El pediatra recuerda que en el mundo hay dos medidas claves en cuanto a prevención en salud: la primera es el agua potable, que evita enfermedades infecciosas, y la otra es la vacunación, no solo contra el covid-19, recalca.
En cuanto a las vacunas contra el coronavirus, Guillén señala que la sociedad debe ser consciente de que el riesgo no ha terminado porque la enfermedad todavía está diseminada por el mundo. En ese sentido, la mejor manera de enfrentar la pandemia han sido las dosis contra el virus.
Recuerda lo que ocurrió al inicio de la emergencia sanitaria con hospitales colapsados y personas muriendo en las calles. “Gracias a la vacunación la realidad es otra. Las dosis nos dan la oportunidad de no caer en un escenario parecido”, agrega.
Sin embargo, señala que tampoco hay que confiarse porque el virus ha demostrado que evade la respuesta de las vacunas, aunque sigue protegiendo de la enfermedad grave y la muerte.
Por ello insiste en que las próximas vacunas que se apliquen a la población deben ser bivalentes, que den mayor cobertura frente a las nuevas cepas del virus.
No solo la inmunización contra el covid-19 es necesaria. El también docente e investigador señala que en más de dos años de pandemia la cobertura de vacunación de enfermedades inmunoprevenibles disminuyó en el mundo, lo que implica un riesgo para la población pediátrica.
El covid-19 y los niños
Al inicio de la pandemia se pensaba que la enfermedad afectaba de manera leve a los niños, sin embargo, el tiempo demostró que no era así, menciona Guillén.
El pediatra señala un estudio realizado en el Hospital Baca Ortiz de Quito. Allí se mostró que de 170 niños que fueron hospitalizados en estado grave, muchos desarrollaron síndrome de distrés respiratorio agudo (dificultad respiratoria) y síndrome inflamatorio multisistémico, que afecta distintos órganos como el corazón.
En su consulta, el pediatra indica que lo más común son problemas respiratorios a repetición, además de trastornos como ansiedad e hiperactividad. Otros trastornos con menor incidencia son los neurológicos y cardiológicos.
El ‘long covid’ o covid persistente en los niños es algo que todavía se está investigando. En los adultos se estima que entre un 10% y 30% de quienes han padecido covid-19 han advertido síntomas a largo plazo.
Fatiga, tos, dolor de cabeza, molestia articular, son algunos de los síntomas de este fenómeno que se ha estudiado principalmente en adultos.
“En los niños todavía no se determina con certeza, en un par de años vamos a saber qué secuelas dejó”, dice Guillén.
El aislamiento y el encierro por la pandemia también trajo consecuencias en los más pequeños. La falta de actividad física causó que muchos tengan sobrepeso y, por ejemplo, según encuestas del Ministerio de Educación y Unicef, en los hogares que se mantuvieron en la educación virtual, el 70% afirmó que estaba aprendiendo menos.
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