El escritor mexicano Juan Villoro ahonda en los ‘apocalipsis’ personales

El mexicano Juan Villoro publica su libro de cuentos ‘El Apocalipsis (todo incluido)’ con una editorial ecuatoriana

El mexicano Juan Villoro publica su libro de cuentos ‘El Apocalipsis (todo incluido)’ con una editorial ecuatoriana

El mexicano Juan Villoro publica su libro de cuentos ‘El Apocalipsis (todo incluido)’ con una editorial ecuatoriana. Foto: Archivo / El Comercio

En sus cuentos, Juan Villoro explora y desnuda a sus personajes a un nivel trascendental, las tramas por las que transitan cuesta arriba terminan a menudo en revelaciones existenciales, como si el autor los hiciera sufrir solo para que lleguen a entenderse mejor.

En medio de las crisis que los animan a reinventarse o que los convierten en sobrevivientes de sus acaboses personales, los personajes de ‘El Apocalipsis (todo incluido)’, “empeñados en ignorar su desgracia”, están aprendiendo algo crucial sobre sí mismos.

Con los matices de ese planteamiento, el escritor mexicano ha escrito relatos antológicos recogidos en libros como ‘La casa pierde’ (1999) y ‘Los culpables’ (2007). Y vuelve por esa senda de perdedores insurrectos en su más reciente libro de relatos.

El ‘Apocalipsis (todo incluido)’ fue publicado para México por la editorial Almadía en 2014 y llega ahora a Ecuador en una edición de la editorial independiente El Quirófano, hasta ahora centrada sobre todo en poesía, y ahora inaugura una nueva etapa con los cuentos del ‘apocalipsis’ cotidiano de Villoro.

Las historias están determinadas en gran medida por la relación de los personajes con sus profesiones -otra constante en los relatos del autor-, por sus relaciones filiales o por amistades de toda la vida conversas en grandes enemistades.

‘Los sucesores’ cuenta la historia de dos primos mexicanos, profesionales de ramas distintas del diseño, quienes se reencuentran en Madrid tras 33 años sin frecuentarse, para seguir de alguna manera la competencia que tenían de jóvenes y para revisar un pasado en el que cada uno creyó guardar un secreto del que dependió –en su momento- el otro. La historia sobrevuela fugaz por parte de la historia del México del siglo XX.

El drama de los personajes se retuerce a tal punto que muda por momentos al ropaje de lo irónico y humorístico.

El sentido del humor de Villoro brilla con fuerza en relatos como ‘Yo soy Fontanarrosa’, en el que un escritor hincha del Cruz Azul se ve jugando en un equipo de fútbol con uniformes en el que los jugadores llevan en sus espaldas apellidos de escritores célebres y se comportan en la cancha con la personalidad que les atañe a sus obras: Kafka, Tolstoi, Chéjov, Cortázar, Ben Okri o Kawabata. Joyce es un delantero presuntuoso que fallaba los goles y sonreía “como si sus errores fueran geniales”.

En ‘Confianza’, un relato de final abierto, un hombre que se dedica a la estadística mantiene un tórrido romance con la desconocida que conoce en un vuelo, al parecer una mitómana a la que le excitan las mentiras y quien pone en jaque su vida.

El cuento que le da título al libro se refiere al apocalipsis maya del 2012 y a la andanada de turistas que llegó en diciembre de ese año a las ruinas mexicanas atraídas por el alineamiento de planetas que habían predicho los mayas como cierre de un ciclo cósmico y presumible acabose del mundo, según las teorías más amarillistas.

Un guía turístico de la ciudad de Chichén Itzá usurpa la identidad de un arqueólogo para ofrecer una conferencia en Barcelona sobre la teoría maya del fin del mundo. Con ello renuncia a todo en lo que en verdad ha creído hasta entonces para impresionar a una mujer. Continúa la farsa con ella, de regreso a México.

La contraportada del libro, editado por el poeta y narrador guayaquileño Augusto Rodríguez, editor de los sellos El Quirófano y de Visor Libros Ecuador, apunta que los personajes de los cuentos esperan “que cuando el mundo se resquebraje en mil pedazos tengan cabida en un mundo mejor o en el nuevo paraíso”. Rodríguez espera publicar este año con El Quirófano ediciones de bajo costo de libros de narrativa de autores como el mexicano Mario Bellatin o un poemario de la uruguaya Cristina Peri Rossi, “como una forma de darle al lector ecuatoriano la posibilidad de descubrir nuevos títulos y autores”.

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