En su visita a Cuba, Barack Obama sí se reunirá con la disidencia

Varios turistas caminan junto a un edificio que muestra las banderas de Cuba y Estados Unidos, en una calle  tradicional de La Habana vieja. Foto: Rolando Pujol / EFE

Varios turistas caminan junto a un edificio que muestra las banderas de Cuba y Estados Unidos, en una calle tradicional de La Habana vieja. Foto: Rolando Pujol / EFE

Varios turistas caminan junto a un edificio que muestra las banderas de Cuba y Estados Unidos, en una calle tradicional de La Habana vieja. Foto: Rolando Pujol / EFE

El presidente de Cuba, Raúl Castro, recibe la visita de su par de Estados Unidos, Barack Obama, en medio de grandes desafíos internos. Estos van desde la mejora de la economía y la calidad de vida de la población, hasta cambios políticos para adecuar el país a las nuevas condiciones.

El Mandatario estadounidense llegará mañana (20 de marzo) a La Habana, 15 meses después del comienzo del deshielo entre los dos países, que está en plena marcha tras medio siglo de conflictos y graves desencuentros y dentro del cual esta visita representa un hito histórico.

Hay detalles que hacen ver que el Gobierno anfitrión así lo considera, como el febril arreglo en la capital de calles y la restauración de las fachadas por las cuales pasará el Mandatario, incluyendo el emblemático barrio de La Habana Vieja, que recorrerá con su familia la primera jornada de las tres que estará en el país.

De hecho, al Presidente estadounidense algunos habaneros lo han bautizado como San Obama, según reza una crónica de diario El País de España. Incluso un periodista cubano tituló así un artículo en el que repasaba los trabajos de rehabilitación y embellecimiento del Estadio Latinoamericano, donde el martes 22 Obama apadrinará un partido de béisbol entre la selección nacional de Cuba y los Tampa Bay Rays, de las Grandes Ligas estadounidenses.

“No es solo el estadio, han asfaltado las calles, pintado las fachadas, arreglado las farolas… Ojalá que vuelva el compañero Obama”, comentaba Oswaldo Reina, de 50 años, en el parque frente al estadio, donde se ha instalado un punto wifi. Desde allí Reina y otros cubanos estos días se comunican vía Internet con sus familiares en Miami, otro motivo de regocijo.

Dentro de la agenda oficial Obama dirigirá un discurso al pueblo cubano que será transmitido por radio y televisión, y sostendrá encuentros con emprendedores privados y representantes de la sociedad civil, incluidos grupos de la disidencia interna.

“Consideramos ese discurso como un momento único en la historia de nuestros dos países”, explicó Ben Rhodes, asesor cercano del presidente Obama, quien dirigió durante 18 meses las negociaciones con La Habana.

Acompañado en este viaje por su mujer, Michelle, y sus dos hijas, Malia y Sasha, Obama se reunirá a solas con el presidente cubano, Raúl Castro. No está prevista, en cambio, ninguna entrevista con su hermano mayor, Fidel, alejado del gobierno desde hace una década.

Obama llega a La Habana sin haber logrado convencer al Congreso de su país, dominado por el derechista y opositor Partido Republicano, a derogar el embargo contra Cuba, vigente desde 1962. Pero, en compensación, trae el aval de cuatro paquetes de medidas que minimizan las restricciones, adoptados entre enero del 2015 y el martes 15 de marzo.

Cinco días antes del viaje, el actual inquilino de la Casa Blanca aprobó nuevas disposiciones que amplían los viajes de estadounidenses a Cuba y flexibilizan la prohibición del uso dólar.

El exilio reclama a Obama

Obama aseguró que su agenda incluirá encuentros con la oposición al gobierno socialista, que opera en la ilegalidad porque la Constitución cubana solo reconoce al Partido Comunista de Cuba.

“Centro grandes esperanzas en mi reunión con la sociedad civil cubana, donde espero escuchar más de sus preocupaciones”, escribió el Mandatario en una carta al grupo disidente Damas de Blanco, donde reiteró que abordará con su anfitrión el tema de los derechos humanos.

Ayer, Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca, dijo que la lista de disidentes cubanos con los que se reunirá Obama “no es negociable” y en ella estarán algunos con los que el Gobierno de Cuba “preferiría que no nos reuniésemos”. “Pero puedo decirles que el Presidente va a seguir adelante con sus reuniones y tendrá una conversación sobre derechos humanos”. Las organizaciones del exilio, el “convidado de piedra” en la normalización de relaciones entre EE.UU. y Cuba, coinciden en que el presidente Obama debe hacer más en favor de un “cambio real” en la isla.

Para la mayor parte de los grupos de exiliados la visita de Obama no debería tener lugar, pues legitima a una “dictadura” de casi seis décadas que en medio del deshielo con EE.UU., ha incrementado la represión, según una carta abierta de coaliciones opositoras.

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