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Los cortes de energía paran a los pequeños negocios

Redacción Negocios
negocios@elcomercio.com

El fuerte sol que ayer cobijó a la capital de los ecuatorianos era el escenario propicio para una venta exitosa de helados y bebidas frías. Sin embargo, la heladería Sorbetto, ubicada en la avenida González Suárez, no tuvo un solo cliente debido al corte de energía.

Los empleados del local mantenían vacíos los exhibidores del producto para que  no se echara perder con las altas temperaturas. Ello implicó más de medio día perdido en ventas.

La  situación se repitió en decenas de negocios que requieren de luz eléctrica para dar sus servicios, ocasionado  menos ingresos para sus propietarios. Ellos esperan que hoy se repita  la misma situación  por los racionamientos.

Dyanara Pazos, chef de pasta gourmet, mantuvo ayer detenidas sus máquinas para amasar pastas y cortar fideos  entre las 11:00 y 15:00. Esto  implicó  que las empleadas no trabajaran a cabalidad, lo cual  generó retrasos de más de un día en la entrega de los pedidos a sus clientes.

Adicionalmente, varias de las materias primas que necesitan refrigeración, como la masa para pasta y salsa, quedarían inservibles en  cuatro horas por la falta de control en la  temperatura.“Ya sé que a las cuatro horas  tendré que botar los alimentos que tengan crema o queso”. Para no tirar a la basura estos alimentos los llevará  para el consumo de su familia.

A ello se suma el mayor tiempo que le toma trasladar los pedidos a sus clientes debido al colapso del tráfico por la falta del funcionamiento de los semáforos cuando hay cortes
eléctricos.

En el sector de La Floresta, Corina Campos  mantiene a sus cinco empleados limpiando los aros en su local de llantas. Este negocio además ofrece servicios de balanceo, alineación y dotación de aire para neumáticos, pero con los apagones no ha podido poner en marcha las máquinas que dan estos servicios. Como consecuencia, ha atendido  menos de 10 clientes en toda la mañana.

Calcula que sus ingresos se han reducido  alrededor de   USD 4 000, lo que implicará un retraso en el pago a sus proveedores.

Campos está resignada a la idea de que ha sido un día perdido y, pese a que el corte solo sería hasta las 15:00, no podrá extenderse en los horarios de atención para recuperar algo porque teme a los asaltos en el barrio.

A lo largo de La Floresta y La Vicentina aparecen varios locales de cabinas y servicio de Internet con letreros de “No hay atención”.

Tampoco han logrado atender los negocios de servicio técnico para la reparación de electrodomésticos.  Este ha sido un día perdido también para las lavanderías automáticas del sector, que regularmente atienden a más de 10 clientes durante la mañana, pero que por falta de energía no han  podido abrir sus locales.

Marcelo Ortega, dueño de una vulcanizadora, indicó que no ha tenido un solo cliente en toda la mañana. En días normales genera al menos USD 150, pero hoy (ayer) no  pudo ofrecer nada a sus clientes porque no funcionan el compresor, la bomba de agua, la aspiradora y la pulidora. Para que sus empleados no pierdan el tiempo  los mantiene ocupados ordenando y limpiando  equipos.
  
Las peluquerías también entran en la lista de locales perjudicados. En el centro estilístico Cristian y José, los dependientes conversan entre ellos y se liman las uñas a la espera de clientes. Aunque pueden realizar cortes de cabello sin electricidad, los servicios de lavado, secado, alisado, tinturado y peinado no se pueden concretar debido a que las máquinas que se deben utilizar  funcionan con energía eléctrica.
 
Otro negocio afectado es el gimnasio donde labora el instructor en pesas Jorge Mera. Aunque en la mañana no hay una fuerte afluencia de personas, indica que cuando le toquen los cortes en la tarde y noche deberá cerrar. Ello porque las máquinas cardiovasculares funcionan con energía eléctrica y el local sin luz artificial es muy oscuro. Tampoco podrá realizar rutinas de aeróbicos por la falta de música para seguir los ejercicios. Opina que los cortes de energía son un retraso para el país y  la generación de empleo.