Grupos de danza colocaron en un círculo grande diversas ofrendas para el dios Inti (Sol), en Cochasquí. Foto: Julio Estrella/El Comercio
No cabe duda que el sol es la estrella más importante para la vida en la Tierra. Su presencia rige los ciclos de plantas y animales, entre ellos los humanos.
A propósito de esta relevancia, la Sociedad de Divulgación Científica Quinto Pilar organizó una Velada Astronómica, en la que también se recordó la celebración del solsticio de verano (21 de junio).
La aventura empezó ayer, sábado 20 de junio, en Quito. Tras un viaje de 50 minutos los cerca de 40 asistentes llegaron al Parque Arqueológico y de Investigación Científica de Cochasquí. Ya en el lugar rápidamente montaron los campamentos y se aprestaron a escuchar las charlas.
Michelle Guerrero, miembro de Quinto Pilar, mostró una imagen tomada por la sonda Voyager 1, en 1990. En esta se divisa un punto muy pequeño, casi imperceptible, que era nada menos que la Tierra. Es la fotografía más lejana tomada de este planeta.
La idea era despertar la curiosidad de la gente. Entender que el Universo tiene cuantiosos rincones por descubrirse. Y para ello es necesario levantar la mirada al cielo estrellado.
Además, la ubicación del Ecuador -mitad del mundo- lo hace un punto ideal para ver tanto las constelaciones del hemisferio norte como del hemisferios sur, asegura Damaris Intriago, coordinador de Quinto Pilar.
Con la guía de esta experta, los presentes armaron su propio planisferio celeste (instrumento para identificar constelaciones). El cielo había tomado sus precauciones. En un primer instante, las nubes ocultaron los astros.
Sin embargo, la ayuda tecnológica, que nunca está demás, permitió observar la Cruz del Sur, la Osa Menor, Escorpión, Centauro…
Todas ellas plagadas de estrellas formadas hace millones de años. Guerrero, utilizando la metáfora de un calendario, explicó que la Vía Láctea se habría creado por el mes de marzo. Y el hombre apenas surgió el 31 de diciembre, a las 23:52.
Pero regresando al solsticio de verano, en la charla se aclaró que es el día de mayor duración del año, debido a que la Tierra está más cerca del sol. Por lo tanto este último sale más pronto y se oculta más tarde.
Esa particularidad es motivo de fiesta en diversas culturas alrededor del mundo. Cochasquí no fue la excepción.
Hoy, grupos de danza, en los que no faltaron los coloridos diablumas con sus zamarros, colocaron en un círculo grande, alrededor de la tierra, diversas ofrendas para el dios Inti (sol).
Eliecer Guevara, administrador del Parque Arqueológico, explica que la importancia de ese lugar radica en su ubicación, cercana a la mitad del mundo. Incluso su nombre hace referencia a este hecho Cochas (lago) qui (mitad).
Según la cosmovisión de la cultura preinca Quitu-Cara, que edificó 15 pirámides y 21 tolas en 84 hectáreas, el cielo era un gran lago y donde ahora se encuentra el Parque Arqueológico era la mitad.
En uno de los descubrimientos se asegura que los Caras elaboraron dos calendarios: lunar y solar. En el primero se halló un espacio en el que los nativos dispusieron 13 conos de piedra en un espacio rectangular, correspondientes a los 13 ciclos lunares.
El calendario solar contiene 28 conos con los que se calculaba el solsticio y el equinoccio. Ambos tenían influencia directa en las siembras y cosechas.
Aparte del uso meteorológico y astronómico, las pirámides, hechas con cangahua, cumplían una función ceremonial. Sobre la plataforma más antigua hallaron 570 cráneos humanos, que se supone son de sacrificios voluntarios. Otra hipótesis asegura que fueron guerreros enemigos incas, expuestos tras un gran combate.
El complejo arqueológico, construido entre 1250 y 1550 d.C., presenta un adelanto tecnológico avanzado para su época, es sismo resistente. Esta característica se obtuvo al colocar sobre una fila de bloques el chocoto (mezcla de agua, tierra y desecho vegetal) y así sucesivamente.
A la importancia histórica se agrega la belleza paisajística. Desde Cochasquí se observan fácilmente 17 volcanes y nevados, gracias a sus 280 grados de visibilidad. Esta ventaja también le sirvió durante la resistencia a la invasión inca, en el siglo XV. Cumplió la función de pucará (fortaleza militar) para organizar la defensa.
Pensado como un lugar necesario en cualquier recorrido turístico, se han adecuado zonas de descanso, sea en carpas o cabañas (incluyen camas). La alimentación tampoco es un problema. Los lugareños organizados en una asociación ofrecen distintos platos típicos a los visitantes. ¿Y el acceso? Es un camino secundario empedrado en buen estado.